Fray Juan Gilabert, más conocido como fray Jofré

Si te gusta, compártelo:

El padre mercedario, fray Juan, se encaminaba hacia la Catedral de Valencia el domingo 24 de febrero de 1410. Se le había encomendado predicar el sermón de cuaresma. Aquel padre mercedario había nacido en Valencia el 24 de junio de 1350, hijo de Francisco y de Violante, y cercano a los veinte años solicitó el ingreso en el monasterio Santa María de El Puig. Fue ordenado presbítero en 1374, y desde el primer instante ya puso de manifiesto su elocuencia como orador por los pueblos de la comarca valenciana, para luego, dedicado a su labor como misionario, predicar por tierras de Castilla.

Fray Juan había recorrido ya por aquel año un gran trecho y realizado una gran labor en su misión. Fue vicario de la casa de santa Eulalia de Lérida en 1391, y a los pocos años, en 1402, logró el título de bachiller, el de licenciado en estudios jurídicos en 1403 y el doctorado en Decretos en 1406. Fue en 1402 cuando, regresado a Valencia, en el mismo año viajó a Aviñón para solicitar la confirmación de su cargo como vicario. El rey de Aragón, Martín I el Humano, solicitó del papa Benedicto XIII la confirmación de fray Juan en su destino a Santa María de El Puig, pero, el pontífice no atendió su petición. Existen pruebas documentales que delatan la presencia de fray Juan  como comendador de El Puig, fechadas en 1405, 1406 y 1407, tanto del rey Martín como de Benedicto XIII.

Otras peticiones del rey Martín el Humano en favor de fray Juan tampoco fueron atendidas por el papa Luna, sin que fuese nombrado prior del priorato de Barcelona en 1405, de ahí que, regresase una vez más a Valencia, siendo comendador de esa tierra desde 1408 a 1410. Sin embargo, el alma inquieta del misionero le impelió a renunciar a la encomienda y unirse a san Vicente Ferrer, el Mestre Vicent, desde el 23 de junio de 1410,  para dedicarse a predicar en Italia, en Murcia y Castilla. En 1416 repitió su acompañamiento con el santo, predicando durante dos años por Francia, para regresar a Santa María de El Puig, falleciendo el 18 de mayo de 1417.

Dentro de tan largo caminar misionero no hay que dejar de mencionar su labor redentora, como mínimo en dos ocasiones, en 1392 en Brujía y en 1397 en Granada. Seguramente sus contactos con el mundo árabe pudieran tener alguna influencia en la decisión adoptada aquel 24 de febrero mencionado al principio de estas líneas, conocedor del trato que los musulmanes dedicaban a los enfermos mentales.

En aquella mañana, recorriendo el centro de la ciudad en dirección a la Catedral, contempló como un grupo de zarrapastrosos perseguía y apedreaba a un enfermo mental al grito de “al loco, al loco”. Fray Juan logró amparar al pobre infeliz para llevarlo a su convento, a fin de darle cuidados a sus heridas. Retornó a su inicial destino, el púlpito de la catedral valenciana, y desde él improvisó la parte final de su discurso cuaresmal, dictado en la bella lengua valenciana:

«En la present ciutat ha molta bona obra pia, e de gran caritat e sustentació. Empero n’hi una manca que es de gran necessitat, ço és un spital o casa, hon los pobres Innocents e furiosos follen acollits. Car moltes pobres innocents e furiosos van per aquesta ciutat, los quals passen grans desayres de fam, fret e injúries”

Es decir;

En la presente ciudad hay mucha buena obra pía y de gran caridad y apoyo por parte de los fieles. Pero falta una que es de gran necesidad, esto es un hospital o casa donde los pobres inocentes y furiosos fuesen acogidos. Pues muchos pobres inocentes y furiosos vagan por la ciudad, sufriendo grandes desaires de hambre, frio e insultos

Terminada la predicación, un comerciante, Lorenzo Salom, junto con otros diez, se presentaron al mercedario para arroparle económicamente en sus inquietudes. Y de ahí nació el primer manicomio del mundo occidental destinado a atender y dar cobijo a los dementes, folls i orats, que proliferaban en ciudad de Valencia. El 1 de junio de 1410 se inauguró el hospital con el nombre de “Hospital d’Innocents, Follcs i Orats” bajo el amparo de la Virgen, Sancta María dels Innocents. El pueblo enseguida le llamó hospital de “Nostra Dona Santa María dels Innocents”.  

