A continuación destacaré las disposiciones más importantes que se adoptaron en los Concilios de mayor relevancia:
1.- Trascendencia para la Historia de III Concilio de Toledo (589)
La decisión adoptada en este concilio no tiene comparación, en el ámbito religioso ni civil, dentro de la historia de España. El concilio convocado por el rey Recaredo dio como resultado la conversión del pueblo visigodo al catolicismo desde la fe arriana. El rey ya había confesado su conversión dos años antes, lo importante de la asamblea fue la conversión pública de la mayoría de los magnates del reino y de los obispos arrianos. Y además, se llevó a cabo con relativa facilidad.
Durante el concilio abjuraron de la fe arriana, que hasta entonces estaban profesando, el rey Recaredo, la reina Baddo, ocho obispos arrianos y cinco magnates que ostentaban el título de varones ilustres. La consecuencia de adoptar una misma fe católica por hispanorromanos y godos dio como resultado un único e indiferenciado pueblo, que pasó a ser el pueblo de los godos.
El III Concilio de Toledo dio un paso más e institucionalizó los concilios provinciales para que se reuniesen cada año en cada provincia.
Este fue el concilio en el que el rey inicia la práctica del Edicto del rey en el que se recogen los cánones aprobados, se confirman y se elevan a la categoría de Ley regia.
2.- IV Concilio de Toledo (633). Unidad litúrgica y disciplinar
El IV Concilio no fue convocado de forma expresa por el rey Sisenando, sino que debía ser uno más de los que debían convocarse anualmente, según recogía el canon 18 del III Concilio de Toledo. A este concilio asistieron seis obispos metropolitas, entre los que destacó Isidoro de Sevilla.
La asamblea refleja claramente su carácter eclesial al aprobarse 74 cánones, todos relativos a temas eclesiásticos; excepto el canon 75, que incluye una amonestación al pueblo para que sea fiel al juramento prestado al rey. Las actas del concilio son firmadas por los seis obispos metropolitas, más otros 56 obispos y siete vicarios.
El hecho de que san Isidoro participase en el concilio, hizo que los cánones abordasen aspectos fundamentales en la vida disciplinar y litúrgica de la Iglesia visigoda.
3.- La defensa de la Monarquía. Concilios V y VI de Toledo (636 y 638)
La muerte del rey Sisenando se produjo el 12 de marzo de 636. El sucesor Chintila, nada más comenzar su reinado, convoca un concilio con el fin de buscar la legitimación de su puesto. Antes del mes de junio, el concilio se había reunido, celebrado las sesiones y aprobado nueve resoluciones, todas favorables al nuevo rey.
El concilio solo contó con un metropolita, Eugenio de Toledo, acompañado por 21 obispos y dos vicarios.
Una vez que Chintila tuvo asegurado el trono, se convocó el VI Concilio de Toledo en el año 638 en un clima más sosegado, sin las precipitaciones del anterior. La diferencia se nota en que asistieron cinco metropolitas, 43 obispos y cinco representantes episcopales. Tres de los cánones aprobados fueron en favor de la seguridad e inviolabilidad de los reyes y sus familias.
4.- Chindasvinto y Recesvinto. VII y VIII Concilios de Toledo (646 y 653)
En el año 646 se reunía el VII concilio con el acuerdo del rey Chindasvinto para aclarar puntos referentes a la disciplina eclesiástica, en especial a la situación de clérigos desertores que habían huido buscando asilo fuera de las fronteras del reino. Chindasvinto no mantuvo buenas relaciones con la Iglesia y la consecuencia fue la baja asistencia al concilio, al que solo asistieron 26 obispos y 11 prelados. El canon VI obliga a los obispos cercanos a Toledo a vivir un mes en la ciudad.
La avanzada edad del rey hizo que este asociase al trono a su hijo Recesvinto con el que correinó casi cinco años. A la muerte del anciano, su hijo convocó el VIII concilio (653) para asegurar una pacífica sucesión y esto constituyó un éxito para el nuevo rey. Al concilio asistieron cuatro metropolitas, 48 obispos y diez vicarios, más diez abades.
En este concilio se introduce el tomus regius, con el correspondiente discurso del monarca, en el que el rey presenta al concilio los problemas y las necesidades que deben ser abordados. También se incluyen 16 condes palatinos.
Un tema esencial del concilio fue el de perdonar los castigos y penas que Chindasvinto había impuesto, y cuyo perdón se excluía mediante un juramento. Los Padres debatieron animosamente sobre esta cuestión y llegaron a la conclusión que no debía guardarse el juramento por el que se había prometido algo malo. Otro tema relevante fue el de las confiscaciones a las que había obligado Chindasvinto, pero el problema era mayor porque muchas de esas cesiones se hicieron a la persona del rey. Gran parte de estos bienes no fueron al patrimonio de la Corona, sino al del propio rey Chindasvinto.
La solución a la que llegó el concilio fue que todos los bienes que adquirió Chindasvinto siendo rey, pasaran a propiedad de su sucesor el rey Recesvinto, pero no para aumentar su fortuna personal, sino el patrimonio regio, y el rey debía restituir a los dueños legítimos, aquellos bienes que hubiesen sido injustamente expropiados.
5.- XI Concilio de Toledo con el rey Wamba. XII, XIII y XIV con Ervigio
A la muerte de Recesvinto en 672, fue elegido rey Wamba por los obispos y los magnates visigodos. El rey convocó un concilio, el XI, en la ciudad regia en el año 675. Asistieron 17 obispos, dos representantes episcopales, ocho abades y un arcediano. Los cánones aprobados fueron estrictamente eclesiales.
Wamba fue depuesto tras ocho años de reinado y su puesto fue ocupado por el magnate visigodo Ervigio. El sospechoso ascenso del nuevo rey en circunstancias extrañas motivaron que este convocase el XII Concilio de Toledo. Uno de los cánones importantes de este concilio fue el número VI, en el que se decide que la elección de los nuevos obispos recaerá en el metropolita de Toledo, con la aprobación del rey.
En el XII concilio (681) se confirma el sacramento de la penitencia recibido por Wamba privado del conocimiento. También se aprueba el sacramento del bautismo dado a los niños antes de tener uso de razón.
En el XIII concilio (683) los obispos ratificarán el sacramento administrado a Wamba. El XIV concilio (684) se ocupará de temas de orden puramente eclesiástico.
6.- XV Concilio, el rey Égica (688)
Ervigio en sus últimos días propuso como su sucesor a Égica, sobrino del rey Wamba, buscando la reconciliación con la familia de ese rey.
Égica convoca el XV Concilio de Toledo, al que asistieron 61 obispos, para expresar su no conformidad a los dos juramentos que se vio obligado a dar a Ervigio. En el primero se comprometía a cuidar de los hijos de Ervigio y a ayudarles. En el segundo juramento se comprometía a gobernar con justicia a todo el pueblo.
El concilio rehusó declarar incompatibles ambos juramentos y declaró que ambos debían fundirse en una única promesa “de modo que las promesas de menor importancia se unan a las más importantes, y el amor y protección que se prometió privadamente al suegro y a los parientes, extendiéndolo a todos, se guarde también para con los pueblos”. La importancia de este XV concilio se vio por el respaldo de asistencia de 61 obispos, cinco representantes, ocho abades, tres dignidades eclesiásticas y 17 condes.
José Carlos Sacristán