El Sitio de la capital Buda

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Alegoría de la Liga Santa

12 de junio de 1686

Amanece sobre la ciudad de Viena y tras las murallas se intuye el rumor de la multitud congregada en el Palacio Imperial de Hofburg y el lejano retumbar de pífanos y tambores. Es entrar en la villa y tanto Manuel López de Zúñiga como el resto de españoles que acuden a la llamada de la Liga Santa en su lucha contra el Turco, se estremecen al imaginar lo sucedido en estos parajes hace apenas tres años, cuando los hijos del islam trataron de tomar la plaza a sangre y fuego.

Desde que el rey Carlos le dio la licencia para incorporarse a la Liga Santa López de Zúñiga ha estado esperando este momento. Movido por una fe intensa, en cuanto supo del sitio de Viena no dudó en solicitar a su majestad la oportuna licencia para unirse a la Liga Santa, deseo que por fin ha visto cumplido tras una larga espera de la dispensa real y un azaroso trayecto por el Camino Español, donde el español ha podido cumplir debidamente con la cristiana obligación de dar limosna a los pobres, como hace unos días, cuando hallándose sin tener a mano para dar algo a una doncella huérfana y pobre se desprendió de unos botones de diamantes y esmeraldas para entregárselo a la joven como contribución a su dote.

Nada más entrar en Viena se dirigen al palacio imperial, donde a mediodía López de Zúñiga va a ser recibido personalmente por el Emperador Leopoldo I, paso previo antes de dirigirse a Buda, el estratégico promontorio a la derecha del Danubio en su discurrir hacia el Mar Negro, donde a él y a otros trescientos españoles les espera la gloria.

ANTECEDENTES

En 1571 el reino de España, los Estados Pontificios, las Repúblicas de Génova y Venecia, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta fundaron la Liga Santa para poner freno al expansionismo del Imperio otomano por Europa. Ese mismo año, esta coalición cristiana derrotó a los turcos en la Batalla de Lepanto, pero la Sublime Puerta siguió proyectando su sombra por Europa durante más de un siglo: en 1683 un enorme ejército turco invadió el Sacro Imperio Romano Germánico, conquistando Belgrado en mayo y llegando a las puertas de Viena en junio. Aquel pudo ser el final de la Europa cristiana, pero se formó una nueva Liga Santa, esta vez con la participación de los Estados Pontificios, el Sacro Imperio y la República Polaco-Lituana. Movidos por la defensa de la fe católica, el Rey de Polonia, Jan III Sobieski, y sus húsares alados acudieron en auxilio de Viena y los turcos fueron derrotados en septiembre.

Tras la derrota otomana en Viena, los cristianos pasaron a la contraofensiva, animados por Inocencio XI. La Liga Santa sumó las adhesiones de la Orden de Malta, del Gran Ducado de Toscana y del Principado de Moscú. Gran parte del Reino de Hungría estaba todavía en manos turcas. Su capital, Buda, había sido conquistada por los turcos en 1541, de forma que la corte se tuvo que trasladar a Bratislava. Al año siguiente del Sitio de Viena, en 1684, la Liga Santa se dirigió hacia Buda, con el objetivo de sitiarla y liberarla, pero no lo consiguió, viéndose obligada a retirarse con numerosas bajas. Pero esta derrota no desanimó a las fuerzas cristianas. La humillante derrota de los turcos ante las puertas de Viena había entusiasmado a gentes de toda Europa, que estaban dispuestas a tomar las armas para expulsar a los otomanos del continente.

Corría el año 1684 cuando se forjó en Europa una gran alianza para combatir de forma decidida al Turco. Así, se mandó al este europeo un contingente compuesto por 75.000 hombres, entre ellos un puñado de españoles como Manuel López de Zúñiga, Antonio González, Donato Rodrigo de los Herreros, Mateo Morán, Félix de Astorga, Juan Manrique y otros capitanes de Tercio, por cuya sangre corría la herencia de un enfrentamiento de siglos contra el islam.

EL IMPERIO ESPAÑOL CONTRA EL OTOMANO, UNA LUCHA DE TRES SIGLOS

Lejanos quedaban y los ecos de las cruzadas cuando en 1453, el naciente y poderoso imperio otomano no solo había aniquilado al imperio bizantino y conquistado la legendaria Constantinopla, sino que también llegó a ocupar los Balcanes hasta alcanzar las mismas puertas de Viena.

Si en Europa había algún país que sabía lo que era guerrear contra el islam era España después de ochos siglos de invasión y su posterior continuación con las acciones de los piratas berberiscos, las cuales se prolongaron hasta finales del XVIII. Tras la reconquista, culminada en Granada, la monarquía hispánica inició una época expansionista que chocó en el Mediterráneo contra la Sublime Puerta, un conflicto que se extendió hasta durante tres siglos.

El siglo XVI fue el periodo álgido del conflicto. Carlos V tuvo suerte dispar en las operaciones lanzadas en Túnez (1535) y Argel (1541), Felipe II tuvo que rehacerse de los golpes berberiscos, del sitio de Malta de 1565, además de la sublevación de las Alpujarras (1568). Más tarde vendría la batalla de Lepanto (1571),

A partir de aquel momento la contienda derivó en acciones cada vez menos decisivas, hasta que, por agotamiento mutuo, se negociaron sucesivas treguas, aunque el cese de hostilidades entre los imperios no disminuyó la inestabilidad, ya que en el XVII continuaron los asaltos de piratas berberiscos y los contragolpes a manos de corsarios autorizados por la corona española, así como expediciones preventivas contra las bases norteafricanas.

No sería hasta 1782 cuando por fin se firmó la paz con los turcos, pero antes de eso sucederían muchas cosas, como cuando en 1686 300 soldados españoles que por derecho propio alcanzaron el honor de encabezar el asalto a las murallas de Buda por ser los más cualificados.

Que nadie espere que ser preferido pueda por la nobleza que hereda, sino por la que él adquiere (Pedro Calderón de la Barca).

Manuel Diego López de Zúñiga Mendoza Sotomayor y de Silva, duque de Béjar (1657–1686), X duque de Béjar, fue justicia mayor y alguacil mayor hereditario del reino de Castilla. En 1679, con 22 años, pidió licencia para marchar a Flandes, convirtiéndose maestre de Campo, participando en el sitio de Oudenaarde contra los franceses. Tras la firma de la tregua de Ratisbona en agosto de 1684, Manuel pidió al Rey licencia para regresar a España, pero al conocer el sitio de Viena, y entendiendo aquel conflicto una amenaza para toda la cristiandad, escribió al rey Carlos II suplicándole licencia para unirse a la liga Santa. Aunque en un primer momento el monarca respondió que le requería en Flandes, finalmente en febrero de 1685 vio su deseo cumplido, partiendo hacia Viena junto a su primo Gaspar de Zúñiga y con algunos de los veteranos que habían luchado con él en Flandes.

BUDA. DIARIO DE UNA BATALLA

14 de junio. La hueste de la Liga Santa, compuesta por unos 100.000 hombres de multitud de naciones, parte de Viena.

22 de junio. Las tropas llegan a las inmediaciones de Buda. Aunque los efectivos de los atacantes son muy superiores a la guarnición otomana, la ciudadela está muy bien protegida por fuertes muros.

24 de junio. El sitio es violento. Durante los escarceos, los españoles participan en combates contra las fuerzas turcas.

Junio-julio. Se realizan bombardeos incesantes,.

6 de julio. Manuel López de Zúñiga lleva a cabo una encamisada contra los turcos. Con una fuerza de cincuenta voluntarios españoles e italianos atacó una empalizada defendida por jenízaros, permitiendo el avance de los sitiadores. Zúñiga regresará con su sombrero agujerado por un disparo.

13 de julio. La artillería logra abrir una brecha en las murallas. Los primeros en penetrar por la brecha son 300 soldados españoles encabezados por Manuel López de Zúñiga. Ese puesto lo había reclamado don Manuel para los suyos, siguiendo la tradición de los Tercios españoles de reclamar para sí los primeros puestos en la lucha, algo que se consideraba un honor.

Los españoles, Escalona, Llaneras, Valero, los condes Zuñiga, Morán, Marín, Servent, Otaño, Manrique, Fernández Caballero, junto con sus familiares aristócratas, están a la cabeza de la columna de ataque (Crónica húngara)

Este primer asalto encuentra una fuerte resistencia turca, sufriendo los españoles muchas bajas: López de Zúñiga resultó gravemente herido por un balazo, sufriendo una agonía dolorosa, lo que le dio tiempo para disculparse ante todo aquel al que pudiera haber ofendido y perdonar a todo el que le hubiese ofendido. Murió finalmente tres días después del ataque y su cuerpo fue sepultado en el Colegio de San Ignacio en Gÿor, siendo repatriado por su hermano Baltasar a España para ser sepultado en la capilla del convento de Nuestra Señora de la Piedad de Béjar. Al desaparecer esa capilla, sus restos fueron trasladados a un nicho del cementerio de San Miguel, en la misma localidad.

La heroica muerte del duque de Béjar causó un hondo pesar en la Liga Santa: Carlos V de Lorena, el papa Inocencio XI y el emperador Leopoldo I del Sacro Imperio ensalzaron  al español como un héroe de guerra y en España se le dedicaron misas, así como poemas y obras de teatro.

2 de septiembre. Se produce el asalto final. Una vez más los españoles se ponen al frente, encabezando el ataque que pondría punto y final a 145 años de dominio turco.

RECONOCIMIENTOS

En 1934 se construyó en Budapest un monumento a aquellos 300 españoles que encabezaron el ataque a la brecha de Buda.

El monumento se encuentra en el mismo lugar en el que se abrió la brecha. Bajo dos escudos de España (el de los Reyes Católicos, con el Águila de San Juan, y el de la Segunda República, que era el régimen vigente en España en 1934), y bajo un escudo de Hungría, el monumento incluye este texto en español y en húngaro:

Por aquí entraron los 300 héroes españoles que tomaron parte en la Reconquista de Buda«.

A su izquierda, otro monumento más reciente, instalado en el año 2000 por la Generalidad de Cataluña, recuerda a los catalanes que participaron en la expedición española a Hungría, con este texto en catalán y en húngaro: «En memoria de los catalanes que lucharon por la liberación de Buda«, bajo el escudo de España.

Ricardo Aller Hernández

BIBLIOGRAFÍA.

*es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Buda_(1686)

*elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-12-02/asalto-300-imperio-otomano_1486888/

*outono.net/elentir/2018/09/02/la-historia-de-los-voluntarios-espanoles-que-lucharon-para-liberar-hungria-de-los-turcos/

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6 thoughts on “El Sitio de la capital Buda”

  1. En el texto:
    «Tras la firma de la tregua de Ratisbona en agosto de 1684, Manuel pidió al Rey licencia para regresar a España, pero al conocer el sitio de Viena, y entendiendo aquel conflicto una amenaza para toda la cristiandad, escribió al rey Carlos I…»
    Según creo en 1684 el Rey Carlos I (más bien Emperador Carlos I) ya llevaba muerto más de 100 años ¿A qué Carlos I se refiere? En ese año quien reinaba en España era Carlos II
    Ruego rectificación del error o aclaración de qué reino era rey ese Carlos I. Gracias

    1. Paletos incorregibles y tergiversadores de la Historia esos políticos separatistas catalanes que sólo quieren vivir del cuento.
      ¡Qué vergüenza lo de esa gentuza! Como los diferentes gobiernos de España han permitido a esos delincuentes políticos fomentar mentiras, cualquier español decente debería destruir esa maldita placa separatista.

  2. El gobierno de España tendría que colocar otro monumento nombrado a los andaluces, castellanos, vascos, gallegos, aragoneses murcianos, extremeños, valencianos, canarios, asturianos. Catalanes, Españoles todos que lucharon y murieron por su liberación.
    Haber si se acaba con la propaganda de la basura independestista.
    Honor y gloria.

  3. Muchos héroes en nuestra patria en el siglo XXI. Españoles que con desprecio d su propia vida lucharon en las tierras de la que hoy conocemos como Europa.

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