
Si hablaran las murallas de Murcia, contarían una historia de muros y torres, de vidas que se entrelazaron y de un pasado que aún se respira en cada piedra.
Alumbra el siglo XIV con la ciudad como crisol de culturas, punto intermedio entre el sol y el mar. La muralla, reminiscencia árabe de un pasado muy presente, simboliza la frontera entre la media luna y la cruz: Granada y Castilla, separados por varias piedras que, como testigos silenciosos, se disponen a ser parte de la historia de cristianos, judíos y musulmanes.
Dentro de esos muros, la vida se desarrolla a un ritmo propio: los mercaderes genoveses cruzando alguna de las puertas de la Murcia llevando consigo especias, telas y oro, los artesanos acudiendo los mercados de los jueves, las mujeres comprando en los puestos, los ganaderos manejando a las bestias, los niños jugando en las calles…La vida fluyendo por las arterias de la ciudad.
La muralla árabe, ahora cristiana, es un legado que recuerda la importancia de la diversidad cultural, de la convivencia y de la historia de una ciudad que ya ha cumplido cuatro siglos. Sus piedras, arcos y torres son un eco del pasado, el recuerdo de una historia viva donde se escucha los murmullos de una larga historia que aún está por cont
SIGLO XIV

Jaime II
Los problemas económicos y militares son, sin lugar a dudas, los que ocupan el primer puesto en las atenciones del concejo de la ciudad del Segura (Julio Valdeón Baruque).
En 1298, el rey Jaime II ocupó Alhama de Murcia y el 21 de diciembre de 1300 Lorca capitulaba tras un largo asedio. Por aquel entonces Jaime II pensó en articular el Reino de Murcia como uno más de los territorios de la Corona de Aragón al concederle Fueros (los Constitutiones Regni Murcie, 1301), pero tras la mayoría de edad de Fernando IV, las coronas de Castilla y Aragón firmaron el Tratado de Torrellas en 1304 y un año más tarde el Tratado de Elche, por el que se devolvía el reino a la jurisdicción castellana a cambio de modificar las fronteras entre Castilla y Aragón fijadas en el Tratado de Almizra (1244).
Se incorporaba así a la corona de Aragón, en concreto al reino de Valencia, las comarcas del Valle del Vinalopó, el Campo de Alicante y la Vega Baja del Segura. Sin embargo, estas comarcas continuarían perteneciendo a la diócesis de Cartagena hasta el siglo XVI.
CRISIS
Durante gran parte del siglo XIV el Reino de Murcia vivió una profunda crisis económica y demográfica debido a epidemias como la peste (1348,1372,1379,1395) y a las continuas incursiones de tropas musulmanas desde Granada, como la que se produjo en 1314 en Huéscar, Orce y Galera.
Numerosas villas y aldeas desaparecieron para nunca más resurgir, como las cristianas Chuecos, Ugíjar, Puentes o Felí, o las mudéjares Ascoy, Celda, Calentín, Gañuelas y Caristón (Región de Murcia digital)
La inseguridad y la despoblación provocó el abandono de muchas las explotaciones agrarias, lo que obligó a reorientar la economía murciana a la ganadería mientras se intentaba repoblar el reino. Así, la bula de la Santa Sede de 1386 intentó atraer guerreros y pobladores a diversas fortalezas, como las de Moratalla, Yeste, Caravaca, Cehegín y Aledo.
Un somero análisis de las Actas Capitulares del concejo murciano en el período 1374-1375 nos muestra, de forma evidente, que los mayores rebaños pertenecían a ciudadanos incluidos entre los mayores contribuyentes, por ser de las más altas cuantías
DON JUAN MANUEL

Don Juan Manuel nació el 5 de mayo de 1282 en el Castillo de Escalona (Toledo). Sobrino de Alfonso X el Sabio, fue un hombre instruido en artes tales como la equitación, caza, esgrima, latín, historia, derecho y teología.
A los doce años participó en batallas para repeler el ataque de los moros de Granada a Murcia.
Como Adelantado Mayor del Reino de Murcia, favoreció a linajes familiares directos y vasallos suyos para que ocuparan la dirección política del reino, favorecido por la debilidad monárquica durante la minoría de edad de Alfonso XI, con quien tendría conflictos posteriores.
Aparte del señorío de Villena, recibió como donación real la villa de Molina en 1312, donde ejerció duros enfrentamientos contra sus enemigos de la capital murciana, los Marqueses de los Vélez. Desde Molina pudo escribir parte de la obra El Conde Lucanor, ya que era de su propiedad cuando lo escribió entre 1331 y 1335. También compró Cartagena en 1313.

Con la muerte de Don Juan Manuel en 1348, le sucedió en el cargo Fernando Manuel, y tras el fallecimiento de este su hija, Blanca Manuel, algo que fue aprovechado por Pedro I para recuperar el control sobre el Reino de Murcia y las extensas tierras del Señorío de Villena, secuestrando a Blanca Manuel e imponiendo a linajes fieles en el adelantamiento.
Durante la Guerra de los dos Pedros (1356–1369) entre Castilla y Aragón, uno de los principales escenarios bélicos estuvo en las ciudades de Murcia y Orihuela, cuyas huertas fueron saqueadas y destruidas. Tras la Guerra de los dos Pedros, una vez asesinado Pedro I el Cruel y proclamado como rey de Castilla de Enrique de Trastámara en 1369, una serie de nuevos linajes que habían apoyado al bando vencedor iban a desplazar a la vieja nobleza muy poco a poco, pues los Manueles murcianos estaban vinculados con el nuevo monarca a través de la que había sido su esposa, doña Juana Manuel, otra hija de don Juan Manuel.
Gracias a los cargos desempeñados en las encomiendas santiaguistas en el noroeste murciano y a algunos vínculos familiares con otras estirpes importantes del reino, como los Ayala, consiguieron colocarse dentro de los principales grupos de poder de la sociedad murciana a mediados del siglo XIV (Región de Murcia Digital).
Mientras Murcia recuperaba algunas de las localidades perdidas tras la Sentencia de Torrellas (1304) y reintegraba en el reino las tierras de Jumilla, Villena, Sax, y Abanilla a través del Tratado de Almazán (1375), un apellido se abría paso en la cúspide social murciana: los Fajardo.

Durante la confrontación civil castellana, Alfonso Yáñez Fajardo supo posicionarse como fuerza emergente, chocando directamente contra el linaje de don Manuel. Enrique II nombró a Juan Sánchez Manuel, conde de Carrión y primo de la reina, adelantado mayor del reino de Murcia, siendo su autoridad discutida por parte de los oligarcas murcianos, entre ellos Yáñez Fajardo. El fallecimiento del rey permitió a Fajardo hacerse con la lugartenencia del Adelantamiento en 1379 gracias al apoyo del nuevo monarca, Juan I, provocando una curiosa bicefalia: el titular continuaba siendo nominalmente el conde de Carrión, pero el poder efectivo en el reino correspondía a Fajardo.
La muerte de Juan Sánchez Manuel allanó el camino de Yáñez Fajardo para hacerse con el control efectivo del reino, lo que consiguió en 1383, aunque aquello no supuso el fin del conflicto: Juan, el hijo del anterior adelantado, buscó apoyo de la oligarquía murciana, mientras que Alfonso Yáñez Fajardo reforzó sus vínculos con el nuevo señor de Villena, Alfonso de Aragón. En 1391, Alonso Yáñez Fajardo fue finalmente expulsado de la ciudad de Murcia por un Concejo reconstituido por los vecinos descontentos por la crisis económica y política.
Las ramificaciones de poder de los Manueles y de los Fajardo, con sus respectivos partidarios y clientes, personas bajo su protección o tutela, extendieron el enfrentamiento por todo el reino de Murcia y el señorío de Villena. Los saqueos y las correrías violentas se sucedieron por los valles del Segura y del Guadalentín, por sus campos, ciudades y villas. La anarquía y el descontrol fueron totales. La epidemia de peste, que acabó con la vida de Alfonso Yáñez Fajardo en 1395, fue el punto álgido de una situación terrible (Región de Murcia Digital).

Enrique III
Ante la situación, Enrique III nombró adelantado mayor a Lope Ruiz Dávalos, quien terminaría sometiendo al reino y al señorío de Villena a la autoridad del monarca. Finalmente, los Manueles serían desalojados de manera definitiva del poder en el territorio y los Dávalos no terminaron de asentarse en el territorio, lo que despejaba de nuevo el camino al poder de los Fajardo.
LA CIUDAD
La Murcia medieval era una ciudad de diseño musulmán adaptado a las costumbres cristianas. Las calles eran estrechas y quebradas, con plazas muy pequeñas y las casas volcadas hacia el interior. Una imponente muralla abrazaba el recinto urbano, que estaba rodeado por la huerta, salpicada de caseríos. Las actuaciones urbanísticas de los cristianos que llegaron a Murcia fueron muy pocas: algunas calles se ensancharon, otras se incorporaron a viviendas y las mezquitas se convirtieron en iglesias. La de Santa María fue el principal centro religioso ya antes de ser catedral, mientras que el centro administrativo y político estaba en la plaza de Santa Catalina.
Murcia albergaba un tercio del total de los habitantes del reino, por lo que constituía, a pesar de las adversidades demográficas generales, una de las principales urbes castellanas.

