A finales del siglo XVIII y en la mediterránea ciudad de Mataró, nació uno de los impulsores de la innovación en la España del siglo XIX, Miguel Biada Buñol. Su familia no estaba vinculada directamente a la mar, su padre era constructor de edificios, pero siendo el menor de trece hermanos, su familia debió pensar que debía darle un tipo de educación que le permitiera medrar en la vida sin depender del Estado ni de la Iglesia y le dio una educación naval. Curso estudio con los escolapios de Mataró y después se graduó en la Real Escuela de Pilotos de Arenys de Mar.
Hoy en día Arenys de Mar es una pequeña población en la costa del Mediterráneo, pero en los siglos XVII y XIX, llegó a ser una potencia náutica, prueba de ello es que en 1786 habia 59 naves que hacían el trayecto a América, todas ellas construidas en alguno de los cinco astilleros existentes en la villa y todas patroneadas por pilotos con diploma emitido por la Escuela de Pilotos de Arenys de Mar. O sea que poseer un titulo expedido por esta escuela no era cualquier cosa.
Con veinte años y probablemente impulsado por el capital de su familia, se traslado a Venezuela (Maracaibo), donde se enriqueció con el comercio, fundamentalmente intercambiando productos antillanos con la Península. Aunque fuera propietario de esclavos en su residencia de Cuba y estuviera a favor del comercio negrero, no han quedado rastros de que se hubiera dedicado a dicho comercio.
Se implicó en la guerra de independencia venezolana, realizando varias misiones de transporte para defender las ciudades de Coro y Maracaibo. Finalizada la guerra, los insurgentes violaron el Tratado de Armisticio y Regularización de Trujillo de 1820, fue apresado, requisados sus bienes y expulsado del nuevo país. Volvió arruinado a su Mataró natal.
No era hombre que se arredrara ante las dificultades y en 1825 lo encontramos de nuevo en América, esta vez en La Habana. Ahí rehízo su fortuna en el comercio antillano. En aquel año, George Stephenson, había desarrollado y construido con éxito comercial la primera línea ferroviaria publica del mundo entre Stockon y Darlington en Inglaterra. Tan solo cinco años mas tarde, Miguel ya participaba en las reuniones para la construcción de una línea que uniera La Habana-Güines. La línea se inauguró en 1837, pero el Intendente Claudio Martínez de Pinillos decidió realizarlo con fondos públicos a través de un empréstito de la banca inglesa, impidiendo que los empresarios privados se adhirieran al proyecto.
En 1840, finalizada la Primera Guerra Carlista, volvió a Barcelona y tomo contacto con otros inversores que a través de la Real Junta Particular de Comercio de Barcelona, empezó la promoción para la construcción de un ferrocarril en Barcelona y Mataró. Técnicamente la tarea no era difícil, ya que la línea discurría y discurre, pegada al litoral sin grandes obstáculos naturales. El problema residía en la inestabilidad política por un lado y por otro en la fuerte oposición del Gremio de Transporte por Diligencia. Finalmente en 1843, se constituyó la sociedad encargada del proyecto.
En 1845, se fundó la empresa Camino de Hierro de Barcelona a Mataró y se obtuvo el permiso oficial y la concesión administrativa. El primer convoy hizo el recorrido el 28 de octubre de 1848, pero Miguel no fue testigo. Había fallecido unos meses antes, el 2 de abril, en su ciudad natal de Mataró.
Miguel Biada Buñol fue un catalán de raíz catalana y que trabajó a favor del Reino de España, codo a codo con otras gentes del mismo Reino. Fue participe en la construcción del primer ferrocarril dentro de dicho Reino (en Cuba), pocos años después de que se construyera el primero en Inglaterra. Impulsó la construcción de otra línea esta vez en la Península, pocos años mas tarde.
Todo ello nos demuestra que los catalanes no eran ajenos al proyecto común español, incluso cuando nuestra patria había dejado de ser una potencia mundial y que la actitud de nuestros compatriotas en el siglo XIX, estaban a mucha más altura que la de sus representantes políticos.
Manuel de Francisco Fabre
https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Biada
Biada | La experiencia de Miguel Biada en dos ferrocarriles pioneros: La Habana-Güines y Barcelona-Mataró
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