El doctor Alfonso Carrascosa afirma que son leyendas negras creadas por “la historiografía laicista”
(Religión Confidencial) El profesor y doctor Alfonso Carrascosa, científico del CSIC, imparte este lunes una conferencia en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso titulada “Iglesia católica y ciencia en la España del siglo XX”. Su objetivo es dar a conocer la contribución de la Iglesia al desarrollo de la ciencia durante este periodo, a pesar de que una parte de la “historiografía laicista persiga extirpar del espacio público la religión”, afirma.
El desarrollo de la ciencia en el siglo XX, fue impulsado por laicos católicos pertenecientes a las dos instituciones más emblemáticas de este periodo: la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Carrascosa declara a Religión Confidencial que en pleno siglo XX esa actividad ha continuado “aunque no se hable de nosotros”. En su opinión, esto se debe a que parte de “la historiografía laicista pretende convencer de que los científicos no somos creyentes, pero no es cierto. Lo que a un científico le hace perder la fe es lo mismo que lo que le hace perder la fe a un no científico, y que el Concilio Vaticano II lo dejó muy claro: la descristianización de la sociedad, conocida en la actualidad como la apostasía de Europa que la denominara Juan Pablo II”.
Mentiras sobre la Inquisición
En la España del siglo XXI, todavía son muchos los que piensan que la Iglesia ha tenido miedo a la ciencia, considerando herejes a muchos de ellos. Carrascosa argumenta una versión distinta.
“La Iglesia Católica, en la persona de los papas, ha pedido perdón por sus errores. Recientemente hemos visto a Francisco pedir perdón a los pobres por la desatención de los cristianos, algo que no hacen otras ideologías que han sembrado el espanto en el siglo XX. Pero hay que decir que algunos de los errores atribuidos a la Iglesia en cuanto a la conciliación ciencia y fe, pertenecen al conjunto de eslóganes que son denominados la leyenda negra, construida con ella por sus enemigos a partir de producirse el cisma de occidente”, afirma el científico.
Carrascosa subraya que “la inquisición española no llevó a ningún científico a la hoguera. Galileo murió en su cama anciano y fue un católico ferviente que jamás apostató de su fe. Copérnico, un cura católico, fue el primero en decir que la tierra no era el centro del sistema solar. Gregorio Mendel, un monje católico agustino, creó la genética y nadie lo ha reconocido. En el año de Cervantes, nadie ha dicho que el escritor se jugó la vida defendiendo su fe y que sus obras han sido consideradas como acciones de evangelización a través de la cultura ya que sus personajes y sus historias incluyen las verdades de la fe católica. Tampoco nadie comenta el posible catolicismo de Shakespeare, ahora que estamos en el 400 aniversario de su fallecimiento”.
El profesor insiste que “en España, la Iglesia católica ha acompañado estrechamente el desarrollo científico durante las edades media y moderna, transmitiendo el saber antiguo y evitando su pérdida mediante los scriptoria de los monasterios, impartiéndolo después para curas y para el pueblo llano, en las escuelas catedralicias, estudios generales de universidades y finalmente con la incorporación de sabios laicos a las instituciones científicas creadas por ellos mismos”.
Incluso añade que la ilustración española fue capitaneada también por laicos católicos, fundando instituciones como el Real Jardín Botánico o el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Stephen Hawking en el Vaticano
El físico Stephen Hawking pronunció el pasado 25 de noviembre una conferencia en el Vaticano dentro del seminario titulado «Encuentro Ciencia y Sostenibilidad» organizado por la Academia Pontificia de la Ciencias, en el que está reuniendo a los científicos más prestigiosos del mundo.
Entre otros razonamientos, explicó que “preguntar qué había antes del Big Bang no tiene sentido en la `Propuesta de No Límite´ porque no hay noción de tiempo disponible como referencia. Sería como preguntar qué hay al sur del Polo Sur”.
Para Carrascosa, “la afirmación de Hawking de que no existe un Dios creador carece de fundamento científico y exige profesar la fe materialista. La propia Escritura dice que a Dios nadie lo ha visto. Stephen Hawking sería más veraz si dijera que él no ha visto a Dios. El misterio sin resolver de este físico es el misterio de la fe, que aparentemente no quiere recibir. Si la recibiera, experimentaría que razón y fe, o ciencia y religión son complementarias, que es lo que el Magisterio de la Iglesia siempre ha dicho”.