Fray Juan instituyó la advocación de Nuestra Señora de los Santos Mártires Inocentes, cuya peculiar imagen, “la Geperudeta” obtuvo permiso en 1419. Aunque, en 1416 el rey de Aragón y Valencia, Alfonso el Magnánimo, ya autorizó «que la imagen de la Virgen María que se construya como titular de la referida entidad pueda llevar acomodados entre los pliegues de su túnica a dos inocentes de los sacrificados por Herodes». La entidad era la hermandad  “Lloable Confraria de la Verge Maria dels Innocents”, formada por cien sacerdotes, trescientas mujeres y otros tantos varones para recaudar los fondos para el funcionamiento del hospital, y constituida el 29 de agosto de 1414.

Fue en ese año cuando llegaron cuatro jóvenes, ante el el hermano cofrade y cuya esposa era paralítica y ciega. Aquellos cuatro personajes le anunciaron que en dos días serian capaces de hacer una imagen de la Virgen si les daban un lugar donde hacerlo y comida. Les llevaron al lugar conocido como La Ermita.

Transcurridos varios días sin noticias, acudieron a La Ermita y, al no escuchar ruido alguno, forzaron la puerta y se encontraron con la imagen de la Virgen Maria, sin rastro alguno de los cuatro jóvenes. Intentaron encontrarlos, sin resultado; habían desaparecido. Fue a los pocos días en que la esposa del hermano cofrade recuperó la vista, asimismo  pudo caminar. De todo ello surge la leyenda de que «la feren els Àngels”, es decir, fue obra de los ángeles.

El primer hospital psiquiátrico, el «Hospital de Ignoscents, Folls e Orats», no era un simple centro de reclusión. Más bien era un centro de ocupación para evitar las peores jugadas que podían orquestar las mentes lesionadas de aquellos enfermos. A los pacientes se les suministraba hierbas de efecto sedante, además de orientación para desarrollar trabajos que se amoldaran a sus peculiares condiciones: cuidado de huertas, tareas manuales, etc.

Fue Fernando el Católico quien solicitó se le uniera al dicho nombre el de “los Desamparados”, por allá 1493, como actualmente se la conoce y venera en todo el reino de Valencia.

Y resta el posible esclarecimiento de una duda; el nombre del mercedario, fray Juan Jofré. El ‘Jofré’ fue un error cometido por parte de un amanuense del siglo XV encargado de escribir una de las fuentes más consultadas sobre Joan Gilabert, el famoso “Llibre de les Constitucions del Hospital”. Joan Gilabert ― el históricamente rebautizado como ‘Pare Jofré’ ― ya hemos mencionado que era hijo del abogado Francisco Gilabert y de su esposa, Violante. El matrimonio tuvo varios hijos. Uno de ellos, Jofré, obtuvo gran reputación ejerciendo el oficio de su padre, la abogacía. La fama de Jofré fue la que pudo confundir al escriba citado, quien por solo una vez y de manera casi definitiva, rebautizaba, post-mortem, a Joan Gilabert como Joan Gilabert Jofré, por confusión con el nombre de pila de su célebre hermano de sangre.

Sea cual sea la causa, equivocación o no, lo cierto es que aquel mercedario que levantó el primer hospital para dementes en el mundo occidental hoy es conocido como Fray Jofré, declarado Siervo de Dios, mientras un tribunal eclesiástico instruyó finalmente el proceso desde 1996 por encargo del Cardenal Agustín García-Gasco. Si bien, existe una gran dificultad e impedimento en tal proceso, dada la desaparición de documentos durante la invasión napoleónica y la destrucción de los escasos que se salvaron de ella durante la persecución religiosa durante la guerra civil, es decir, testimonios de los siglos XV al XX.

Francisco Gilet

Si te gusta, compártelo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *