16 de mayo de 1607

Amanece en San Lorenzo de Maitó. Soy Diego de Ospina, capitán de esta diminuta guarnición de veinte hombres. El aire frío de la cordillera corta la piel, y el humo de la fogata encendida en el páramo de Bulica aún se eleva como un presagio del futuro que aguarda a Diego de Ospina y la escasa guarnición de veinte hombres que deben defender la plaza.
Apostados en sus posiciones, los hombres del llamado Rey Chico aguardan la batalla con inquietud. Los pijaos les superan en número y lo único que los aleja de una muerte segura es el ingenio de Ospina y su lugarteniente Pedro Marcham, quienes han ideado una trampa: hacer llegar el rumor a los espías de Kalar-cá que los españoles están siendo diezmados por una extraña enfermedad, lo que facilitará la victoria final.
De pie tras un parapeto, Diego Ospina ajusta la pica entre sus manos al sentir cómo de repente empieza a temblar el suelo. Al poco llegan noticias, entre doscientos y trescientos pijaos descienden de la sierra, confiados, seguros de la derrota española. En la vanguardia, el propio Kalar-cá.

Los españoles se colocan tras la empalizada y las primeras flechas enemigas rasgan el aire, iniciándose un combate brutal que sorprende a los pijaos por su virulencia. Los tambores retumban, los arcabuces escupen fuego y los indígenas caen, desconcertados, incapaces de comprender cómo veinte hombres resisten con tal ferocidad.
Kalar-cá avanza, desafiante, creyendo que su presencia bastará para quebrarnos. Lo hace a pecho descubierto, su lanza en alto. Alguien entre la resistencia española apunta hacia él. El disparo, certero, resuena como un trueno en la montaña. El líder se tambalea, herido, y de forma inmediata el ímpetu enemigo se quiebra.
Los pijaos retroceden y la montaña vuelve a guardar silencio, interrumpida únicamente por los gemidos de los heridos y el crujir de las armas aún calientes. Los españoles han resistido. Veinte contra cientos. Y San Lorenzo de Maitó sigue en pie.
EL PERSONAJE

Diego Martínez de Ospina y Medinilla Acosta, hijo de Francisco Martínez de Ospina y Medinilla, Añana, España, quien fuera conquistador del Valle de Upar (actual Valledupar) y del norte de Antioquia, pacificador de la Provincia de Mariquita y fundador de la ciudad de Remedios, Antioquia, en 1560, donde nació Diego, al que pronto se le apodó donde nació El Rey Chico por ser hijo de la marquesa de Acosta.
Entre sus cargos públicos destacan los de gobernador y fiscal mayor de Cimitarra, Timaná y Neiva; capitán general, alguacil, y alcalde de la Real Audiencia de Santa Fe; canciller del Nuevo Reino de Granada y encomendero de Calamoima. También fundó por tercera y última vez la ciudad de Neiva, Huila, el 24 de mayo de 1612 sobre la ribera del río Magdalena, en la provincia de Páez.
CALARCÁ
<<Traía el rostro rayado con listas de betún colorado y amarillo>> (Fray Pedro Simón)
Las provincias de Otaima, Bulira, y Totorambo, adyacentes a las de San Lorenzo de Maitó, donde se encontraba una guarnición española de 20 hombres, eran territorios limítrofes con el territorio de los “Pijaos de la sierra”, denominados así por los cronistas españoles, montaña que establecía la frontera natural con los denominaos “Pijaos del llano”.

Juan de Borja
<<La dicha cordillera donde habitan los indios rebeldes es la de mayor aspereza que se conoce en todas las Indias, de altísimos cerros y quebradas, con los espesísimos bosques y muebos riscos y despeñaderos de muy gran peligro, sin apacibilidad de tierra llana, con más apropiada disposición para fieras que para habitación de hombres humanos>> (Juan de Borja).
En San Lorenzo de Maitó se encontraba una minúscula guarnición perdida en el corazón del virreinato del Perú, en una zona montañosa y un tanto complicada de recorrer.
Expertos en guerra de guerrillas, los pijaos recurrían a ataques sorpresa, emboscadas y hostigamientos constantes. El capitán Diego de Ospina y su lugarteniente Pedro Marcham sabían que defender San Lorenzo con esa cantidad de hombres era misión imposible, como también eran conscientes de que el enemigo confiaba en sus espías y en los códigos de señales propios de su cultura, así que idearon una campaña de desinformación, esparciendo el rumor de que la mayoría de la guarnición estaba enferma e incapacitada para luchar. Para reforzar el engaño, los españoles encendieron una fogata en el páramo de Bulica, una señal que los pijaos interpretaban como una llamada oficial a la batalla.

