BATALLA DE HONNECOURT

Si te gusta, compártelo:

Junio de 1635. España y Francia están en guerra: Luis XIII y el cardenal Richelieu han utilizado como pretexto la toma de la ciudad de Tréveris por parte de los tercios, aunque la verdadera razón se encuentra en Flandes después de su alianza con las Provincias Unidas por la que ambos estados acuerdan invadir los Países Bajos españoles.

El ejército francés se ha apoderado de Tirlemont y los holandeses Diest. El ejército español, al mando del cardenal-infante Fernando de Austria, hermano menor de Felipe IV, se ha acantonado cerca de Bruselas para proteger la ciudad a la espera de recibir apoyo del Sacro Imperio Romano. El enfrentamiento entre los dos países es, una vez más inminente: a un lado, los franceses; al otro, los tercios.

Calderón de la Barca

Este ejército que ves

vago al yelo y al calor,

la república mejor

y más política es

del mundo, en que nadie espere

que ser preferido pueda

por la nobleza que hereda,

sino por la que el adquiere;

porque aquí a la sangre excede

el lugar que uno se hace

y sin mirar cómo nace

se mira como procede.

(Calderón de la Barca)

ANTECEDENTES

1636. Enmarcado en la guerra con España, el ejército franco-holandés no consiguió tomar Lovaina y, diezmado por el hambre y las enfermedades, se dispersó. Por su parte, el cardenal-infante Fernando invadió el norte de Francia, adentrándose hasta Corbie, pero la escasez de tropas obligó al Infante a suspender el avance.

Aquí la necesidad

no es infamia; y si es honrado,

pobre y desnudo un soldado

tiene mejor cualidad

que el más galán y lucido;

porque aquí a lo que sospecho

no adorna el vestido el pecho

que el pecho adorna al vestido.

batalla de Kollum

En 1637 los franceses se apoderaron de Le Cateau-Cambrésis y Landrecies, mientras los neerlandeses se hacían con Breda. Al año siguiente se produjo el sitio de Saint-Omer, que resultó un serio revés para Francia, aunque quedó en parte compensado por la toma de Hénin y Feuquières. Por su parte, los españoles lograron una victoria en la batalla de Kollum.

En 1639 se produjo la decisiva derrota española en la batalla de las Dunas y a partir de entonces, cortadas las comunicaciones por vía marítima y terrestre con la península ibérica e Italia, la situación en los Países Bajos empeoró notablemente para la Monarquía Hispánica.

          En 1640 se produjeron revueltas en Portugal y Cataluña, mientras en Artois la plaza de Arras se veía obligada a rendirse ante un ejército francés de más de 40.000 hombres. La Bassée, Lens, Bapaume y Aire-sur-la-Lys caerían fácilmente a lo largo de 1641. Ésta última pudo ser recuperada, pero el cardenal-infante murió de enfermedad durante el asedio.


Antonio Sancho Dávila y de Toledo

Antes de fallecer, Fernando encargó el gobierno de los Países Bajos a un consejo interino formado por batalla de Kollum, Francisco de Melo, conde de Assumar; Antonio Sancho Dávila y de Toledo, marqués de Velada; Peter Roose, el Conde de Fontaine, el arzobispo de Malinas y el maestre de campo napolitano Andrea Cantelmo.

Y así, de modestia llenos,

a los más viejos verás

tratando de ser lo más

y de aparentar lo menos.

1642

España decidió emprender una ofensiva contra Francia a través de las posesiones españolas en Renania y Flandes para así aligerar la presión militar francesa en los Pirineos.

Aquí la más principal

hazaña es obedecer,

y el modo cómo ha de ser

es ni pedir ni rehusar.


Duque de Guiche

Liderados por Francisco de Melo, el ejército español tomó Lens y La Bassée en abril de 1642. Por su parte, los franceses se separaron, con el conde de Harcourt y sus 17 000 hombres dirigiéndose hacia Boulogne y los 10 000 hombres bajo las órdenes del duque de Guiche enfilaban hacia la región de Champaña. Percibiendo estas maniobras y aprovechando la coyuntura, De Melo se lanzó prestamente tras las fuerzas de Guiche.

Aquí, en fin, la cortesía,

el buen trato, la verdad,

la firmeza, la lealtad,

el honor, la bizarría,

el crédito, la opinión,

la constancia, la paciencia,

la humildad y la obediencia,

fama, honor y vida son

caudal de pobres soldados;

que en buena o mala fortuna

la milicia no es más que una

religión de hombres honrados.

Francisco de Melo parte desde Cambrai en mitad de la noche y bajo una intensa lluvia que dejaban los caminos impracticables.

