La Real Academia Española define el término mozárabe como: individuo de la población hispánica que, consentida por el derecho islámico como tributaria, vivió en la España musulmana hasta fines del siglo XI conservando su religión cristiana e incluso su organización eclesiástica y judicial.
Es un tanto complejo conocer la cantidad y la rapidez con la que los cristianos que quedaron en las tierras sometidas por los árabes, se arabizaron y después se islamizaron. Algunos autores exaltan el continuismo cristiano, como Francisco Javier Simonet, en su obra Historia de los mozárabes en España, que enaltece a los mozárabes de la siguiente forma:
“españoles que, subyugados por la morisma, mas no sin honrosos pactos y capitulaciones, conservaron constantemente por espacio de muchos siglos la religión, el espíritu nacional y la cultura de la antigua España romano-visigótica y cristina, arrostrando con entereza muchas trabajos, persecuciones y calamidades, ganando nobilísimos lauros y palmas de héroes, de doctores y de mártires, contribuyendo con su ayuda y su saber a la restauración y progresos de la nueva España”
Esta no dejar de ser una versión apasionada decimonónica de la epopeya que tuvieron que vivir los cristianos que les tocó vivir en tierras invadidas por los árabes. Teniendo en cuenta lo anterior, voy a intentar dar una visión lo más contrastada posible para un tema tan controvertido, ya que es fácil caer en la ideologización debido a la falta de documentos andalusíes sobre los cristianos en al-Ándalus.
Una fuente esencial para conocer el proceso de islamización es el texto al-Mustajraya o al-Utbiyya del jurista cordobés al-Utni fallecido en 869. En este escrito se suscitan cuestiones de relación entre musulmanes y cristianos, como matrimoniales y comerciales, tales como: ¿puede un musulmán hacer las abluciones rituales con agua utilizada previamente por un cristiano?, ¿puede vestir la ropa de un cristiano o utilizar los tejidos hechos por los cristianos?, ¿están las mujeres cristianas obligadas a purificarse como hacen las musulmanas durante la menstruación?, ¿pueden musulmanes y cristianos ser enterrados juntos?, ¿puede la mujer musulmana amamantar a un niño cristiano? Además, se plantea si el hijo musulmán puede participar en la ceremonia fúnebre del entierro de su padre cristiano; también, si un musulmán puede acompañar a su madre cristiana y darle dinero. Como vemos la inquietud musulmana llegó a hacerse todo este tipo de preguntas para saber cómo debían de comportarse ante una situación nueva, que se les planteaba de forma ordinaria con el quehacer diario.
Los cristianos de al-Ándalus que no se convertían al Islam entraban en un pacto con el Estado Islámico y adquirían la categoría de “protegidos” (dimmí) o tributario conservando su religión, sus bienes, su legislación y organización social, siendo regidos por sus jerarquías pero supeditados a la autoridad política musulmana y a pagar una capitación (yizya) según fijaba la jurisprudencia islámica, la Xaría. Sus propias autoridades directas eran un defensor o comes que los representaba y controlaba los impuestos y un exceptor; censor que era “juez de cristianos”. Podían tener clero, durante el siglo XI existen algunas referencias sobre obispos en algunas capitales.
El rito de los cristianos de al-Ándalus fue, hasta su desaparición a comienzos del siglo XII, el llamado “hispánico”, “gótico”, “mozárabe” o “de Toledo”, sustituido por el rito romano en el norte cristiano desde finales del siglo XI. El cristianismo andalusí no permaneció aislado, mantuvo contactos con el oriental y el mediterráneo, y con el septentrional hispano y carolingio.
En los años centrales del siglo IX, aumentó la presión fiscal, cultural y jurídica, por parte del emir Abd al-Rahman II, no solo para los cristianos también para los musulmanes. Las reacciones cristianas provocaron declaraciones públicas anti-musulmanas de cristianos andalusíes, que rompían el estatuto de “protección”, su condición de dimmíes. La arabización cultural y social de los cristianos, incluso de algunos eclesiásticos, se acentuó desde mediados del siglo IX.
Las gentes de al-Ándalus se caracterizaron, desde sus inicios por tener diferentes procedencias, distinguidos entre autóctonos y foráneos. Los primeros eran los hispanorromanos-visigodos y judíos; los segundos eran los árabes y bereberes. Esta distinción fue disminuyendo y la estructura estatal islámica acabó generalizándose a través de dos grandes procesos, el de islamización y el de arabización. La conversión al islam de los autóctonos no se produjo de golpe, sino progresivamente, conviviendo la religión oficial con cristianos y judíos, hasta su significativa disminución desde finales del siglo XI.
Los cálculos más famosos sobre la islamización de al-Ándalus fueron estudiados por R.W. Bulliet en su libro Conversion to Islam in the Medieval Period. An Essay Quantitative History, donde establece una serie de porcentajes orientativos que llegan a la conclusión de que, en el siglo IX, seguían siendo cristianos o judíos el 80% de la población andalusí, pero tres siglos después solo lo eran el 10% de sus habitantes. Sí resulta comprobable que la religión islámica llegó a arraigar en la mayoría de la población andalusí, como se aprecia en la documentación mudéjar que nos ha llegado desde el siglo XI en adelante.
La arabización de los cristianos andalusíes fue un proceso en incremento, obviamente más rápido que su islamización. Desde el siglo IX, el proceso de arabización llevó a los cristianos, señaladamente a los de Córdoba, a ir traduciendo al árabe algunos textos como los Evangelios en el siglo X, y como el “Libro de los Salmos mozárabe” versión al árabe partiendo de la traducción latina de san Jerónimo. Al siglo IX también pertenecen algunas traducciones de poesías latinas, y de alguna obra de astrología y de medicina. Los autores árabes reflejan citas de autores latinos, en especial de las “Etimologías” de san Isidoro de Sevilla.
Sobre la población cristiana en al-Ándalus durante el siglo XI, el emir de Granada Abd Allah, en sus “Memorias” documenta aún una importante comunidad cristiana en núcleos rurales en zonas entre Málaga y Granada. El emir almorávide Yusuf ibn Tasufin ordenó destruir, en 1099, una iglesia en Granada. En 1106 los cristianos de Málaga fueron deportados al Magreb, y en 1107 los almorávides encarcelaron al obispo de Málaga. Fue decisiva la determinación de los almohades para la desaparición de los cristianos en al-Ándalus y la disminución de los judíos. Por este motivo el antiguo pacto de “protección” o dimma quedaba en la práctica suprimido.
Ante esta situación de conversión al Islam en tiempos de los almohades, muchos judíos optaron por ocultar su fe, aunque se quedaron en el Magreb o en al-Andalus, mientras que los cristianos se retiraron de forma masiva del territorio musulmán. Hay que destacar que la presión cristiana que venía desde el norte era muy importante, Alfonso I el Batallador estuvo nueve meses en territorio andalusí entre 1125 y 1126. También es verdad que durante el emirato nazarí (1237-1492), ya no hubo cristianos autóctonos en territorio ocupado.
José Carlos Sacristán
MUY INSTRUCTIVO PARA DISMINUCION DE MI IGNORANCIA-