De pechos sobre una torre
que la mar combate y cerca,
mirando las fuertes naves
que se van a Inglaterra,
las aguas crece Belisa
llorando lágrimas tiernas,
diciendo con voces tristes
al que se aparta y la deja:
«Vete, cruel, que bien me queda
en quien vengame de tu agravio pueda».
«—No quedo con solo el hierro
de tu espada y de mi afrenta,
que me queda en las entrañas
retrato del mismo Eneas,
y aunque inocente, culpado,
si los pecados se heredan;
mataréme por matarle,
y moriré porque muera—».
«Vete, cruel, que bien me queda
en quien vengarme de tu agravio pueda».
«Mas quiero mudar de intento
y aguardar que salga fuera
por si en algo te parece
matar a quien te parezca.
Mas no le quiero aguardar,
que será vívora fiera,
que rompiendo mis entrañas
saldrá dejándome muerta».
«Vete, cruel, que bien me queda
en quien vengarme de tu agravío pueda».
Así se queja Belisa
cuando la priesa se llega;
hacen señal a las naves
y todas alzan las velas.
«Aguarda, aguarda, le dice,
fugitivo esposo, espera…
Mas, ¡ay!, que en balde te llamo;
¡plega a Dios que nunca vuelvas!—».
«Vete, cruel, que bien me queda
en quien vengarme de tu agravio pueda».
(Lope de Vega, Romance glosado)
GALEÓN SAN MARTÍN: CARACTERÍSTICAS
*Construido en lugar desconocido de Portugal, la primera referencia es del año 1574.
*Entrada en servicio: 1580
*Astillero portugués, botado en 1579.
*Baja: 1747. En combate.
*Tonelaje: 1.000 toneladas de sueldo, unos 651 toneles machos, 630 toneladas de Portugal.
*Tres mástiles: Aparejo de cruz en trinquete y mayor y mesana de aparejo latino
*Tripulación: 350 hombres y 300 soldados.
*Dimensiones: según Augusto Salgado, 18 rumos de quilla (27 m), 46 pies de goa de manga (11,15 m), 16 pies de goa de puntal en la primera cubierta (4 m) (15). Según Casado Soto: eslora 35,24; manga 10,51; puntal 5,60 m (16)
*Armamento: el 16 de abril de 1588 tenía a bordo 32 piezas de artillería de bronce para tirar bala de hierro y 18 pedreros también de bronce. En total, 50 piezas.
En la jornada de 1588 montaba seis cañones gruesos, cuatro medios cañones, seis pedreros, cuatro culebrinas, 12 medias culebrinas y 14 versos y esmeriles, todo de bronce. En total, 46 piezas de artillería.
HISTORIA
Formó parte en la operación portuguesa dirigida contra Marruecos en 1574 y al regresar a Portugal sufrió los efectos de un temporal.
En 1578 estaba integrado en la armada portuguesa que debía transportar al ejército a Alcazarquivir, colisionando con un navío flamenco al salir de la barra de Lisboa. Regresó a Lisboa a finales de 1579.
Al producirse la invasión de Portugal por las tropas del duque de Alba a mediados de 1580, el galeón se encontraba en Lisboa, aunque no se opuso a la armada de Álvaro de Bazán, quedando en manos españolas.
Fue capitana de la armada de 32 navíos, cuya misión desalojar del archipiélago a los partidarios del pretendiente don António, prior do Crato. Salió a mar abierto el 10 de julio de 1582, participando en la derrota de franceses e ingleses en el combate naval de la isla de San Miguel (26 de julio) y en la empresa de la isla tercera (Azores) en julio de 1583.
Como barco de la Grande y Felicísima Armada formaba parte de la escuadra portuguesa y era el buque insignia del VII Duque de Medina Sidonia y primer navío de escuadra.
Por orden de 9 de abril de 1586 se incorporó a la armada del marqués de santa Cruz que debía perseguir a Francis Drake. El 16 de julio de 1587 partió a la mar como capitana, participando en la campaña de las Azores y sufriendo los efectos de un fuerte temporal en noviembre de 1587.
Participó en el rescate de las embarcaciones de Juan Martínez de Recalde y en la batalla de Gravelinas (8 de agosto de 1588) sufrió graves daños, pero se salvó de zozobrar gracias a 2 buzos que taparon los agujeros por donde entraba agua.
