NOVENA A SAN FRANCISCO DE BORJA:
Glorioso San Francisco de Borja, si es para gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma, alcánzame del Señor lo que te pido en esta novena y si no, encamina mi petición a Dios para que en mí y en todos se cumpla la divina voluntad. Amén.
Dios y Señor de los Ángeles, cuya pureza conservó tu siervo San Francisco de Borja entre los peligros de la juventud, de la abundancia y de los halagos de la corte. Por los méritos de los Ángeles y de la angelical alma de San Borja, te suplico, Dios mío, conserves la pureza de mi cuerpo y alma y me concedas el favor que te pido por intercesión de San Borja. Amén (Oración para el primer día).
Santísimo y amado padre San Francisco de Borja, grande por naturaleza en la tierra y mayor por tu humildad en el cielo, ejemplo de príncipes y señores, guía de sacerdotes y maestros, modelo de religiosos y prelados, celosísimo del bien de las almas y a quien Dios ha concedido especial gracia para desterrar las tercianas y otras enfermedades; para apaciguar los discordes, conservar el honor y recobrar buena fama; para aplacar los terremotos y librar de sus daños a tantos pueblos y ciudades que te invocan como su protector y patrono.
A ti acudo, padre mío, para que como tan amante de María Inmaculada y de Jesús Sacramentado, intercedas por mí, alcanzándome el perdón de mis pecados e imitación de tus virtudes, hasta gozar de Jesús y María por medio de una santa muerte, y que en vida logre la gracia que te pido por medio de esta novena, si ha de ser para gloria de Dios y tuya. Amén. (Oración para el final del día).
EL PERSONAJE
Francisco de Borja y Aragón nació en Gandía el 28 de octubre de 1510. Hijo de Juan de Borja y Enríquez de Luna, III duque de Gandía, y de Juana de Aragón y Gurrea, hija natural de Alonso de Aragón, virrey de Aragón y bisnieto del papa Alejandro VI , Rodrigo de Borja.
Recibió su primera instrucción en Zaragoza, donde fue llevado hacia 1520, cuando contaba con 10 años de edad. Allí tuvo como maestro al filósofo y matemático Gaspar Lax, conocido como el príncipe de la lógica.
Aunque de niño fue muy piadoso y deseó convertirse en monje, su familia lo mandó a la corte de Carlos V, encontrándose en 1522 en el palacio de Tordesillas, donde sirvió a la reina Juana I.
En 1528, su padre le concedió la mitad de la baronía de Llombay y el título de barón, mientras el rey lo nombró gentilhombre de la Casa de Borgoña. Un año después se acordó su matrimonio con Leonor de Castro, Caballeriza Mayor y dama de la reina Isabel de Portugal, quien postuló a Francisco a Caballerizo Mayor, además de elevar el título de la baronía de Llombay a marquesado. Borja se encargaría personalmente de organizar cada desplazamiento de la emperatriz fuera de palacio, de los animales, de las literas y hasta de ayudarla a montar y desmontar del caballo, además de tratar de forma muy estrecha al joven Felipe.
Ni se olvidará V.M. de las muchas horas que en su tierna edad le traje en estos brazos y se adormeció en ellos (Francisco de Borja a Felipe II)
UN CAMBIO RADICAL DE VIDA
Isabel de Portugal murió en Toledo el 1 de mayo de 1539 a los 36 años de edad, causando una honda impresión en Francisco de Borja, quien desde entonces la recordó todos los años en su Diario Espiritual por considerarla la fecha de su conversión:
Por la emperatriz que murió tal día como hoy. Por lo que el Señor obró en mí por su muerte. Por los años que hoy se cumplen de mi conversión.
Su hijo Felipe encabezó los funerales y Francisco de Borja organizó la comitiva que escoltó el cuerpo de la emperatriz hasta su tumba en la Capilla Real de Granada.
He traído el cuerpo de nuestra Señora en rigurosa custodia desde Toledo a Granada, Jurar que es Su Majestad no puedo. Juro que su cadáver se puso ahí.
Tras las exequias, recuerda la tradición que le comentó a un allegado:
Nunca volveré a servir a señor que se me pueda morir.