<<Los pijaos, liderados por el carismático y temido Kalar-cá, cayeron en la trampa. Confiados en la información y señales proporcionadas por sus espías, acudieron en masa al asalto de San Lorenzo. El número exacto de guerreros varía según las fuentes, pero se estima que fue entre 200 y 300 combatientes, al menos diez veces la cantidad de defensores españoles. Si bien Kalar-cá encabezó personalmente el ataque, pensando que la victoria sería rápida, pronto se daría cuenta del engaño. Tras los muros de la empalizada, les esperaban veinte hombres, sí, solo veinte, pero perfectamente armados y preparados, con arcabuces, pistolas y picas listas para la emboscada.>> (nationalgeographic.com)
De las diversas teorías sobre la muerte de Calarcá, una de ellas atribuye a Diego de Ospina la autoría de su muerte con un disparo en el pecho, otras. Así que fue Pedro Marcham. Lo que sí coinciden todos los historiadores es que la emboscada funcionó.
NEIVA
La constancia en diligencia auténtica dice:
Provincia de Neiva

Real de las Fortalecillas
<<En 2 días del mes de junio de dicho año, el dicho Gobernador Diego de Ospina, Justicia Mayor, salió del dicho Real de las Fortalecillas y fue al sitio donde tiene fundada la dicha ciudad Nuestra Señora de la Concepción para dar la forma y orden y traza de la poblazón de la y con una cabuya que hizo ir midiendo y cuadrando la plaza que ha de tener la dicha ciudad y a la cual dio 10 cabuyas que son 330 pies por cada frente y lienzo de la dicha planta quebrada; y luego por cada lado añadió 35 pies para las calles y de ésta forma quedó cuadrada la dicha plaza y mandó que cada cuadra de las que fueren dando y poblando sean de la misma medida de a 330 pies quedando además de ésto el hueco de las calles de 35 pies de forma que cada cuadra ha de tener cuatro solares cuadrados y cada solar ha de ser de 81.5 pies conforme a la medida de la dicha cabuya y esto ha de ser en cuadrado; y este orden se ha de tener en el ir poblando y fundando la dicha ciudad y en el tamaño y media de los solares que se fueren dando a los vecinos…» (diligencia)

