Cuando se contempla el Panteón romano, la columna de Trajano o el teatro romano de Orange, no es difícil llegar a la conclusión que la Roma conocía perfectamente la importancia de la obra civil para la ciudadanía del imperio. Se suele mencionar que la famosa “pax romana”, ensalzada con el cierre de las dos puertas del templo a Juno en pleno foro romano, representaba un desierto repleto de cadáveres de enemigos, adversarios o contrincantes. Y en alguna medida, ello puede ser aceptado como veraz si rememoramos la destrucción del templo de Salomón por el futuro emperador Tito.
Sin embargo, las legiones romanas también han dejado un legado que perdura hasta nuestros días, desde el acueducto de Segovia hasta el teatro de Mérida. Un ejemplo de todo ello lo encontramos en la presencia de la Legio X Gemina, reclutada en el año 70 a.C. en la Gallia Cisalpina, para convertirse en la Legio X Venerea fundada por Cayo Julio Cesar, descendiente, según se proclamaba, de la diosa Venus.
Fue en el año 27 a.C. cuando la Legio X arribó a la Hispania Tarraconense, bajo el mando del legado de Cesar Augusto, Publio Carisio, junto con la Legio V Alaudae, la Legio VI Victrix. Un poderoso ejército que tenía como objetivo apaciguar las tierras del norte de la Hispania, derrotando a los astures y conquistando la Asturias transmontana. Para ello, los legionarios abrieron un camino por entre la cordillera cántabra, con la vía de la Carisa, en cuyos alrededores todavía se conservan restos arqueológico del campamento romano. Como los hallamos en la población de Villasabariego, León, o en la Actual Rosinos de Vidriales, Zamora.
Finalizada la guerra, los legionarios licenciados iniciaron el levantamiento y creación de ciudades en las cuales, actualmente, residen miles de españolas. Nuestra Legio X, permaneció en la rica provincia de Hispania para colaborar sus legionarios eméritos en la urbanización y construcción de Asturica Augusta, actual Astorga. Los legionarios licenciados fueron los primeros pobladores de la colonia Augusta Emérita, es decir, Mérida, ciudad fundada por orden expresa del gran Augusto, con la participación de legionarios eméritos de la Legión V Aladae, la IV Macedonica y la VI Victrix. Nos situaríamos entre los años 19 a 13 a.C. Sus trabajos los hallamos no solamente en el espectacular teatro, sino en el circo emeritense y en tantos otros restos dispersos por la ciudad, acumulados en el Museo Nacional de Arte Romano, uno de los escasos centros que todavía es considerado “nacional”.
De seguir la senda de la Legio X Gemina, debiéramos llegar hasta la calzada de la Cinco Villas, que enlazaba Pamplona, Pompaelo, con Zaragoza, Cesar Augusta. En ella, construyeron el puerto fluvial y levantaron las murallas. Y más al este, el puente de Martorell, sobre el actual Llobregat, flumen Rubicatus, en el trayecto de la Via Augusta que recorría hacia la Galia Narbonensis.
Los legionarios eméritos no solamente construyeron ciudades y puentes, sino que también facilitaron la explotación de minas de oro en El Bierzo, en Lugo, en Salamanca. Así mismo conformaron las officia de los respectivos gobernadores de las provincias Lusitania, Tarraco, Augusta Emérita.
Fue Nerón quien ordenó que la Legio X Gemina abandonase la Hispania para obligarla a llegar hasta los limites del Danubio. El devenir de la Legio X, fue cambiante según iban surgiendo y desapareciendo emperadores. Fue Vitelio, un emperador escasamente conocido,quien ordenó el regreso de la Legio X a Hispania a finales de 68, destacándose en la Bética para intentar prevenir las acciones de Lucio Clodio Macro. En el año 70 abandonaron los milites Hispania definitivamente para defender el Imperio desde la Hungría, Austria, Croacia…
En alguna medida, los milites eméritos de la Legio X, merecen del recuerdo en correspondencia al que ellos nos dejaron con sus inscripciones en Oporto, en Lugo, en Pontevedra, Astorga, Zamora o en la mismísima Burgos, en las cuales, proclamaba que: Rufus miles legionis X Geminae fecit. Rufo, soldado de la Legión X Gemina, lo hizo.
O que, en Beja, Portugal, Publius Talius Quinti filius Papiria legiones X hic situs est sit tibi terra. Es decir, Publius Talius Quinto hijo de Papiria de la legión X yace aquí, que (leve) le sea la tierra. Todo un epitafio.
Francisco Gilet