En ese mismo año, Carlos I lo nombró virrey de Cataluña, cargo que desempeñó con gran eficiencia.
Paréceme que muchas cosa se remedian mejor con suavidad que ahorcando hombres:; porque si este fuere el remedio ya se hubieran acabado los males en Cataluña.
LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Te pido, Padre, potencia para aniquilar lo malo; Hijo, luz para quitar las tinieblas, y Espíritu Santo, fuego para quemar.
Cuando el padre de Francisco murió, el nuevo duque de Gandía se retiró a su tierra natal y llevó, con su familia, una vida entregada puramente a la fe. Por esos tiempos entró en contacto con algunos de los primeros jesuitas: los padres Pedro Fabro y Araoz. De aquel contacto nació su deseo de ayudar económicamente a la orden fundada por Ignacio de Loyola, convirtiéndose en un gran benefactor del Colegio Romano y fundando la Universidad de Gandía.
Su esposa Leonor falleció en 1546 en el Monasterio de San Jerónimo de Cotalba y en junio de ese mismo año decidió ingresar en la Compañía de Jesús, renunciando a sus títulos en favor de su primogénito, Carlos. Al poco tiempo se le ofreció el título de cardenal, pero lo rechazó, prefiriendo la vida de un predicador itinerante que vivía con gran fervor la Pasión.
Francisco para siempre del Señor.
En 1550 partió hacia Roma, dedicando su vida a la oración y la penitencia. Vuelto a España, a Oñate, se rapó la cabeza y se afeitó antes de ser ordenado sacerdote.
Señor, concédeme una buena y sana elección. Para ello te pido, Señor, perdón de mis muchos pecados, quiero confundirme por mis pecados y quiero sobre todo, confiar en la bondad de nuestro Señor Jesucristo.
En 1554 se convirtió en el comisario general de los jesuitas en España y en 1565, a la muerte del padre Laínez, Padre General de toda la orden.
El electo revisó las reglas de la orden y, por influjo de las prácticas de ciertos jesuitas españoles, fijó el tiempo dedicado a la oración: una hora diaria, por la mañana.
Procuro concertar el reloj del alma, controlar los sentidos, «limpiar el espejo del ánima.
Al Espíritu Santo se pidió amor para quitar el amor a todas las cosas, por ponerle en él, y amar del amor que fuimos amados.
Teniendo como secretario a Juan Alfonso de Polanco, Borja se preocupó de que cada provincia jesuítica tuviese su propio noviciado y fundó personalmente el Noviciado de San Andrés del Quirinal.
Una de las tareas más delicadas de este gobierno fue negociar con el papa Pío V, quien deseaba reintroducir el oficio cantado en la Compañía. La medida comenzó en mayo de 1569, pero solamente en las casas profesas y sin interferir con otras tareas.
LA MÚSICA
Se conoce poco su aportación al mundo de la música, pero, sin duda, fue un autor muy relevante en la música del siglo XVI (Bernardo Adam Ferrero).
La obra más conocida, que se le atribuye, es Visitatio sepulchri, un drama litúrgico escrito en 1551, que representa los episodios del Entierro y la Resurrección de Cristo.
Se considera que escribió algunas otras composiciones religiosas que han tenido una menor notoriedad, pero también consideradas, por los especialistas, como excelentes.
PADRE GENERAL
Con Francisco al mando, los Colegios fueron prosperando durante el periodo , pasando de 50 en 1556 a 163 en 1574. Además, Borja promulgó la primera Ratio Studiorum en 1569, inició la remodelación de la Iglesia del Gesù en Roma y dio gran impulso a las misiones en Florida, Nueva España, Perú, Cartagena de Indias, Malaca, China, Japón o las islas Molucas, no todas exitosas: en 1570, una expedición misionera comandada por Inacio de Azevedo fue exterminada en Brasil por los protestantes en alta mar.
