ISABEL ZENDAL

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La Coruña, 1° de diciembre.

Ayer zarpó de este puerto la corbeta María Pita, al mando del Teniente de Fragata de la Real armada Don Pedro del Barco, llevando a su bordo los individuos de la expedición filantrópica destinada á propagar en América y Filipinas el precioso descubrimiento de. la vacuna.

No se ha Omitido precaución alguna por parte del Ministerio, promovedor de una empresa tan importante como gloriosa, para que produzca pronta y seguramente todo el bien que desea el Rey y espérala humanidad. Son varios los facultativos comisionados, y llevan 21 niños, que siendo sucesivamente inoculados brazo a brazo en el curso de la navegación, conservarán el fluido vacuno fresco y sin alteración.

No por eso se han omitido otros medios de conducirlo, así para mayor seguridad, como para experimentar quales son los que á largas distancias y en diferentes climas deben prefixarse. La expedición hará escala en Tenerife, Puerto Rico y la Havana para ofrecer por todas partes á los hombres el precioso descubrimiento de Jenner, así como lo ha hecho en los pueblos del tránsito desde Madrid, y en este puerto y en Santiago, miéntras se equipaba; la corbeta.

De la Havana pasará a Veracruz, y de allí a otros puertos, en lós quales se irán separando los facultativos, y ramificándose, por decirlo así, la expedición, hasta extenderse sobre todo el continente, fomentada por losVireyes y Gobernadores ilustrados, sostenida por los facultativos despreocupados, auxiliada por los sabios, favorecida de los pueblos, y generalmente protegida por los amigos de la especie humana.

De la América se participarán los mismos beneficios a Filipinas, en donde  necesitarán hombres ilustrados y generosos que procuren introducir la vacuna en otras islas y en la China. Así deberá la mitad del globo un don tan inestimable a la bondad liberal de nuestro Soberano, cuya generosidad se ha extendido a cuidar de la suerte de los niños de la expedición, y de los que en las escalas y en el continente los han de ir sucesivamente reemplazando.

(https://boe.es/datos/pdfs/BOE//1803/104/A01114-01115.pdf)

EL PERSONAJE

Isabel Zendal Gómez nació en Agrela, Santa Marina de Parada, municipio de Ordes(La Coruña) el 26 de febrero de 1773. Hija del agricultor Jacobo Zendal e Ignacia Gómez

De lo poco que se conoce de sus primeros años se sabe que en su infancia era la única niña que iba a clases particulares con el párroco de su pueblo y que durante la epidemia de viruela de 1786 perdió a su madre, lo que la obligó a abandonar la casa familiar y ponerse a trabajar.

Con veinte años Isabel comenzó a trabajar en el Hospital de la Caridad de La Coruña, fundado por Teresa Herrera, primero como ayudante y después como rectora de la Casa de Expósitos.

          El 24 de marzo de 1800 comenzó su trabajo como rectora de la Inclusa y percibía un salario mensual de cincuenta reales y el pago en especie de una libra diaria de pan elaborado con harina fina, de primera criba.7​ A partir de mayo de 1801 recibía media libra diaria de pan para su hijo y, desde agosto, media libra de carne al día.

LA REAL EXPEDICIÓN FILANTRÓPICA DE LA VACUNA

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, también conocida como Expedición Balmis en referencia al médico español Francisco Javier Balmis, fue una expedición de carácter filantrópico que duró desde 1803 hasta 1806 y cuyo objetivo era que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del Imperio español, ya que la alta letalidad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños. Esta expedición se considera la primera expedición sanitaria internacional de la historia.

Conformandose el Rey con la propuesta de Vm. y del Director de la expedicion destinada à propagar en Yndias la inoculacion de la vacuna, permite S.M. que la Rectora de la Casa de Expositos de esa ciudad sea comprehendida en la misma expedicion en clase de Enfermera, con el sueldo y aiuda de costa señalada a los Enfermeros, para que cuide durante la navegacion de la asistencia y asio de los Niños que haian de embarcarse y cese la repugnancia que se experimenta en algunos Padres de fiar sus hijos al cuidado de aquellos, sin el alivio de una Muger de providad. Con esta fha, paso el aviso correspondiente al Ministerio de hacienda para que la Rectora reciva en esa Ciudad la aiuda de costa de tres mil rs con destino à su havilitación y para el abono en Yndias del sueldo de quinientos pp annuales, conta-dos desde el dia que se embarque y la mitad à su regreso, que deberà ser de cuenta del Erario; y à Vm. lo participo de Rl orden para la inteligencia de la Junta de caridad, de que es Presidente, y noticia de la Ynteresada. Dios gue à Vm. ms as. Sn Lorenzo y Octubre, 14 de 1803.

Josef Ano Caballero.

Dn Ygnacio Carrillo y Niebla.’

(Decreto por el que se incorpora a Isabel Zendal Gómez a la expedición Balmis, 14 de octubre de 1803)

Zendal fue contratada en calidad de enfermera, con la misión de cuidar de los 22 niños que llevaron la vacuna, tanto en tierra como en durante la travesía: 6 infantes venidos de la Casa de Desamparados de Madrid, otros 11 del Hospital de la Caridad de La Coruña y 5 de Santiago.

«(los niños) serán bien tratados, mantenidos y educados, hasta que tengan ocupación o destino con que vivir, conforme a su clase y devueltos a los pueblos de su naturaleza, los que se hubiesen sacado con esa condición.

La corbeta María Pita zarpó de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 con 37 personas a bordo, entre los que se encontraba el hijo de Zendal, Benito Vélez, de nueve años.

La expedición llegó a Canarias y el 6 de enero de 1804 inició el paso del Atlántico, llegando a Puerto Rico a principios del mes de marzo. Allí descubrieron que la vacuna ya se había establecido en la isla, por lo que partieron rumbo a la Capitanía General de Caracas, donde arribaron el 20 de marzo de 1804.

Fue ya en el Nuevo Mundo cuando descubrieron las enormes distancias a recorrer y la necesidad de abarcar más cantidad de territorio en el menor tiempo, lo que obligó a dividir la expedición en dos: una dirigida por José Salvany y Lleopart, que tomó rumbo a América Meridional, y la otra, dirigida por Balmis, siguió rumbo a América Septentrional. A este último grupo fue asignada Isabel Zendal y su hijo, llegando a la Ciudad de México el 9 de agosto de 1804.

Una vez cumplido el objetivo en aquellas tierras, la misión partió de nuevo el 7 de febrero de 1805, esta vez a bordo del navío Magallanes, en dirección a Filipinas. La complejidad geográfica del archipiélago filipino demoró la propagación de la vacuna y no fue hasta 1809 cuando todos los expedicionarios, menos el director, volvieron a Acapulco.

La expedición vacunó directamente a unas 250 000 personas.

La idea inicial era regresar a España, pero las revueltas independentistas acabó con la expedición y Zendal se estableció en Puebla de los Ángeles con su hijo.

Del final de su vida conocemos poco. Lo último que sabemos de ella es que en 1811 continuaba solicitando una pensión de 3 reales mensuales a la que tenía derecho su hijo por ser uno de los niños de número que vino con la vacuna y no se la pagaban las Cajas Reales de Puebla donde se hallaba viviendo. Se desconoce la fecha y el lugar de su muerte.

La Rectora que con el excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud, infatigable noche y dia ha derramado todas las ternuras de la más sensible Madre sobre los 26 angelitos que tiene a su cuidado, del mismo modo que lo hizo desde La Coruña y en todos los viajes y los ha asistido enteramente en sus continuadas enfermedades (Balmis, Macao, año 1806).

Ricardo Aller

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