LA JORNADA DE INGLATERRA. DIARIO DE UNA BATALLA
25 de abril de 1588, Lisboa. Se iza en el San Martín el estandarte real como capitana general de la armada a las órdenes del duque de Medina Sidonia.
27 de mayo. Finalizados los preparativos, el galeón, junto al resto de la armada, parte desde Lisboa, llegando dos días después a Cascais.
Mañana del 30 de mayo. La flota se alejó de la costa con vientos de componente norte, intentando encontrar tiempo favorable que le permitiese navegar hacia el cabo de Finisterre.
9 de junio. Los vientos contrarios llevaron al San Martín hasta las cercanías del cabo San Vicente.
10 de junio. Cambió el viento, facilitando alcanzar los 40º de latitud.
14 de junio. Se avistó Finisterre y el duque de Medina Sidonia reunió a bordo de la capitana una junta de generales para intercambiar opiniones.
19 de junio. El San Martín entró en la Coruña el 19 con parte de los navíos, mientras el resto permanecía fuera de puerto, corriendo un temporal muy duro.
22 de julio. La armada parte de La Coruña, pero por falta de viento tuvo que fondear sobre cabo Prior.
Del 23 al 27 de julio. Se reemprendió la navegación hacia Inglaterra. Pero un fuerte temporal dispersó parte de las escuadras el 27.
29 de julio. Se reagrupa la flota y avanza hasta que, entre las 15.00 y 16.00, se descubre tierra de Inglaterra: el cabo Lizard.
Medina Sidonia ordena izar en el San Martín el estandarte real, que muestra las imágenes de un Cristo crucificado y la Virgen María:
Al ponerse en alto se dispararon en la capitana tres piezas y toda la gente se humilló y hizo oración, suplicando a nuestro señor nos diese victoria contra los enemigos de su santa fe.
Se aproxima la Armada a Plymouth, llevada de las brisas y la corriente. En una reunión del consejo de generales a bordo del galeón San Martín, Leyva y Recalde proponen atacar a la flota inglesa fondeada en Plymouth o sus accesos, idea propugnada por Leyva y Recalde, pero es rechazada
Tras la junta, el duque ordena a la capitana que con bando público se señalase el lugar que ha de guardar cada uno, y a dónde ha de acudir, y quien ha de mandar y en qué lugar cuando se ofrezca pelear con el enemigo.
30 de julio, 15.00 horas. Se avista la flota inglesa de Howard sobre las Eddystone Rocks.
Amanecer del 31 de julio. La armada continúa su navegación hacia el este, mientras los ingleses, que acaban de salir de Plymouth, divididos en dos escuadrones, tratan de ganar el barlovento a los españoles para alcanzar su retaguardia, lográndolo el capitaneado por Drake, mientras el grueso inglés, a las órdenes de Howard, lo logra por medio de un gran rodeo por el sur.
Howard ataca el centro español y Drake lo hace por la retaguardia. El ataque es interceptado por Recalde, apoyado por el San Martín.
Finalizadas las acciones, se producen dos accidentes: la colisión de Nuestra Señora del Rosario con otro navío y la voladura de la urca San Salvador. Los dos barcos son apresados por el enemigo.
1 de agosto. Medina Sidonia modifica el dispositivo de la armada, lo cual no afecta al San Martín, que continúa en el centro de la formación.
Madrugada del día 2.Se libran acciones violentas. Aislado el San Juan de Recalde, Medina Sidonia acude en su ayuda, quedando la capitana general en solitario, circunstancia que es aprovechada por Howard para aproximarse. El San Martín, viendo que el enemigo aproa, amaina las velas de gavia, esperando la llegada del Ark Royal y del escuadrón que le sigue. Al pasar a la altura del galeón español, los navíos ingleses disparan sendas andanadas, acción respondida por Medina de forma efectiva.
El primer ataque dura hora y media. En ese momento llega Oquendo con la nao Santa Ana, interponiéndose entre el San Martín y los enemigos, . Enseguida se incorpora Agustín Mexía con el galeón San Luis y el galeón San Marcos, del marqués de Peñafiel.
Los ingleses se retiran después de tres horas, hasta bien avanzada la tarde;
3 de agosto. Se producen escaramuzas entre la retaguardia española y los navíos ingleses sin mayores consecuencias.