Don Sebastián y la corona portuguesa habían dotado el colegio de Río de Janeiro y el general de los jesuitas, Francisco de Borja, había nombrado visitador de todas aquellas le-janas y extensas tierras a Ignacio Azevedo, que regresó de allí a informar a Borja y a reclutar misioneros. De España consiguió a diez voluntarios, entre ellos Francisco Pérez Godoy, pariente, por cierto, de la querida madre Teresa de Jesús. Logró reclutar a ochenta y siete personas, de las cuales treinta y siete eran jesuitas. Tres naves zarparon con las velas henchidas de ilusión desde Lisboa a comienzos del verano del año setenta. Navegaron primero rumbo a la isla de Madeira, y se dirigían a las Canarias, cuando cinco navíos les abordaron en plena travesía. Eran hugonotes franceses furiosos, que, comandados por el corsario Xaques Soria, martirizaron a cuarenta jesuitas. Azevedo confesó valientemente su fe mientras sostenía en sus manosuna copia de cuadro de la Virgen de San Lucas que le había regalado Francisco de Borja (Pedro Miguel Lamet).
En aquellos años, Francisco de Borja tuvo cierto peso en las cortes de España, Portugal, Francia y en la Santa Sede, consiguiendo una mezcla de serpiente y paloma: consiguió que las cartas de Felipe II le llegaran en secreto para que no se ofendiera el legado, el cardenal Alejandrino; en Portugal, Borja se postuló un reinado fuerte, mientras que en Francia supo actuar eficazmente en la sombra., aunque no le faltaron sinsabores.
Día de mi crucifixión (Diario, sobre el día de su nombramiento)
MORIR POR ÉL
La mortificación es vivificación, el obedecer es reinar, la pobreza es riqueza; el vivir es morir.
Francisco solía llevar una calavera en un saco de fieltro a modo de recordatorio de un encuentro de amor más profundo, el de morir por Cristo. Como si, para ese abrazo definitivo quisiera estar preparado:
Aparajarme para morir por ÉL, si hace falta, una vez cada hora y vivir como quien está para morir.
Quería estar atado a la cruz, vivir al pie del madero, siempre al pie muriendo y morir por Cristo. Y a veces, cuando alzaba la sagrada forma en la misa, pedía sentir qué sintió él cuando lo levantaron a la cruz, qué sintió María cuando lo tuvo entre sus brazos en Belén y en la sepultura.
Experimentaba, como Ignacio de Loyola, gran consuelo interior cuando celebraba, y tenía un sueño que repetía siempre y Dios le concedió: poder comulgar el día de su muerte, que le llegó en Roma a la medianoche del 30 de septiembre de 1572, diciendo:
Solo quiero a mi Señor Jesucristo.
El Papa Urbano VIII lo beatificó en 1624 y canonizado en 1671, por el papa Clemente X.
Su memoria litúrgica se celebra el 3 de octubre en el rito romano de la Iglesia católica. Antes de la reforma litúrgica de Pablo VI, se celebraba el 10 de octubre.
SAN FRANCISCO DE BORJA Y EL MORIBUNDO IMPENITENTE
San Francisco de Borja y el moribundo impenitente es un cuadro de Francisco de Goya pintado en 1788 por encargo de los IX duques de Osuna para su capilla de la Catedral de Valencia. En él Francisco de Borja intenta convencer agitando el crucifijo a un moribundo de que confiese, mientras que unos seres grotescos, probablemente demonios, esperan hacerse con la posesión de su alma.
San Francisco viste sencillo hábito y porta un crucifijo en su mano derecha, implorando a Jesús por el alma del moribundo. De las llagas de Cristo sale un chorro de sangre que purifica al pecador y consigue expulsar a los demonios de su cuerpo. Los demonios se presentan como monstruos tras la cama, anticipándose a las imágenes de las Pinturas Negras de Goya.
Ricardo Aller
Hola Ricardo, gracias por la semblanza, que no conocía, de este santo español miembro de la «aguerrida tropa» de S. Ignacio, S. Francisco de Borja.
Llevo con orgullo el nombre de otro reclutado por S. Ignacio, fundamentalmente por su entrega incondicional al servicio del Señor. ¡Qué ejemplos para nosotros, hoy en día en que el compromiso y la entrega a los valores y a la Fe están tan desprestigiados e incluso perseguidos!