
Ibn Marwan fue un rebelde muladí que puso en jaque al emir de Córdoba. Durante veinte años fue uno de los rebeldes más sobresalientes que rechazó la autoridad del emirato y se mostró firme en ejercer su autoridad en las tierras del sur extremeño. Logró apoyos de señores de la zona occidental de al-Andalus e incluso logró el apoyo del rey Alfonso III en ocasiones puntuales. Con la llegada del islam muchos de los habitantes de la Península mantuvieron su fe cristiana, los mozárabes, pero otros abrazaron el islam, los llamados muladíes. Éstos protagonizaron importantes alzamientos contra los emires Omeya.
Su familia era de origen visigodo y su padre llegó a ser wali o gobernador de Mérida hasta que fue asesinado en 828 por rebeldes muladíes y bereberes. Badajoz era una pequeña aldea donde había una población visigoda y una fortaleza abandonada, la aldea estaba a la sombra de la todo poderosa Mérida.

A mediados del siglo IX se produjo una sublevación muladí en Mérida. Ibn Marwan fue hecho prisionero y enviado a Córdoba. En la capital del emirato permaneció durante siete años en los que se ganó la confianza del emir. Se convirtió en capitán de guardias reales, estatus que le reportó beneficios, pero que también le granjeó enemigos, principalmente a Hasim Abd al-Aziz, visir del emir y auténtico hombre fuerte del régimen, quien lo insultó y golpeó en público. Debido a esta humillación, decidió abandonar Córdoba acompañado de un grupo de seguidores.

Cuando iban camino hacia Mérida, se detuvieron en el Castillo de Alange donde se atrincheraron. En el castillo fueron asediados durante tres meses por los soldados del emir, hasta que tuvieron que pedir la paz. El emir les permitió partir hacia la aldea llamada Batalius — actual Badajoz —, Ibn Marwan eligió un enclave frente al cerro de la Muela para asentarse, sin embargo, el emir solo le autorizó a asentarse sobre el cerro. En este momento se sitúa el origen de la ciudad de Badajoz. Sobre el cerro, Ibn Marwan mandó construir una mezquita, una fortaleza y una muralla.

La tregua duró poco tiempo, al año siguiente el hijo del emir salió en campaña contra Ibn Marwan, acompañado por el visir Hashim el que lo humilló en Córdoba. El rebelde buscó refugio en el castillo de Alburquerque y cuando los musulmanes iban a capturar a uno de los baluartes de Ibn Manwar, el duque de Évora, Sadun al-Surumbaqi fue capturado. Entre los prisioneros se hallaba el propio visir Hashim. El rehén fue entregado al rey Alfonso III, quien pidió un rescate inmenso, tanto que el visir permaneció casi dos años recluido en la corte, hasta que pudo hacer frente al pago por su libertad. Esta operación convirtió a Ibn Marwan en jefe de los muladíes del occidente de al-Andalus. Aquel pequeño grupo de amigos y afines al muladí, se convirtió en un ejército bien pertrechado que siguió a su caudillo con fidelidad.

Después de la captura de Hashim, Ibn Marwan decidió dirigirse hacia Sevilla donde saqueó la fortaleza de Tejada y continuó hacia Huelva y el Algarve. Tras esta campaña el emir Muhammad I le permitió asentarse en Badajoz, pero el hijo del emir comenzó otra campaña contra el muladí. Ibn Marwan decidió refugiarse junto al rey Alfonso III, desde donde combatió con éxito al emir omeya.
Durante su estancia junto al rey astur, planeó su regreso a Badajoz. Organizó una campaña, junto al rey Alfonso, para atacar una serie de fortalezas de Badajoz y Mérida. La respuesta del emir fue la de enviar tropas y Badajoz fue sitiada de nuevo. Ibn Marwan decidió firmar la paz en el año 884 en la que consiguió eximir del pago de tributos a los habitantes de Badajoz. Ibn Marwan recibió el reconocimiento de su autoridad a través de un acta oficial emitido por el emir, desde ese momento se convirtió en representante legal de la soberanía omeya en la zona de Extremadura. El pacto fue ratificado por Abd Allah, sucesor del hijo de Muhammad I.

La consecuencia directa de la colaboración fue la reestructuración urbana de Badajoz, de esta manera se produce la verdadera fundación de la ciudad. Ibn Marwan solicitó al emir mano de obra para poder afrontar las reformas, y elevar la ciudad al rango de una sede urbana principal. Protegió a los mozárabes de la zona rural y de Mérida. En Batalius había un templo mozárabe, donde hoy se encuentra la Iglesia de San Juan Bautista y, además, existía el obispado de Mérida
La alianza no significó el fin de las hostilidades. En el año 885 el hijo del emir Abd Allah envió un nuevo contingente encabezado por él mismo. Tres años más tarde, Ibn Marwan solicitó la renovación de su autoridad sobre su territorio, la cual le fue concedida.
Ibn Marwan murió en 912 y le sucedió su hijo Zaid. El territorio fue absorbido por Abd al-Rahman III estableciendo el califato.

José Carlos Sacristán