Diego de Ospina y Medinilla, Capitán General y Alguacil mayor, seleccionó la margen derecha del Río Magdalena, entre el Río Las Ceibas, la quebrada del Curíbano o La Toma y el Río del Oro para establecer sus cuarteles permanentes y desde allí seguir esparciendo las semillas agrícolas y ganaderas que había llevado consigo, y le dio al sitio el nombre de Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Valle de Neiva (hoy Neiva).
<<Todos los que han de poblar la ciudad y acompañan al fundador tienen ya su solar, pero en este día la tarea ha sido dura y larga desde la mañana hasta ahora que ya cayendo el sol. Don Diego, ensimismado, quiere estar íngrimo en este atardecer.
Despacha con un gesto, a señores e indios, escribano y curas, parientes y allegados, y trepa lentamente a la cúspide del Cerro de los Chaparros que a la fundación vigila, contempla desde allí las estacas que distribuyen los solares, la plaza, la parcela de la iglesia. Una nueva ciudad ha dado al Rey Felipe. Mira sus dominios de Gobernador, que se extienden desde el lejano Páramo de las Papas al sur, hasta Saldaña al Norte. Los Pijaos ya no son el problema y ha asegurado un franco camino de vinculación con Popayán y Quito, y dado seguridad a los territorios de la Corona apoyando los fuertes de Timaná y La Plata.
La ciudad será grande, próspera y católica; centro promisorio de desarrollos económicos. Con la ciudad nueva la extensión comarcana se poblará, cimentará el imperio colonial, habrá frutos en sus campos y ganados en las dehesas y se tornarán mansas y salvarán su alma; y el Rey tendrá más reales, quintos y patrimonio, sobre todo ahora que el sol amenaza ponerse en Flandes. Don Diego programa en detalle el futuro de su ciudad. Mañana edificará su mansión en aquel costado de la plaza, cerca de la iglesia y frente al árbol de la justicia. Como hay caña de azúcar habrá aguardiente y estancos, porque necesita rentas. Los alcaldes, cabildos y regidores serán leales y justos.
Levántase el chambergo para alargar la visión. Al sur divisa el Cerro de la Curinga donde los indios bravos enterraron las campanas de la primera Neiva que soñó Don Juan de Cabrera en 1539, luego al norte columbran los restos de la otra Neiva, la del capitán Juan de Alonso, incendiada. No, su obra será definitiva; sin asaltos, incendios ni traslados. ¿Y para qué meditar más?. Los mostachos le huelen nuevamente a gloria y mientras lo envuelve la penumbra crepuscular, se santigua y desciende del Cerro al trote de su alazán que alazán tuvo que serlo emocionado, orgulloso y fuerte como corresponde a un Capitán que le ha ganado una batalla a la Historia. Y masculla:
Desde el 24 de mayo de este año de 1612 y en todo tiempo, mi ciudad, ha de llamarse «NEIVA» que fue así y será. Don Diego.>> (Roberto Falla, Revista Cabildo)
Diego de Ospina y Medinilla Acosta murió a la edad de 63 años en 1630 en Neiva, y su cuerpo fue sepultado en el Convento de Santo Domingo.

Gilberto Vargas Motta
<<Diego de Ospina y Medinilla murió en Neiva en 1630 y fue enterrado en el templo colonial. Treinta años después sus restos fueron trasladados al Convento de Santo Domingo”>> (Gilberto Vargas Motta, “Neiva al filo del Milenio”).
Dentro de la Iglesia, los restos se colocaron en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.
<<El testamento del Gobernador Diego de Ospina y Medinilla, que fue redactado con poder suyo por su hija Catalina el 14 de Julio de 1630, dejó entre otras cosas:
La vara de Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Santafé. Cinco días antes de su muerte don Diego había renunciado a favor de su hijo mayor, don Francisco, el oficio de Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Santafé por escritura otorgada ante escribano público.
Los corridos de los salarios que su Majestad le había señalado como gobernador de Neiva, Timaná y Saldaña.
Setenta y siete esclavos con su estancia y tierras en jurisdicción de San Sebastián de Mariquita.
Esclavos, minas y aguas en la ciudad de Remedios.
Esclavos, minas de oro, aguas, herramientas y estancias de ganado en varias ciudades de Antioquia.
Dos estancias de ganado menor sobre el río San Francisco en Santafé.
Cuatro estancias por las cuales sostuvo pleito con Francisco Sarmiento.
Las haciendas de La Jagua, La Manga, Tune y Yaya, en el hoy Municipio de Palermo; las tierras de Bambuca en Aipe; la Hacienda Trapichito en el sur de Neiva.
Dejó mucho dinero que repartió para su hermana Isabel, para su cuñada doña Ana Maldonado, para sus sobrinos Alfonso, Ana e Inés de Caicedo; para las mulatas Francisco y Alejandrina; para los pobres necesitados de Neiva ( 60 patacones).
Como era un gran hombre de fe, católico, caritativo y profundamente religioso les dejó 40 patacones para la obra de la Iglesia de Neiva, para muchas otras congregaciones religiosas, el convento de sus hijas, y para muchas otras obras benéficas.>> (lanacion.com.co)

Ricardo Aller Hernández
FUENTES:
*https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Ospina_y_Medinilla
*https://es.hispanopedia.com/wiki/Diego_de_Ospina_y_Medinilla
*https://caminodelquindio.blogspot.com/2025/01/la-muerte-del-cacique-calarca.html
* https://pueblosoriginarios.com/biografias/calarca.html
*https://www.lanacion.com.co/donde-estan-los-restos-del-fundador-de-neiva/