Era (el de Breda) un astro invisible, frío, calvinista y hereje, sin duda indigno de su nombre. (Arturo Pérez-Reverte, El sol de Breda).

Los españoles avanzan en buen orden. Mientras, en el campamento francés, Guiche tiene conocimiento de la persecución, así que decide luchar en las proximidades de la villa de Honnecourt, situada a unos 15 kilómetros al norte de Le Catêlet, siguiendo el curso del río Escalda.

Francisco de Melo

26 de mayo de 1642. Cuando llega Francisco de Melo ve que los galos se han atrincherado en una pequeña colina cercana a la abadía de la villa.

Estos son españoles, ahora puedo

hablar encareciendo estos soldados

y sin temor, pues sufren a pie quedo

con un semblante, bien o mal pagados.

LA BATALLA

Guiche ha elegido un terreno elevado que le permita frenar mejor un posible avance enemigo, a lo que le ha sumado una serie de trincheras y fortificaciones. Al este de su posición se encuentra la abadía de Honnecourt y el río Escalda les protege de cualquier ataque por su retaguardia y de un posible envolvimiento. Además, en la falda norte de la colina se encuentra el pequeño bosque de Millard, ofreciéndole una excelente protección contra cualquier tipo de asalto, lo que le permite unificar sus mejores unidades en el ala derecha de su formación. Nada puede salir mal.

Nunca la sombra vil vieron del miedo

y aunque soberbios son, son reportados.

Todo lo sufren en cualquier asalto.

Sólo no sufren que les hablen alto.

Amanece cuando De Melo y los sus suyos hacen balance de la situación: las fuerzas francesas son algo más de 10.000 hombres, desplegados en forma de cuña, con el pico apuntando hacia el oeste, de los cuales 7.000 son infantes divididos en 8 batallones. En la primera línea del ala derecha, mandada por el señor de Courcelles se sitúan las fuerzas más veteranas: los regimientos de Piamonte, de Rambures y de Vervins. Detrás de ellos, en la segunda línea, 7 escuadrones de caballería, incluyendo los carabineros de D’Arnault, que a su vez protege el flanco derecho de la infantería francesa. El centro lo manda el señor de Lennocourt con el resto de batallones de infantería, algunos escuadrones de caballería en segunda línea y toda la artillería francesa. En el ala izquierda del ejército de Guiche se encuentra al mando el conde Josías Rantzau y sus 9 escuadrones de caballería, listos para desplazarse a cualquier parte del campo de batalla como apoyo. En cuanto a la reserva, 6 escuadrones de caballería bajo el mando del propio Guiche, quien además ha apostado varias unidades de mosqueteros del regimiento de Batilly en la abadía.


Conde Bucquoy

El ejército católico es poderoso: 8.000 infantes organizados en 16 tercios y regimientos y unos 5.000 caballos, divididos en 40 escuadrones, así como 20 piezas de artillería que Carlos Guasco, marqués de Solerio, ha mandado colocar en una cima situada a una mayor altura que la posición francesa. De Melo ordena desplegara sus hombres en idéntica forma que el ejército francés, pero con un frente más amplio, con el ala derecha organizada por Antonio Sancho Dávila de Toledo y Colonna, marqués de Velada, con 20 escuadrones de caballería española, italiana y alemana. En el ala izquierda, 20 escuadrones de caballería valona y alsaciana, comandada por el conde Bucquoy. En el centro está la infantería bajo el mando del propio Melo.


Antonio Frangipani

Desplegados en 3 líneas, la derecha de la primera línea la ocupan, como no puede ser de otra manera, los Tercios Viejos españoles de Alonso de Ávila, del duque de Alburquerque, de Jorge de Castelví, el del conde de Villalba y el de Antonio Velandia, y cubriendo su flanco izquierdo se encontraban los veteranos tercios italianos del conde Alfonso Strozzi y de Giovanni delli Ponti. La segunda línea la ocupan, de derecha a izquierda, el regimiento irlandés del coronel Owen Roe O´Neill, así como los regimientos valones del príncipe de Ligné, del conde de Grobendonck y del señor de La Grange. Por último, la tercera línea está ocupada por los regimientos alemanes de Jean de Beck, y de Antonio Frangipani, el regimiento valón del señor de Conteville y los regimientos alemanes de Van der Bar, de Rouvroy, y del barón de Verwoert.

DIARIO DE UNA BATALLA

14:00 del 26 de mayo. Todo está dispuesto: Melo ordena a Guasco comenzar el bombardeo del campo francés. La mayor altura provoca graves daños a los franceses. Don Francisco ordena entonces a los tercios de Villalba, Velandia, Strozzi y delli Ponti cargar sobre el bosque de Millard, acompañados por la caballería de Bucquoy. Por delante de ellos, varias mangas de mosqueteros españoles acaban con la resistencia de las unidades que defienden el bosquecillo, mientras el ala izquierda de la caballería de Bucquoy avanza sobre el flanco derecho del señor de Courcelles.