La situación se hizo crítica cuando, a partir de 1348, los brotes epidémicos de peste negra comenzaron a asolar la ciudad: si en 1375 Murcia contaba con unos 10.000 habitantes, seis mil de ellos perderían la vida durante la epidemia de 1395-1396 (Región de Murcia Digital).
Hacia 1375 el peso de la población de origen oriental hispánico era muy acusado en tierras murcianas. La castellanización era más lingüística, cultural y política que no propiamente étnica. Otro aspecto de gran interés es el establecimiento de ciudadanos genoveses en Murcia (Julio Valdeón Baruque).
El cuadro social de Murcia difería poco del que ofrecían otras ciudades del reino de Castilla en la segunda mitad del siglo XIV. En cuanto a las actividades económica, en la ciudad era importante el adobo y el teñido de los paños, y estaba muy extendida la industria de los curtidos, de la que, a su vez, dependían otras actividades, como la de los zapateros. Otros oficios relevantes era los herreros, albañiles o carniceros.
Había oficios de gran utilidad para la vida de la ciudad, por lo que, en caso de dificultades, el concejo tomaba cartas en el asunto. Así, por ejemplo, cuando el cerrajero Vicente Oller pensó abandonar Murcia, el concejo, para impedirlo, dispuso que se le diese una compensación económica.
El pan no abundaba en la ciudad, pero el pescado sí: en ciertas ocasiones el concejo murciano concede autorización para pescar en los mares próximos o en la Albufera.
En cuanto a la comunidad judía, aquella desempeñaba actividades muy variadas. Eran arrendadores y recaudadores de impuestos, trabajaban como alfayates, recaudaban las alcabalas, ocupaban la mayoría de los puestos de corredores y se dedicaban al préstamo, aunque

En general, parece que los judíos de Murcia, víctimas en otras épocas de la acometida cristiana (así en tiempos de Alfonso X), se hallaban, en los días de Enrique II, profundamente insertos en la vida municipal, sin que existieran síntomas acusados de tensión hebreocristiana.
En cuanto al gobierno de la ciudad correspondía al concejo, integrado por una representación de ciudadanos, correspondiéndoles regular los precios, buscar pan o mantener los oficios convenientes a la ciudad.
Al mismo tiempo hay que estar vigilantes de los reinos vecinos. Las bandas de salteadores que penetran desde Granada exigen una réplica. La frontera con Aragón, escenario de un tráfico ilegal de productos prohibidos, vive en un estado de tensión, por el peligro de la guerra.
Especial importancia revisten las normas que se referían al cuidado de la huerta, el mantenimiento del sistema de riego, reparto de aguas, pleitos y sanciones, ya que constituían la base del derecho consuetudinario de la huerta de Murcia.
TIERRA FRONTERIZA

En el siglo XIV, Murcia era un territorio fronterizo con tres fronteras: una con el reino de Castilla, una con el reino nazarí de Granada y una marítima, donde debían enfrentarse a los piratas.
A lo largo de toda la segunda mitad del año 1374 hay noticias frecuentes de ataques musulmanes. En julio, moros del señorío del rey de Granada asaltan en el camino de Cartagena a los pastores de una cabaña, apresando a ocho de ellos y llevándose todas las bestias. Estos actos provocaron una viva reacción entre los murcianos, que contestaron organizando grupos armados dispuestos a penetrar en el reino de Granada y a robar ganado.
A manera de «Marca», Murcia cumplía con las características más típicas de las zonas de frontera medievales hispánicas: proceso de despoblación, abandono de los ámbitos rurales, territorio militarizado, permeabilidad de grupos sociales por servicios de guerra o importancia de la economía.
Ya en marzo de 1374, Enrique II, ante el posible conflicto bélico con Aragón, ordenaba a los murcianos «hacer alarde de la gente de a cavallo» y poner guardas y atalayas en diversas partes.
AGUA Y HUERTA
El uso del agua se basaba principalmente en la captación de aguas superficiales y la utilización de sistemas de almacenamiento como albercas, además de la implementación de sistemas de riego mediante acequias y canales. La escasez de agua era un problema común, y se buscaban soluciones para el abastecimiento de las ciudades y la agricultura.
En la huerta se desarrollaron diferentes tipos de arquitectura que reflejaban la riqueza de sus habitantes y las condiciones ambientales. La barraca se convirtió en una construcción popular.

