San Ildefonso de Toledo

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San Ildefonso de Toledo

Conocemos la vida de san Ildefonso de Toledo principalmente por la obra Beati Ildephonsi Elogium escrita por san Julián, que además fue contemporáneo suyo. De igual forma, podemos extraer información de su vida por la obra La vita vel gesta san Ildephonsi Sedis Toletanae Epicopi, atribuida al obispo de Toledo Cixila (774-783), en la que se mencionan por primera vez los milagros que se le atribuyen. También contribuyó al conocimiento de la vida del santo la obra Vita Ildephonsi Archiepiscopi Toletani de fray Rodrigo Manuel Cerratense, escrita en el siglo XIII.

Witerico

Ildefonso nació en Toledo en el año 607 durante el reinado de Witerico y perteneció a una de las familias nobiliarias visigodas. Se consolidó como una de las figuras más eminentes de la cultura hispanovisigoda. Desde niño se sintió atraído por la vida monástica e ingresó a edad temprana en el monasterio de Agali (Toledo). En el Elogium puede leerse que “se deleitaba con la vida de los monjes”, lo que puede entenderse como que el monasterio le producía atracción inusual para su edad. Al poco tiempo fue nombrado diácono (632-633) a manos de Heladio de Toledo y años después sería ascendido a abad de este monasterio. Hizo construir un cenobio para vírgenes en un lugar llamado Deíbia, de localización desconocida, asumiendo los gastos del monasterio por su cuenta propia; según algunos historiadores, esto pudo afrontarlo por haber recibido en aquella época la herencia paterna. Incluso se cree que la construcción del monasterio la hizo en terrenos recibidos con la herencia.

Se cree que fue sobrino del obispo de Toledo san Eugenio III, que fue el que le dio educación. Su obra De viris illustribus muestra que recibió una brillante formación literaria. Como abad suscribió el Concilio VIII de Toledo (653) y también el Concilio IX de Toledo (655). Se cree que pudo asistir al Concilio X en el año 656, aunque en sus actas no figura su nombre. Durante el reinado de Recesvinto, Ildefonso es nombrado obispo de Toledo en el año 657, sucediendo en el cargo al poeta Eugenio II.


De uirginitate perpetua sanctae Mariae contra tres infideles

Ildefonso destacó como abad, arzobispo, conciliarista y escritor. Entre sus obras más notables destaca De uirginitate perpetua sanctae Mariae contra tres infideles, que lo realizó antes de ser abad y donde defiende la virginidad de María. Sobresalen también sus Epistulae dirigidas al obispo Quirico de Barcelona. En una de las epístolas, Ildefonso agradece al obispo los elogios que ha hecho de su tratado De uirginitate perpetua, y en otra, se disculpa ante él por no tener fuerzas para redactar el tratado que Quirico le propone sobre la explicación de los pasajes bíblicos más oscuros.En su Líber de uiris illustribus sigue la tradición de San Isidoro de Sevilla en la que repasa, las que a su juicio son, las grandes figuras de la Iglesia hispana.

San Julián

Tenemos la información completa sobre las obras que escribió san Ildefonso, gracias al Elogium beati Ildefonsi escrito por san Julián, y por eso sabemos del gran número de ellas que se perdieron. Según san Julián, Ildefonso distribuyó sus obras en cuatro categorías: composiciones teológicas, epístolas, escritos litúrgicos y epigramas y epitafios.

Un hecho trascendente en la vida de Ildefonso fue el “milagro del encuentro con la Virgen”. Cuenta la tradición que la noche del 18 de diciembre del año 665, san Ildefonso junto con sus clérigos fueron a la iglesia a cantar a la Virgen. Al entrar en la capilla encontraron una luz tan brillante que les causó miedo. Ildefonso y sus diáconos entraron y vieron a la Virgen María sentada en la silla del obispo. María hizo una señal a Ildefonso para que se acercara y le dijo: “Tú eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi hijo te envía de su tesorería”.


El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición.

El Concilio de Toledo reflejó el acontecimiento y ordenó fijar un día de fiesta para hacer perpetua la memoria del suceso. El hecho aparece documentado en el Acta Sanctorum como El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición. Cuando los árabes invadieron la Península, la basílica de Toledo se convirtió en Mezquita, pero los musulmanes respetaron el lugar y la piedra que allí se encontraba por tratarse de un espacio sagrado relacionado con la Virgen. Esto nos hace afirmar que el milagro era conocido antes de la invasión musulmana. En la Catedral de Toledo se puede venerar la piedra en la que la Virgen puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso. Un rótulo de cerámica reza:

Cuando la reina del cielo

puso los pies en el suelo

en esta piedra los puso.

De besarla tened uso

para más vuestro consuelo.

Tóquese la piedra, diciendo con toda devoción:

“Veneremos este lugar en que puso sus pies la santísima Virgen”.

San Ildefonso murió en el año 667, fue enterrado en la Iglesia de Santa Leocadia de Toledo y posteriormente trasladado a Zamora. Sus restos reposan en la Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso.

José Carlos Sacristán

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