4 de agosto, 10 de la mañana. Los cinco mejores navíos del escuadrón de Howard, encabezado por el Ark Royal, arrumban hacia el noreste, pero en la derrota se interpusieron el San Martín y la galeaza Napolitana, quienes acudían en socorro de Leyva y las galeazas.
Se produce un encarnizado combate entre ambas capitanas, pues apenas los separan dos o tres veintenas de pasos; además, la mar llana permite abrir las portas de las baterías bajas de ambos navíos. Al acudir otros bajeles españoles, el enemigo se retira, quedando su capitana malparada.
Se registran otras escaramuzas parciales de escasa duración: el Triumph de Frobisher se encuentra en dificultades y termina arriando el estandarte. Refresca el viento, lo que permite a la capitana británica largar remolques y huir.
5 de agosto. Continúa la lenta navegación de las dos formaciones hacia la costa francesa, manteniéndose a escasa distancia entre ambas.
6 de agosto. El duque decide fondear hacia las 16.00 sobre Calais, mientras el enemigo hace lo propio en las cercanías y a poniente de los españoles.
Medianoche del 7 al 8 de agosto. Detectado el inicio de una aproximación, el San Lorenzo dispara una pieza de advertencia. El duque ordena abandonar el fondeadero y regresar a él una vez que cese el peligro. El San Martín larga todo el aparejo para arrumbar al norte, luego vira, poniéndose a gobernar de bolina para recuperar el antiguo fondeadero, pero en lugar de eso da fondo a tres leguas de Calais y una más hacia Dunkerque, aproximadamente a la altura de Gravelinas, disparando cañonazos para que el resto de la armada haga lo mismo para reunirse. Solo lo imitan el Santa Ana de Oquendo, el San Marcos, el San Juan de Diego Enríquez, y varios pataches.
Se inicia el combate. Intuyendo el movimiento enemigo, Medina Sidonia ordena levar anclas y volver al fondeadero primitivo, pues ya estaba muy próxima a los bajos de Flandes. El inglés se sigue acercando y el San Martín se interpone.
Comienza un duelo artillero entre la capitana española y el escuadrón enemigo, integrado probablemente por el Victory de John Hawkins, el Mary Rose de Edward Fenton, el Dreadnought de George Beeston, el Swallow de Richard Beeston y otros navíos. El San Martín se ve rodeado:
Le dieron tantos cañonazos que fue maravilla que no lo echaran al fondo, porque las balas con que le tiraban eran de hierro colado de peso de cincuenta arrates conforme se pesaron en el galeón; y con ser este galeón, en partes, de siete forros, también los atravesaban las balas como si fuese una sola tabla.
Si no es por el achique del agua y el taponamiento de los impactos con planchas de plomo, el galeón habría acabado hundido. Los ingleses cesan el ataque para dirigirse al centro de la armada española, ubicada al noreste.
Sobre las 9 de la mañana. Los navíos ingleses alcanzan a los españoles a la altura de Gravelinas, siendo cañoneados, posiblemente, el galeón San Cristóbal de Gregorio de las Alas, La Regazona de Bertendona, el galeón San Juan de Diego Enríquez y la nave San Juan de Sicilia de Diego Téllez. Por su parte, Recalde es atacado duramente y los galeones San Felipe y San Mateo y la nao María Juan acuden en su socorro
Durante la tarde el enemigo se enfrenta a la retaguardia española. El San Juan, el San Martín, el San Luis de Agustín Mexía, la nave dirigida por Alonso de Leyva y la urca almiranta San Salvador viran en auxilio de sus compañeros, consiguiendo a retirada momentánea del enemigo, mientras la nao Begoña es apoyada por el San Martín.
(El San Martín), que estaba muy empeñada y metida en los enemigos, se recobró, donde se vio el temor que a la real le tenían, y que no osaban abordar alguna nao de las nuestras, sino de lejos con su artillería y pólvora que cierto era muy mejor». (Capitán Vanegas).
Más tarde, el San Martín hace lo mismo con el galeón Santiago cuando ésta se ve rodeada por 17 navíos enemigos. Finalmente, los españoles se retiran, derivando los galeones San Felipe y San Mateo hacia la costa de los países Bajos, muy maltratados por el fuego enemigo. La nao María Juan se ha perdido por completo.
18 horas. Cesan las acciones. Malparados por el fuego enemigo, el duque desea reanudar el combate cuanto antes, pero pilotos y consejeros a bordo del San Martín le hacen desistir.