          Los franceses se ven superados, ya que no esperaban un ataque de tal envergadura a través del bosque, viéndose obligados a una retirada a toda prisa.Los tercios de Villalba y Velandia cruzan el bosque y se unen a los tercios italianos y los caballos de Bucquoy para subir la colina donde se encuentra el grueso del ejército francés.

La artillería francesa logra contener el avance. Los caballos de Bucquoy resistieron a duras penas aquel ataque, mientras que el Tercio de delli Ponti sufre una gran cantidad de bajas. Guiche trata de aprovechar la oportunidad y ordena el avance de toda su ala derecha con la intención de envolver la izquierda española.

Los tercios españoles de Villalba y Velandia forman en posición defensiva, apoyados por los regimientos valones mandados por el príncipe de Ligné. Los mosqueteros comenzaron a mantener un fuego constante mientras cubren la retirada de italianos y jinetes.

Una vez recompuestas sus filas, Melo ordena un segundo ataque por el flanco derecho francés con la caballería, pero es rechazado. El centro español vuelve a la carga, empujando con fuerza, pero las trincheras francesas y los regimientos de Vervins, Piamonte y Rambures hacen fracasar el ataque.

La caballería valona y alsaciana de Bucquoy, apoyada por los tercios de Villalba, Velandia, Strozzi, delli Ponti y los valones de Ligné, inicia un nuevo ataque. En esta tercera carga, la caballería logra flanquear con éxito por la derecha a los jinetes galos; por su parte, la infantería ataca el flanco izquierdo con toda la potencia de fuego. Por fin, toda el ala derecha del señor de Courcelles cae. Y solo quedan los regimientos de infantes franceses.

Marqués de Velada

Melo ordenó cargar al marqués de Velada y este se lanza contra los escuadrones de caballos de Rantzau. Al mismo tiempo se han empezado a mover los tercios de Ávila, Alburquerque y Castelví.

Los españoles suben la colina, donde hallan fuerte resistencia. Más a la derecha, la caballería de Velada hace frente a la resistencia de los jinetes franceses, ya muy desordenados. Los tercios vuelven a cargar  contra el centro francés de Lenoncourt, pero no consiguen de superar la línea de trincheras enemigas.

Don Francisco manda rehacer filas y cargar nuevamente. Los españoles, a pesar de ser rechazados dos veces, apenas han sufrido bajas, así que nuevamente ascienden por la colina y vuelven a intentar tomar la posición francesa, mientras Velada hacer retroceder a Rantzau y la izquierda española persigue hasta el Escalda a las unidades enemigas que huyen en desbandada.


Jean de Beck

El tercer ataque español es rechazado. Algo impaciente, Melo ordena a Beck movilizar el resto de la tercera línea de su ejército y él mismo carga con sus tropas. Batiéndose a hierro y fuego, los españoles van tomando una por una las trincheras francesas. Algunos escuadrones de caballería francesa tratan de socorrer a los infantes, pero Velada logra flanquear definitivamente el ala izquierda enemiga y romper la resistencia en el centro francés.

Última hora de la tarde. Los últimos reductos enemigos se rinden. Muchas de las tropas que han huido y han sido perseguidas por los jinetes alemanes y croatas han perecido ahogadas en las aguas del Escalda o bajo el acero de las espadas. El propio Guiche ha salvado la vida de milagro, logrando escapar con algunos pocos de sus hombres.

La victoria es absoluta. Los franceses han sufrido unos 3.400 muertos y más de 500 heridos y 3.200 están presos, incluyendo casi 400 oficiales. Además, se ha ganado todo el bagaje enemigo, unos 500 carromatos, toda su artillería y banderas, y una gran suma de dinero.

No se ha visto en todo el mundo

tanta nobleza compuesta,

convocada tanta gente,

unida tanta nobleza,

pues puedo decir no hay

un soldado que no sea

por la sangre de las armas

noble. ¿Qué más excelencia?

El ejército español habría de lamentar 400 bajas entre muertos y heridos.

Ricardo Aller Hernández

FUENTES:

*blogs.ua.es/lostercios/2010/12/29/poesia-sobre-los-tercios-calderon-de-la-barca/

* https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Honnecourt

*terciosviejos.blogspot.com/2020/05/batalla-de-honnecourt.html#:~:text=El%2026%20de%20mayo%20de,de%20la%20abad%C3%ADa%20de%20Honnecourt.

*https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/la-batalla-de-honnecourt-1642-tercios/

Si te gusta, compártelo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *