Murcia, 1756

Amanece la primavera con el tañido de las campanas de la catedral y la brisa de la mañana trayendo consigo aroma a azahar, a flores frescas y huertos cuajados. Por la Puerta del Sol, cerca del Segura, asoma Francisco Salzillo con su capa oscura y su sombrero de ala ancha ignorando a los vecinos que al verlo se afanan en demostrar su cariño al maestro. El imaginero ni siquiera se da cuenta, ya que su cabeza está absorta tratando de perfilar la imagen de san Juan que está terminando de tallar: la de un muchacho joven, con el rostro encendido por la fe y los labios entreabiertos como si estuviera a punto de hablar, el cabello, ondulado, cayéndole con naturalidad sobre los hombros y la túnica ondeando como si el viento de la pasión la agitara. Lo que aún tiene pendiente es la mirada.

Murcia siglo XVIII
En la plaza de Santa Catalina los niños corren entre los puestos de frutas, y una anciana sale de la iglesia. La Murcia del XVIII es un crisol de fe, arte y vida, en el que las iglesias se revisten de retablos dorados, los conventos murmuran oraciones y hombres como él, artesanos a los que la gracia divina convierten en las manos de Dios, con capaces de transformar un simple trozo de madera en magníficos belenes, en vírgenes que lloran, en soldados que sufren o en Cristos que perdonan.
Es la lucidez de ese pensamiento cuando al fin cree haber encontrado por fin cómo de be ser la mirada de Juan: igual que la de un huertano al comprender que su alma no se entiende sin sus limones, sin sus acequias, sin sus bancales, sus matas de pimientos, su olor a tierra mojada, a hinojo y a tomate recién recogido.
Y en ese instante, Sazillo supo que su arte no era solo suyo: era de Murcia, de su gente, de su historia.
EL SIGLO XVIII
A pesar de que el siglo comenzó con una riada y una guerra, la ciudad de Murcia vivió una etapa de notable esplendor económico, social, político y cultural, que muchos historiadores consideran su «Siglo de Oro».
EL PUENTE VIEJO

El 26 de septiembre de 1701, una riada del Segura destruyó el puente que unía la ciudad con la margen derecha del río y que servía de comienzo al camino real de Cartagena. Tras muchos retrasos en 1718 se iniciaron las obras de un puente nuevo que, concluido en 1742, es el más antiguo de los que hoy se conservan en la ciudad y que debido a esa circunstancia recibe el nombre de Puente Viejo.
LA GUERRA DE SUCESIÓN (1701-1714)
Durante la Guerra de Sucesión Española, Murcia se convirtió en un bastión borbónico, en gran parte gracias a la figura del obispo Luis Antonio de Belluga (año de nombramiento,1705), quien asumió un papel político y militar clave.

El 4 de septiembre de 1706 se produjo fuera de la ciudad la batalla del Huerto de las Bombas: las tropas austracistas, apoyadas por ingleses y neerlandeses, intentaron tomar la ciudad con un ejército de unos 6.000 hombres. Enfrente, el cardenal Belluga, con apenas 700 soldados entre infantería y caballería, ideó una estrategia ingeniosa: inundar la huerta soltando el agua de las acequias para dificultar el avance enemigo.
El enfrentamiento terminó con una victoria borbónica, consolidando la lealtad de Murcia a Felipe V. La victoria fortaleció la posición borbónica en el sureste español, Belluga se convirtió en una figura heroica y fue clave en la recuperación de ciudades como Orihuela, Elche y Cartagena.
Como recompensa, Felipe V otorgó a Murcia la séptima corona en su escudo y el lema Priscas novísimas exaltat et amor, en reconocimiento a su lealtad. La flor de lis fue añadida como símbolo de fidelidad y distinción, otorgada por el rey Felipe V en 1709.
EL CARDENAL BELLUGA
<<Cuando el obispo de Murcia lo hace, razón tendrá>> (Felipe V)

Luis Antonio de Belluga y Moncada nació en Motril el 30 de noviembre de 1662 y. Fue un destacado eclesiástico, político y benefactor, conocido por su papel como obispo de Cartagena, Virrey de Murcia y Valencia, y cardenal.
Como obispo de Cartagena-Murcia, impulsó numerosas obras sociales y religiosas: fundó pueblos, promovió el cultivo de tierras pantanosas, creó el Seminario de Teólogos, colegios, hospicios y hospitales, reorganizó el clero y fomentó la enseñanza religiosa 1 2.
En 1719, fue nombrado Cardenal por el papa Clemente XI. Aunque mantuvo su sede episcopal hasta 1724, finalmente se trasladó a Roma, donde participó en varios cónclaves papales y trabajó en la Curia Vaticana hasta su muerte, el 22 de febrero de 1743.
LOS BORBONES
Concluida la guerra, el reformismo borbónico característico de la nueva dinastía quedó reflejado en diversas obras como el importante Canal del Reguerón; proyectado en 1734 por Sebastián Feringán, con el que se desvió el cauce del río Guadalentín para hacerlo desembocar en el río Segura aguas abajo de Murcia y así reducir el peligro de inundaciones en la ciudad.

José Moñino Redondo
En 1751, Fernando VI concedió a Murcia el estatuto nobiliario, lo que reforzó el poder de la oligarquía local y años más tarde el murciano José Moñino Redondo fue nombrado Secretario de Estado de Carlos III.
EL CONDE DE FLORIDABLANCA
José Moñino y Redondo nació en Murcia el 21 de octubre de 1728, en el seno de una familia acomodada. Su padre era oficial mayor y escribano del obispado de Cartagena. Estudió en el Seminario Mayor de San Fulgencio y luego en la universidad de Orihuela, donde se graduó en Leyes. Más tarde se doctoró en Derecho en la Universidad de Salamanca. Su carrera despegó como abogado en Madrid, donde entró en contacto con figuras influyentes como el Duque de Alba y Campomanes. En 1766 fue nombrado fiscal de lo criminal del Consejo de Castilla, y en 1772 embajador ante la Santa Sede, donde logró la disolución de la Compañía de Jesús. Por este logro, Carlos III le concedió el título de Conde de Floridablanca en 1773.
Fue Secretario del Despacho de Estado (equivalente a ministro de Asuntos Exteriores) entre 1777 y 1792, y también ocupó la cartera de Gracia y Justicia. Fue uno de los principales representantes del despotismo ilustrado, promoviendo reformas administrativas, educativas y de infraestructura, como la creación de la Dirección General de Caminos.
<<Legó auténticos hitos como el famoso censo promovido por él, que fue uno de los primeros realizados en Europa, y el primero español elaborado utilizando técnicas estadísticas modernas.>> (Región de Murcia Digital)
Aunque gran parte de su obra se desarrolló en Madrid, Murcia se benefició directamente de su visión ilustrada: promovió mejoras en la infraestructura urbana, como caminos, puentes y canales, se le atribuye el impulso de obras públicas que facilitaron el comercio y la comunicación en la región, promovió la creación de escuelas ilustradas, el desarrollo de instituciones culturales y científicas y la mejora de la enseñanza en el Seminario de San Fulgencio, donde él mismo estudió.

Conde de Aranda
Tras su caída política en 1792 y su encarcelamiento por orden del conde de Aranda, regresó a Murcia, donde vivió retirado durante varios años.
EL SIGLO DE ORO MURCIANO
Durante el siglo XVIII Murcia vivió una importante expansión económica. La base de este crecimiento se cimentó en un impulso agrícola basado en el aumento de la superficie cultivada, lo que trajo consigo la aparición de asentamientos humanos en dichas áreas (el origen de muchas de las actuales pedanías).
<<Murcia alcanzó a finales de siglo la cifra de 70.000 habitantes, casi tres veces más población de la que disfrutaba a principios del setecientos. >> (Rodríguez Llopis)
Uno de los elementos clave fue el papel del comercio de la seda. La demanda de hojas de morera blanca (Morus alba), alimento esencial para el gusano de seda, impulsó la expansión de la huerta murciana. Se plantaron miles de moreras en la huerta, lo que obligó a abrir nuevas acequias, desecar zonas pantanosas y se convirtieron tierras de secano en regadío.

Portada de la extinta Real Fábrica de Seda Piamontesa
Murcia desarrolló una sólida estructura de gremios sederos, que agrupaban a criadores, hiladores, tintoreros y tejedores. Con la creación de la Real Fábrica de Hilar Sedas a la Piamontesa (1770), la ciudad se convirtió en un centro de producción de seda de alta calidad, rivalizando con otras regiones como Valencia y Granada. La fama de la seda murciana llegó incluso a provocar restricciones en otras zonas para evitar la exportación de simientes y moreras desde Murcia.
<<La producción de seda era tan intensa que incluso interfería con la vida religiosa. El obispo Sancho Dávila solicitó al Papa ampliar el tiempo del precepto pascual porque las tareas de recogida de hoja y cuidado del gusano impedían a muchos murcianos cumplir con la comunión en las fechas establecidas.>> (Región de Murcia digital)
LA CIUDAD

El siglo comenzó con la finalización de la iglesia de San Miguel (1691-1712), al igual que con la nueva iglesia conventual de la Merced (1705-1713). Siguiendo estos modelos se reconstruyeron antiguos conjuntos monásticos como el de las Agustinas (1729), el monasterio de los Jerónimos (1702-1738) en la huerta de Guadalupe, el convento de Santa Ana (1728-1738) o el convento de Santo Domingo (1722-1745).
En cuanto a la catedral, vivió uno de sus momentos más brillantes, convirtiéndose su imafronte en símbolo del barroco murciano: construido entre 1737 y 1751 por el arquitecto valenciano Jaime Bort y Meliá, esta fachada es considerada una de las obras maestras del barroco español. Respecto a la torre, aunque iniciada en el siglo XVI, fue finalizada entre 1765 y 1793, con cuerpos barrocos y remate neoclásico diseñado por Ventura Rodríguez. Con sus 93 metros de altura (98, incluyendo la veleta), es el segundo campanario más alto de España y un símbolo urbano y espiritual de Murcia.
<<La bella torre de la Catedral de Murcia, vista desde el ángulo donde puede apreciarse a simple vista que está inclinada hacia el noroeste.Se conoce desde hace mucho tiempo que la torre se inclina en esa dirección, lo cual generó polémica en su momento, especialmente cuando se completó su construcción. De hecho, durante la construcción de la última parte de la torre, se realizaron ajustes para compensar la inclinación, aumentando el grosor de la caña en el lado opuesto y reduciendo el grosor de uno de los muros del tercer cuerpo>> (La Verdad)

También se concluyó la Portada de las Cadenas (1783), una portada renacentista que fue enriquecida con iconografías barrocas como la Virgen de la Leche y los Santos Hermanos de Cartagena.
La influencia de la catedral se extendió a otras iglesias, como las de San Nicolás (1736-1743), Santa Eulalia (1753-1766), o conventos como los Agustinos (hoy Iglesia de San Andrés) entre los años 1748 a 1762, el Carmen (finalizado en 1769) o la nueva iglesia del Hospital de San Juan de Dios (1764-1781).
A pesar del auge de la arquitectura barroca, el neoclasicismo comenzó a aparecer en la ciudad con la reconstrucción de la iglesia de San Juan Bautista (1750-1777), estilo con el que se iniciaron las obras de la Iglesia de San Bartolomé en 1767 y se concluyeron las de la Torre de la Catedral en 1793, con diseño de Ventura Rodríguez, autor al que se debe la reconstrucción de la Iglesia de San Lorenzo (1788-1810). También se edificaron numerosos palacetes por parte de la aristocracia local, como el Palacio de los Pérez Calvillo (hoy Palacio de las Balsas), el Palacio Fontes y Palacio Vinader con toques rococó, o el Palacio de Floridablanca y el de González Campuzano en unas formas más neoclásicas.