9 de agosto, entre las 02.00 y 04.00. Se levanta viento oestenoroeste muy fuerte con la flota inglesa en las proximidades de la armada, a cosa de legua y media. El San Martín, situado en la retaguardia, intenta ceñir todo lo posible procurando no alejarse de Flandes, pero finalmente abate hacia la costa zelandesa.
Al amanecer. Amaina el viento y los españoles avistan por la popa, a poco más de dos millas, la fuerza de Howard: 109 velas. Junto al San Martín se encuentran unos pocos navíos, el resto anda lejos, sotaventada.
Los ingleses se aproximan a la capitana, pero esta reacciona y abre distancia , mientras el duque ordena a los navíos sotaventados que ciñan el viento del noroeste lo más posible. El momento es tan crítico que, al llegar a las seis brazas y media de sonda, los pilotos casi dan por perdida la armada; incluso los ingleses evitan acercarse por considerar segura la varada de sus enemigos.
Milagrosamente, hacia las 11.00 el viento comienza a rolar hacia el oessuroeste y la armada logra poner proa al mar abierto.
Tarde del 9. Medina Sidonia reúne consejo de generales en el San Martín : Leyva, Recalde, Bobadilla y Diego Flóres.
(Pide Medina) que digan si es bien volver a la canal de Inglaterra y si no, que obedeciendo al tiempo se vuelva por el mar del Norte a España, atento que la armada ha tanta falta de todas las cosas necesarias, y estar desaparejados los bajeles que hasta ahora han hecho resistencia.
La opción de dar la vuelta por el norte de las islas británicas es adoptada contra la tenaz oposición de Martínez de leyva y de Recalde.
10 de agosto. Continúa el hostigamiento de la flota de Howard, sin aproximarse demasiado.
Por la tarde, cae el viento y el enemigo se acerca a la retaguardia española,
y viéndolo el duque y que en la retaguardia van pocos bajeles con Juan Martínez de Recalde, amaina las velas de gavia, se atraviesa aguardando la retaguardia y tira tres piezas con un intervalo de tiempo la una de la otra, para que nuestra armada que va a todas velas amainen y se atraviese aguardando la retaguardia y su capitana.
Como respuesta, el enemigo acorta el aparejo y pairea sin llegar a utilizar la artillería.
Tarde del 11 de agosto. Se aproxima el inglés, pero al atravesarse el San Martín y las galeazas, se detiene el avance.
12 de agosto. Amanece con los navíos ingleses próximos a la armada, al parecer con intenciones de combatir, pero al observar que los españoles van en buena formación con la retaguardia reforzada, ponen proa a Inglaterra hasta perderse.
Empiezan a escasear los alimentos y la ropa, falta leña y la gente comienza a enfermar, muriendo como de muy fina pestilencia.
Tengo frío porque yo salí sin ropa por milagro de la nao de don Pedro de Valdés, y el propio duque me ha dado un herreruelo suyo (Fray Bernardo de Góngora, 15 de agosto).
17 de agosto. La armada pasa a la altura de Moray Firth (Escocia).
18 de agosto. Se rebasan los 58º de latitud para navegar entre las islas Orkney y Shetland, al sur, y cerca de la Fair Isle, que es avistada hacia las 11.00.
Sobrepasadas las islas Sanday y North Ronaldsay cambian de rumbo al oeste en 59,5º de altitud.
20 de agosto, 60º de latitud: habiendo doblado las islas últimas de escocia al norte de vuelta para España, Medina Sidonia decide enviar a Baltasar de Zúñiga a la corte con la relación de la campaña, a fin de informar al rey de lo sucedido.
El duque pretende dirigirse a La Coruña, aunque lo ve complicado:
según el viaje largo y la falta de comida y bebida que en efecto vamos padeciendo, y la gente muy enferma y entre muertos y heridos muchos.
21 de agosto. Zúñiga se destaca hacia España en un patache cerca de la costa de Irlanda.
24 de agosto. Medina Sidonia observa que algunos navíos se han separado: los navíos de Alonso de Luzón, Juan Gómez de Medina, Martínez de Leyva y otros.
25 de agosto. Amanece en calma, pero enseguida salta el viento al sur y muy fresco, levantándose una niebla al final del día, tan intensa de manera que nunca vimos nao ni fanal (Marcos de Aramburu, embarcado en la nao San Juan Bautista ).
26 de agosto. Al clarear el día, Recalde se encuentra sólo con un grupo de naos sin saber dónde se encuentra el resto de la armada, y mientras el galeón San Martín se acompaña por unas 90 velas, numerosos navíos se ven azotados por el mal tiempo.
Medina Sidonia continúa la navegación hacia el sur hacia Finisterre con la pretensión de entrar en la Coruña.
Del 3 al 18 de septiembre: los españoles son perseguidos por 60 navíos. El día 18 se produce un gran temporal, quedando tan sólo 11 navíos en la conserva del San Martín.
21 de septiembre. Una carabela informa a la Armada que se hallan en costas de Santander, arrastrados por la mar de fondo. El San Martín y los demás barcos abaten hasta la punta de Noja, donde fondean.
Desembarca el duque y parte a Santander mientras el viento carga sobre los navíos, obligando al San Martín, 20 naos gruesas y la galeaza Napolitana a partir hacia Laredo, donde llegan el 22. Ocho embarcaciones quedan en Santander y otras se dirigen a Vizcaya al mando de Miguel de Oquendo.
1 de octubre. Se encuentran fondeadas en Santander la nave capitana un total de 36 galeones, naves y urcas y 14 pataches, zabras y carabelas, salvo la galeaza Napolitana, que lo hará posteriormente.
El duque fue a tierra en una pinaza antes de entrar en él, y Diego Flóres intentando hacer lo mismo, por haber saltado en ella antes que el duque si no le apretara a que volviera al bajel [galeón San Martín], ordenándome que yo [eraso] no le desamparase, como lo hice hasta volverle al dicho puerto, lo cual, el dicho diego Flores no hizo, aunque el contador Calderón le requirió en laredo se embarcase en él hasta meterle aquí
(Gonzalo de Eraso).
En cuanto a las bajas, según el propio duque, murieron a bordo 180 hombres de enfermedad; de los cuatro pilotos, fallecieron tres; de los sesenta hombres de su servicio, sólo quedaron dos. Muchos murieron tras haber ingerido los 127 quintales de bizcocho podrido almacenado en el escotillón de popa.
18 de noviembre. Se toma muestra de la gente de mar embarcada, dando un total de 89 hombres.
DESPUÉS DE INGLATERRA
El 20 de noviembre se comenzó a reparar el galeón, saliendo más fuerte y más de servicio que cuando salió de Lisboa. El 22 de julio de 1589, como capitana de la armada del general Alonso de Bazán y de almirante Juan de Villaviciosa, el San Martín salió a la mar para proteger la llegada de los navíos que regresaban a la península tras el ataque de Drake en Galicia y Portugal.
El 12 de noviembre de 1589, la armada de Bazán, con la insignia en el San Martín, llega a El Ferrol con objeto de efectuar reparaciones, mientras llegaban noticias de los preparativos ingleses de lord Thomas Howard para interceptar las flotas hispanoportuguesas en las Azores.
Con el objetivo de hacer frente a la amenaza inglesa, Felipe II ordenó avanzar a la Armada del océano, de 63 navíos, a cargo de Alonso de Bazán. El San Martín participó al mando de Martín de la Serna, llevando a bordo al maestre de campo Gaspar de Sousa.
Bazán salió de Ferrol el 12 de agosto y fondeó en Angra el 20 siguiente. No fue hasta el 8 de septiembre cuando sorprendió a Howard a la altura de la isla Flores, forzándole el día 9 al abandono de las aguas del archipiélago, salvando así a las flotas.
El 29 de diciembre de 1591 el galeón se encontraba en Lisboa, pasando posteriormente a Sevilla por orden real. Allí fue devuelto a la corona de Portugal el 28 de enero de 1592, regresando a Lisboa ese mismo año.
A pesar del esfuerzo realizado para repararlo, no se logró culminar las obras hasta finales de 1592, aunque al final su mal estado llevó a aconsejar su desguace en 1593. Sus materiales fueron empleados en el alistamiento de otros navíos, en concreto del galeón San Pablo de Castilla.
Ricardo Aller
https://www.youtube.com/watch?v=Qn138nFCjvs
FUENTES:
*https://www.armadainvencible.org/galeon-san-martin/
*https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/rhn/2012/201216.pdf
*https://rusadiryelmar.com/2021/01/08/galeon-san-martin/
*https://insulabaranaria.com/2013/04/20/de-nuevo-las-armas-lope-y-la-jornada-de-inglaterra/