Creación de Oviedo e inicio del culto a las reliquias en Asturias

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Alfonso II

El periodo de reinado de Alfonso II resulta esencial para la organización política del territorio. Durante su gobierno se produjo una importante repoblación del territorio. Una consecuencia reseñable es la desaparición del espacio cántabro como unidad individual y, en cambio, la aparición de tres espacios: Galicia, Asturias y una tierra de vascones.

Alfonso II decidió trasladar la capital del reino a Oviedo. Su padre, Fruela I, ya creó dos iglesias, una dedicada al Salvador (812) y otra a los santos mártires Julián y Basilisa, en el lugar llamado Oviedo. Un factor importante, a destacar, es que durante el reinado de Alfonso II se inicia la repoblación de Castilla. En 824, un conde al servicio de Alfonso II, establece a algunas familias en la montaña palentina, quienes crean una iglesia dedicada al arcángel San Gabriel.

Sánchez Albornoz

Especial importancia tiene el hecho de que Alfonso II decidiese establecer el solio regio en Oviedo. Sánchez Albornoz estima que debió ser hacia el año 791. El núcleo se estableció en un lugar estratégico en lo alto de una colina, entre la llanura y la costa, con grandes posibilidades de explotación agrícola y en un importante nudo de comunicaciones, como vía de acceso desde León, Galicia y Cantabria.

Debemos aclarar que lo que se crea a principios del siglo IX no es una capital política y administrativa en el sentido actual, tampoco se crea una ciudad (no aparece como tal en la Crónica de Alfonso III, en la Crónica de Sampiro, ni en la Crónica Silense), lo que se crea es la sede regia. Podríamos decir, guardando las diferencias, que sería lo que Aquisgrán sería para el Imperio Carolingio.

Monasterio de San Vicente

La primera documentación que existe sobre Oviedo, con el término civitas, aparece en el monasterio de San Vicente en 1003. Según la tradición visigoda, existía una diferenciación muy grande entre urbe y ciudad. Isidoro de Sevilla estableció la definición: «la urbe se compone de edificios, pero la ciudad no consiste en piedras, sino en habitantes». Esto no lo conseguirá Oviedo hasta, al menos, finales del siglo XI.


Argumentación del trazado de la muralla de Alfonso II

Lo que Alfonso II construyó en Oviedo fue un conjunto de cuatro edificios religiosos. San Salvador, Santa María, San Tirso y Santa Leocadia que el monarca hizo rodear con un muro y abasteció de agua con un acueducto. A eso hay que añadir el monasterio de San Vicente, del reinado de Silo, y el palacio y sus dependencias. Fuera del recinto se encontraba la iglesia de San Julián.

El 16 de noviembre de 812, Alfonso II ofrece al Salvador la más importante de las iglesias que hace en Oviedo, en ella inicia un importante documento de profesión de fe, que se convierte en un auténtico himno a Cristo. Lo escribe en prosa rimada y Cristo aparece como fuente de vida, principio y fin de todas las cosas, miembro de la Trinidad, rey de reyes y rector de la historia, el monarca se dirige a Cristo en espera de que Él le responda: protección para él y el pueblo que Cristo le ha encomendado, la victoria frente a los enemigos de la fe y el perdón de los pecados.

El culto como las reliquias se va desplazando de sur a norte durante los siglos VIII y IX, a medida que los cristianos huyen del dominio musulmán. Así ocurre con los restos de Santa Eulalia, que son llevados a Asturias desde Mérida durante el reinado de Silo (774-783), y con otros tantos.

La Crónica Silense escrita por el obispo de Oviedo, Pelayo (1101-1130), afirma que, sobre la basílica de Santa Leocadia, construida por Alfonso II, había un local en el que los fieles podían adorar el Arca Santa. El relato, encuadrado dentro de la narración de lo imaginario, destaca por su capacidad para relacionar el origen del culto a las reliquias en Oviedo con la figura de Alfonso II, que por estos motivos se le denominó el Casto. De forma breve exponemos lo que la Crónica Silense cuenta. El Arca Santa tiene su origen en Jerusalén, donde se había fabricado en madera de cedro. Tras conquistar la ciudad, el monarca persa, Cosroes II, se decide sacar el Arca de la ciudad, llena de reliquias.

Arca Santa

Comienza un viaje por África, hasta llegar a Toledo, donde permaneció hasta la invasión islámica de 711, momento en que se trasladó a Asturias. En este punto, el autor establece una relación entre el Arca de la Alianza del Antiguo Testamento y el Arca Santa, y entre Salomón y Alfonso II, quien tras vencer a los musulmanes en Lutos (794) habría decidido construir el templo de Oviedo que sirviese de refugio al Arca, la basílica de El Salvador.

El fundamento histórico del relato ha sido, y es, objeto de apasionados debates. El conjunto de reliquias del Arca Santa se conserva hoy en día en la Catedral de Oviedo. Solamente se han abierto una vez y fue durante el reinado de Alfonso VI, en el año 1075, cuando el rey lo calificó como “increíble tesoro”.

José Carlos Sacristán

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