La barraca murciana
La barraca murciana tiene planta de forma rectangular y sus dimensiones más frecuentes eran de 6 a 8 metros de larga, por 4 a 5 m. de ancha. En alzado las fachadas laterales eran sendos rectángulos y los frontales, pentágonos terminados en ángulo muy agudo sobre las cuales la lomera de cubierta. Generalmente, el ingreso se orientaba al mediodía, en la fachada principal, donde también se abría una pequeña ventana y a veces dos (cangilon.regmurcia.com).
La familia huertana se repartía las labores, desempeñando las mujeres las relativas al ámbito doméstico y a la cría del gusano de seda, mientras que los hombres trabajaban en las parcelas de cultivos, normalmente en régimen de arrendamiento. Los productos que obtenían estaban dedicados al autoconsumo y a la venta en el mercado de los jueves de la capital.
Los huertanos se divertían celebrando bailes y jugando a los bolos y al caliche, ataviadas ellas de chambra, corpiño, mantoncillo y refajo, y ellos de camisón, chaleco, zaragüeles y faja (Región de Murcia Digital).
LA MURALLA CRISTIANA

la muralla de la ciudad experimentó una notable transformación en esta época para adaptarla a su nueva realidad como lugar de frontera. La imponente muralla tenía doble protección, con barbacana y antemuralla, así como un bastión y la Puerta de las Siete puertas, la que utilizó Jaime I el Conquistador para entrar en la ciudad en 1266.
LA CATEDRAL AVANZA

Sancho IV
Por orden de Sancho IV, la sede episcopal se trasladó de Cartagena a la ciudad de Murcia alegando la inseguridad de las costas , aunque el decreto de traslado ordenaba el mantenimiento de carthaginensis como nombre de la diócesis. Así fue cómo la Iglesia Mayor de Santa María se transformó en la catedral de Santa María.
En tiempos del obispo Pedro de Peñaranda (1337-1352) se edificó el claustro gótico de la catedral, siendo aquella la parte más antigua del complejo actual, cuyos restos son hoy visitables en el museo catedralicio. Para construir el claustro tuvo que ser derruida una parte de la antigua mezquita, cuyos cimientos también se conservan en dicho museo.
Fue durante el obispado de Fernando de Pedrosa (1383-1402) cuando se pusieron en marcha las obras del templo actual. En 1385 se inició la cimentación, y en 1388 se puso la primera piedra, pero no fue hasta 1394 cuando comenzó el grueso de las obras de construcción del edificio que sustituyó a la antigua mezquita.
EL ESCUDO DE LA CIUDAD

El escudo de la ciudad de Murcia fue concedido por Alfonso X el siglo anterior, el 14 de mayo de 1266, tres meses después de producirse la conquista de la ciudad. En la enseña y las armas que fueron concedidos por el rey figuraban cinco coronas, emblema que también sería del Reino de Murcia al ser éste el quinto reino conquistado por Castilla tras Toledo, Jaén, Córdoba y Sevilla.
El escudo fue ampliado el 4 de mayo de 1361, cuando el rey Pedro I de Castilla concedió a la ciudad mediante un privilegio la sexta corona y la bordura componada.

Ricardo Aller Hernández.
*https://www.laverdad.es/murcia/alhama/anos-toma-castillo-20230206114544-nt.html
*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,2803&r=ReP-21565-DETALLE_REPORTAJES
* https://es.wikipedia.org/wiki/Don_Juan_Manuel
*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,2803&r=ReP-21570-DETALLE_REPORTAJES
* Dialnet-LaFronteraMurcianogranadinaAFinesDelSigloXIV-2519746.pdf
*https://www.enclavecultura.com/cmsGaleria/media/archivos/CAT%C3%81LOGO%20750%20baja_Definitivo.pdf
* https://es.wikipedia.org/wiki/Escudo_de_Murcia
* https://cangilon.regmurcia.com/revista/N04/N04-03.pdf
* https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,371,m,1066&r=ReP-8131-DETALLE_REPORTAJESPADRE
*https://medievalistas.es/wp-content/uploads/attachments/documentos/012.pdf