Amaro Pargo fue un canario nacido en 1678 y cuya fama en los siglos XVII y XVIII fue equivalente a los de otros corsarios de este periodo que bien puede calificarse de edad de oro de la piratería.
Nació en San Cristóbal de La Laguna el 3 de mayo de 1678, bajo el nombre completo de Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado, en el seno de una familia que se dedicaba a la agricultura y al comercio local. Se podría haber quedado tranquilamente en su Tenerife natal y vivir cómodamente de las rentas de sus tierras, pero ya de muy joven su inquietud le llevó a embarcarse hacia América.
Enseguida vio las posibilidades que le brindaba el controlar por sí mismo el transporte marítimo entre ambos continentes y no tan solo limitarse a comerciar con las mercancías que llegaban de América. Apoyándose en las nuevas disposiciones de Felipe V que deseaban modernizar la estructura de comercio entre la Península y el Continente, Amaro participó en la creación de la Compañía de Honduras, que mandó construir diversas embarcaciones, en una de las cuales, el Nuestra Señora de la Concepción se embarcó hacia Caracas como capitán. Su nombramiento fue a través de una Orden Real, lo cual no era muy frecuente y que decía textualmente, “Os nombro a vos, don Amaro Rodríguez Felipe, para que vayáis sirviendo de capitán de mar en el navío destinado para Caracas, nombrado Nuestra Señora de la Concepción”.
Este tratamiento especial había sido ganado a pulso por Amaro. Barcos fletados a su costa y mandados por el personalmente, habían realizado travesías temerarias y habían protagonizado enfrentamientos con enemigos de mayor talla, siempre con éxito dada su pericia y osadía.
Resultas de sus andanzas y negocios, llegó a acumular un capital extraordinaria, que reinvirtió fundamentalmente en tierras en su isla natal y en donaciones y ayudas a órdenes religiosas. Nunca se casó, aunque tuvo dos hijos, uno en Cuba y otro en Tenerife. Nunca reconoció a ninguno de los dos.
Aunque no se ha encontrado su patente de corso, es seguro que participó en estas actividades, ya que se vio envuelto en pleitos por haber apresado navíos en condiciones, digamos que al límite de la legalidad.
Su vida podría servir para guiones de varias películas, empezando por su mismo apodo, “Pargo”, sobre el cual hay diversas discusiones. Tal fue su fama, que a su muerte, su casa sufrió diversos asaltos por ladrones que querían hacerse con un tesoro oculto que según las leyendas populares estaba escondido bajo su tejado.
De toda su trayectoria, a nosotros nos gustaría sacar a relucir dos hechos ciertamente extraños para un personaje que se le calificaba como aventurero y corsario.
Uno es la estrecha devoción y contacto que tuvo con la religiosa sor Maria de Jesús León y Delgado, que también había nacido en la misma Tenerife y que, sin haberse nunca desplazado de su isla, participó en una acción en la Antillas, salvando la vida al aventurero. Digamos que fue un milagro, no reconocido por la Iglesia, pero si por Amaro, que a partir de este momento favoreció económicamente a la religiosa. A la muerte de ésta, costeó su funeral y construyó un mausoleo tres años después de su muerte. Durante las operaciones de traslado del cuerpo de sor Maria, se descubrió que éste estaba incorrupto. Esto acrecentó la devoción de Amaro y las donaciones económicas a diversas órdenes religiosas de la isla.
El otro hecho está relacionado con su tumba.
A principios de este siglo, se inició un estudio arqueológico de su tumba. Como trabajos preparatorios se hizo una labor de búsqueda en los archivos parroquiales y ante la sorpresa general se descubrió que en la tumba yacían diversos familiares, hasta ahí todo normal, pero también un esclavo negro que murió poco después de su amo. Cristóbal Linche es el nombre de este personaje al que Amaro tenía en gran aprecio.
Es un hecho muy extraño. Amaro no era noble, pero si pudiente y se carteaba con reyes y nobles. Si su esclavo se inhumó en su tumba, no cabe la menor duda que Amaro lo previó antes de morir.
Amaro, poderoso, rico comerciante y corsario aventurero, quiso que enterraran a su esclavo de raza negra y probablemente amigo en su misma tumba. Pocos ejemplos similares se encuentran en las civilizaciones europeas.
Manuel de Francisco Fabre
Que vida mas interesante! Felicitaciones y gracias por darnos mas motivos para legitimar nuestro orgullo de españoles de uno y otro lado del Oceano!..