Muere Pedro Páez (22 de mayo de 1622)

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Pedro Páez Jaramillo S,J.

Pedro Páez Jaramillo, fue un español nacido en un minúsculo pueblo de la provincia de Madrid, por nombre Olmeda de la Cebolla. Murió en Etiopia. Hasta ahí nada de excepcional. La historia está llena de españoles que han muerto lejos de su país natal. Lo extraordinario de la vida de Pedro es que fue el primer europeo documentado, que vio las fuentes del Nilo Azul, ciento cincuenta años antes de que James Bruce de Kinnaird, proclamara haberlo conseguido. Aunque si queremos ser ecuánimes, esto tampoco es una novedad. La historia está llena de gestas españolas, que han sido oscurecidas por el tiempo y reclamadas muy posteriormente por otros.

En realidad toda la vida de Pedro Páez, fue una concatenación de prodigios. El descubrimiento de las fuentes del Nilo, fue casi una anécdota en su vida.

Su familia era noble. El no iba a heredar el patrimonio familiar y como muchos en su tiempo debieron decidirse entre entrar en la administración real, hacer carrera militar o entregarse al servicio de Dios. El decidió esto último con íntimo convencimiento y estudió con los jesuitas en Belmonte (Cuenca). En 1587, con veintitrés años, solicita ser enviado en misiones al Japón o a China, pero como pasa muchas veces en nuestras vidas, el hombre propone y Dios dispone. En lugar del Japón fue enviado a Etiopía. Bueno, ni siquiera están en el mismo continente.

En 1557, se había establecido en Etiopía una misión católica que no había conseguido sus objetivos y que se encontraba prácticamente incomunicada y a punto de extinguirse. El objetivo era restablecer las comunicaciones y revitalizar el proyecto. La Compañía de Jesús había establecido un plan mediante dos misioneros, uno de experiencia y otro joven y con energías.

El rol de misionero con experiencia le tocó a Antonio de Montserrat y el papel de joven fogoso a Pedro Páez. El punto de partida seria la ciudad de Goa, posesión portuguesa que en aquellos años orbitaba en la corona de Felipe II, y ahí fue enviado en 1588. La idea no era de salir de estampida hacia el destino final. Había que planificar con paciencia el viaje.

De entrada estuvo en el Colegio de San Paulo en Goa, donde aprendió varias lenguas locales y mejoró su dominio del persa y del árabe. Después de diversas vicisitudes, consiguieron llegar al puerto de Diu y desde allí decidieron zarpar hacia Mascate (Oman), con tan mala fortuna que su barco fue apresado por un pirata árabe que los vendió en Yemen. Ahí pasaron siete largos años, siendo en una ocasión destinados como remeros. Finalmente fueron rescatados mediante pago por el gobernador de Goa y devueltos al punto de partida en 1596.

Mientras esperaba encontrar un nuevo modo de transporte, colaboró en la construcción de San Pablo, lo que aprovechó para adquirir conocimientos de arquitectura. No olvidó que el conocimiento de las lenguas es muy importante en las tareas de evangelización y mejoró apreciablemente sus conocimientos de amárico, lengua hablada en parte de Etiopía, y el ge’ez, lengua culta, utilizada en la liturgia etíope.

Finalmente, en 1603, parte de nuevo hacia Etiopia, esta vez solo y disfrazado de comerciante armenio, llegando a la misión jesuita de Fremona, donde el último misionero había muerto en 1596, pero había dejado un legado que Páez supo aprovechar.

Consiguió introducirse en la corte del rey, “negus” era el título oficial, Zadengel y llego a ser consejero de confianza del monarca, hasta el punto que, este, llegó a convertirse al catolicismo, provocando un terremoto político, que derivó en guerra civil y muerte del “negus” en 1604.

A pesar de los antecedentes que habían acabado con su predecesor, el nuevo “negus”, Susinios, siguió confiando en los consejos de Paez y le hizo concesión de tierras de cultivo en la península de Gorgora al norte del lago Tana. Ahí utilizó sus conocimientos arquitectónicos, para construir una iglesia de piedra al estilo europeo.

Paez acompañaba a menudo al mandatario en sus viajes de control del reino y en uno de ellos llegó a las fuentes del Nilo Azul y dejó una descripción escrita. No se contentó con su labor pastoral y de consejero real, fue también un prolijo escritor. Redactó una “Historia de Etiopia” en 1620, tradujo en catecismo al idioma local y redactó el Abyssinorum erroribus. El problema es que estas obras quedaron en Etiopia, un reino con muy escasos contactos con Europa, consecuencia de ello fue que sus publicaciones no se conocieron, en Italia, hasta principios del siglo XIX y en España nada menos que hasta 2010.

Pedro Paez, falleció en 1622, probablemente de malaria. Fue enterrado en la iglesia que el mismo había construido, muy querido por sus feligreses y por el “negus”. Aquí no llegamos a conocerlo hasta finales del siglo XX.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_P%C3%A1ez

http://dbe.rah.es/biografias/20759/pedro-paez-jaramillo

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