El obispo Servando fue quién a finales del siglo X solicitó la edición del llamado Codex Toletanus o Biblia hispalense. Se trata de un manuscrito escrito en latín en letra minúscula visigótica por al menos cuatro copistas. Hay títulos que aparecen en hebreo con notas marginales en árabe. Son 375 folios , distribuidos en cuadernos de ocho hojas en pergamino, siendo su texto insertado en tres columnas de 63 y 53 líneas. Su contenido no podía ser otro, dado su título, que texto del Antiguo y Nuevo Testamento. También se encuentran un prefacio, prólogos y comentarios de san Jerónimo y de san Isidoro.
Nos hallamos curiosamente ante un contenido claramente cristiano, sin embargo, la influencia mora está claramente contenida en los motivos decorativos como flores y hojas, así como por la ornamentación y el arte de herradura doble, típicamente árabes. Los símbolos de san Lucas, el toro, y de san Juan, el águila, se hacen visibles, así como dibujos del profeta Miqueas, de Nahum y de Zacarías. Algunas mayúsculas y leyendas figuran pintadas en azul y rojo. Según opiniones hay dos expresiones o tendencias plásticas diferentes: por un lado, un realismo figurativo que se denuncia en la reproducción de animales y otro más convencional que se revela en la decoración que cubre la estructura arquitectónica. Es decir, la primera tendería al naturalismo, mientras la segunda nos hablaría de un arte antiguo. Entre todo ello los vegetales recuerdan la típica decoración islámica del tapiz.
El Códice sufre un cierto deterioro, principalmente en sus primeras páginas, mientras que las últimas contienen un fragmento de un glosario en latín que se adjunta a un códice diferente. Llama la atención una nota en la página 375 con un verso que afirma que el obispo Servando de Sevilla regaló el libro a su amigo el obispo de Córdoba, quién en 988 lo entregó a la iglesia de santa María de Sevilla.
En 1869 fue entregado a la Biblioteca Nacional de España, junto con otros materiales de la Catedral de Toledo, en donde permanece.
Francisco Gilet