Zenón de Somodevilla y Bengoechea nació en Hervías (La Rioja), el 20 de junio de 1702 y falleció en Medina del Campo (Valladolid), el 2 de diciembre de 1781.
Hijo de familia de hidalgos pobres, no se conoce que poseyera estudios reglados, habiendo desarrollado su carrera profesional en el cuerpo civil de la Armada, donde acabó destacando como organizador de los astilleros, y escalando puestos, en 1731 participó en la organización de la escuadra que reconquistó Orán, lo que le reportaría un ascenso como comisario que le permitió coordinar la Marina y el Ejército.
A partir de ese momento tuvo una eficaz labor como organizador de la escuadra española destinada a reconquistar Nápoles para el príncipe Carlos (el futuro Carlos III), que le nombró marqués.
Significado autor de las reformas iniciadas por Felipe V, acabó desempeñando funciones ministeriales, y ya en el reinado de Fernando VI, su poder creció vertiginosamente hasta ser considerado ministro universal, llegando a ostentar tres de las cuatro carteras ministeriales existentes: la de Hacienda, la de Guerra y la de Marina e Indias, destacando su actuación como impulsor del poder naval. Excelente administrador de las finanzas del estado, fue también artífice de un importante desarrollo de las obras públicas y destacó como precursor de la actividad cultural, creando en 1752 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y concentrando en la corte la flor y nata de los artistas del momento, entre quienes se encontraba el conocido castrati Farinelli.
El nuevo modelo de la Hacienda, planteado por Ensenada en 1749. Intentó la sustitución de impuestos tradicionales por un impuesto único, el catastro, que gravaba en proporción a la capacidad económica de cada contribuyente. La creación del Giro Real en 1752, un banco para favorecer las transferencias de fondos públicos y privados fuera de España.
Para 1752 había organizado una armada con 40 buques que contaban con todos los adelantos del momento, y al tiempo redactó las Ordenanzas Generales de la Armada que se hicieron públicas en 1748. Gran estratega, fue responsable de las nuevas ordenanzas militares, del fortalecimiento de la hacienda pública y del poder real, lo que inevitablemente le acarreó la enemistad de Inglaterra y de los miembros anglófilos de los altos cargos del estado, cuyas intrigas, finalmente, acabarían acarreándole el destierro al Puerto de Santa María, castigo que le sería levantado en 1760 con el advenimiento de Carlos III.
El motivo que justificó la defenestración fue la operación de cambio territorial formalizada en 1750 por José de Carvajal, por la que la colonia de Sacramento pasaba a España, a cambio de lo cual cedía territorios entre los que se encontraban siete reducciones guaraníes de los jesuitas, cuya cesión ocasionaría una guerra que duró once años y significó inmenso deterioro en la vida de los guaraníes.
La oposición que Ensenada manifestaba a este acuerdo significó su caída en desgracia, coordinada por la acción de Carvajal en combinación con su protegido Ricardo Wall y con el embajador inglés, Benjamín Keene, quienes abiertamente señalaban que el rearme naval de Ensenada escondía tintes de guerra contra Inglaterra.
El embajador inglés Keenes prometió que aportaría la prueba que demostraba que Ensenada había dado órdenes ofensivas a la escuadra de La Habana para que atacara a los ingleses en Mosquitos, lo que hubiese significado un grave conflicto.
Naturalmente, la prueba prometida por el inglés no vería nunca la luz, siendo que la verdad del cuento la señala Cesáreo Fernández Duro, que reconoce a Ensenada como el más grande organizador de la Armada española. Esa fue la principal causa de la conspiración que tuvo lugar el 20 de julio de 1754, cuando tras no ser recibido por Fernando VI, fue detenido por tropas enviadas por Ricardo Wall, con la acusación de hacer la guerra sin conocimiento del Rey, lo que es un delito de alta traición.
Actuaciones todas que enmarcan a Zenón de Somodevilla como un gran benefactor de la Patria.
Pero quien fue capaz de llevar a cabo tan grandes obras también fue capaz, contra lo que nos pueda parecer en su actuación en lo relativo a los guaraníes, de una actuación más que discutible… La meditada reclusión de los gitanos y su separación por sexos, sine die… lo que comportaba su extinción.
¿Cuál fue el motivo de actuación tan dispar? Sin lugar a dudas, el pensamiento ilustrado vigente en todo su esplendor, y la actuación de la masonería, cuyos miembros copaban los puestos de preeminencia… Pero Zenón de Somodevilla fue su cabeza ejecutora.
En 1749 hizo promulgar una ley que establecía la pena de muerte para todos aquellos gitanos que fuesen apresados fuera de su vecindario. La noche del 30 de julio de 1749 se llevó a cabo una gigantesca redada y fueron apresadas cerca de nueve mil personas. Otras tantas consiguieron escabullirse gracias a la protección de la población civil.
Los detenidos fueron separados por sexos. Las mujeres, y los hijos menores de ocho años, fueron recluidas en fábricas textiles, donde fueron forzadas a trabajar, y los hombres y los niños de más ocho años fueron deportados a los astilleros reales, sometidos al mismo régimen.
Esta actuación se alargó hasta el año 1754, coincidiendo con la defenestración del marqués, extremo que hace sospechar que la medida, sin que ello reste responsabilidad a Somodevilla, hubiese estado urdida por los mismos conspiradores, cuya actuación general, por otra parte, no tienen parangón con la gran labor llevada en otros campos por Ensenada.
Al respecto, hay que señalar que el masón conde de Aranda propuso un proyecto muy similar, aunque todavía más cruel. Donde Ensenada hablaba de separar a madres e hijos a los siete años, él proponía que la medida se aplicara nada más nacer.
La actuación contra los gitanos no puede tener justificación, ni para Zenón Somodevilla… ni para Fernando VI, ni para su gabinete, pero la condena no puede ser del mismo tenor que otras actuaciones similares… y mucho menos si son peores. Y así lo entendió el propio pueblo. El mismo pueblo que acogió y resguardó a los gitanos perseguidos, aclamaba en 1766, durante el Motín de Esquilache, al Marqués de la Ensenada… y ello le reportó un nuevo confinamiento en el que consumiría el resto de su vida.
Sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres, en San Fernando, en la bahía de Cádiz.
Cesáreo Jarabo