Desde el punto de vista del urbanismo, fueron creados el paseo del Arenal (actual Glorieta) y la Plaza de Belluga, articulados ambos espacios en torno al nuevo Palacio Episcopal (1748-1768), así como el Antiguo Colegio de Teólogos de San Isidoro (1742-1767) y el Seminario Mayor de San Fulgencio (1753-1772).
En relación con el río, el antiguo muro de contención para los desbordamientos del río fue reconstruido y convertido en paseo, el actual paseo del Malecón. La expansión motivó que el asentamiento humano en la margen derecha del Segura se afianzara: así, el barrio del Carmen se diseñaron alamedas y una plaza cuadrada con funciones de plaza de toros, la actual plaza de Camachos (1769).
FRANCISCO SALZILLO

Emilia Pardo Bazán
<<Que no se esconda el arte (de Salzillo), pues eleva y mejora a los que lo contemplan.>> (Emilia Pardo Bazán)
Francisco Salzillo nació el 12 de mayo de 1707 en Murcia, hijo del escultor italiano Nicolás Salzillo y de la murciana Isabel Alcaraz. Estudió en el colegio jesuita de La Anunciata y recibió formación en pintura del presbítero Manuel Sánchez. Aunque se cree que ingresó como novicio en el convento de los dominicos, abandonó esa vida tras la muerte de su padre en 1727, cuando tenía solo 20 años, para hacerse cargo del taller familiar.

Salzillo se dedicó exclusivamente a la escultura religiosa, trabajando principalmente en madera policromada. Su estilo evolucionó desde el barroco hacia el rococó y el neoclasicismo, destacando por su capacidad para transmitir emoción y espiritualidad en sus figuras. Fue nombrado escultor oficial del Concejo de Murcia en 1755 e inspector de pintura y escultura religiosa por la Inquisición.
Entre sus obras más destacadas están los «Pasos» procesionales que desfilan cada Viernes Santo en Murcia, especialmente los encargados por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús. También creó el famoso Belén de Salzillo, compuesto por más de 500 figuras, que refleja escenas bíblicas y costumbristas del siglo XVIII1.

Salzillo vivió toda su vida en Murcia, rechazando incluso una invitación del conde de Floridablanca para trasladarse a Madrid. Murió el 2 de marzo de 1783 y fue enterrado en el Convento de Capuchinas de Murcia, vestido con el hábito franciscano.
<<Su singular agilidad y destreza testifica de un modo irrefragable su infatigable y no interrumpida aplicación.>>( Luis Santiago Bado).
Su obra, repartida por iglesias y conventos de Murcia, Alicante, Albacete y Almería, sigue siendo un referente del arte sacro español. El Museo Salzillo, ubicado en Murcia, conserva muchas de sus piezas más emblemáticas.
DIEGO CLEMENCÍN

Diego Clemencín y Viñas
Diego Clemencín y Viñas nació el 27 de septiembre de 1765 en Murcia. Estudió en el Seminario Mayor de San Fulgencio de Murcia, donde se formó en filosofía, teología, jurisprudencia y lenguas clásicas. Fue catedrático de filosofía en el mismo seminario antes de trasladarse a Madrid en 1788 como preceptor de los hijos de la duquesa de Benavente y del duque de Osuna.
Participó activamente en la política liberal española: fue diputado por Murcia en las Cortes de Cádiz (1813–1814) y nuevamente en 1821–1822. Ocupó cargos como Presidente del Congreso de los Diputados (1821) y Ministro del Interior (1822).
Fue miembro de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Historia, donde ejerció como secretario perpetuo desde 1814 hasta su muerte, el 30 de julio de 1834.

Ricardo Aller Hernández
FUENTES:
*https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Murcia
* https://cardenalbellugaymoncada.blogspot.com/
* https://museodelaciudad.murcia.es/descubre/primera-planta/siglo-xviii
* https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,87,c,373,m,1871&r=ReP-7242-DETALLE_REPORTAJESPADRE
*https://www.arquitecturadebarrio.com/murciaalazar/index.php/es/rutas/barroca_murcia