Vasco Núñez de Balboa, descubridor

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Vasco Núñez de Balboa nació en Jerez de los Caballeros (Badajoz), por allá 1475, para fallecer en Acla, Panamá, el 19 de enero de 1519. Fue fundador y alcalde de Santa María la Antigua del Darién, primera ciudad española en la América continental, y de Acla, así como conquistador de una gran parte de la región transístmica americana. Tuvo los títulos de adelantado de la Mar del Sur y gobernador de las provincias de Panamá y Coiba.

Fue su vida una aventura constante que tuvo un final sumamente desgraciado. El arranque de todo ello tiene por nombre Fernández de Enciso, el bachiller acusado por Núñez de Balboa de abuso de autoridad cuando éste tomó el mando absoluto de santa Maria la Antigua y de Nombre de Dios.  El dejar al bachiller en libertad para volver a La Española y luego a España, junto con dos representantes de Balboa destinados a lograr suministros y el permiso de proseguir en sus conquistas, no fue la mejor de las decisiones de Balboa.

Vasco Núnez de Balboa en su faceta de conquistador recorrió el istmo de Panamá, sometiendo tribus indígenas y aliándose con otras. Atravesó ríos, montañas y pantanos en busca de oro y esclavos, aplacando revueltas de españoles rebeldes a su autoridad. Logró la siembra del maíz y recibió provisiones de La Española y de España. Hizo que sus soldados se habituaran a la vida de exploradores de tierras coloniales. Núñez de Balboa logró recoger mucho oro, en parte de los adornos de las mujeres indígenas y el resto obtenido por formas violentas. En 1513, escribió una extensa carta al rey de España en la que le solicitaba más hombres aclimatados en La Española, armas, provisiones, carpinteros para construir buques y los materiales necesarios para levantar un astillero. En 1515, en otra carta hablaba de su política humanitaria para con los indígenas y aconsejaba al mismo tiempo, que las tribus caníbales o temidas fueran castigadas con severidad extrema.

A finales de 1512 e inicios de 1513, llegó a una comarca donde dominaba el cacique Careta. Este fue derrotado fácilmente y luego se hizo amigo de Balboa, recibiendo el bautismo cristiano y pactando una alianza con los castellanos que aseguró la subsistencia de la colonia, ya que el cacique prometió suministrarles alimentos. Es en esta comarca donde Núñez de Balboa escuchó por primera vez de la existencia de otro mar al otro lado de las montañas. Durante una disputa entre españoles con el poco oro que estaban encontrando, Panquiaco, hijo mayor de Comagre, se enojó por la avaricia de los españoles y tumbó la balanza que medía el oro y replicó: «Si tan ansiosos estáis de oro que abandonáis vuestra tierra para venir a inquietar la ajena, yo os mostraré una provincia donde podéis a manos llenas satisfacer ese deseo».

Aquellos anuncios venían acompañados con la necesidad de contar con más de mil hombres para conquistar a las tribus indígenas, tanto las que habitaban tierra adentro como las que estaban a la orilla del otro mar. Son las primeras referencias al Imperio Inca. La noticia inesperada de un nuevo mar rico en oro fue tomada muy en cuenta por Núñez de Balboa. Decidió regresar a Santa María a comienzos de 1513 para disponer de más hombres provenientes de La Española, y fue ahí cuando se enteró que Fernández de Enciso había persuadido a las autoridades coloniales de su versión de lo ocurrido en Santa María. Entonces, Núñez de Balboa envió a Enrique de Colmenares directamente a España para buscar ayuda, en vista que no había habido respuesta de parte de las autoridades de La Española.

La petición de más hombres y suministros en España fue denegada porque el caso de Fernández de Enciso ya era conocido por la Corte española. Visto lo cual, Balboa echó mano de sus propios recursos y apoyándose en gran medida en los indígenas emprendió lo que seria su gran descubrimiento. Aquellos indígenas conocían todos los secretos de la selva, así como del modo de aprovisionarse de agua o de encender fuego.

Núñez de Balboa, el 1 de septiembre de 1513, inició su viaje expedicionario a través del istmo de Panamá, junto con 190 españoles, algunos guías indígenas y una jauría de perros. Con un pequeño bergantín y diez canoas indígenas navegaron hasta las tierras del cacique Careta. El 6 de septiembre, desde lo que después se llamó Acla, remontaron la espesa selva para llegar el 24 a las tierras del cacique Torecha. La lucha fue encarnizada, decidiendo los indígenas supervivientes aliarse con Balboa. Exhaustos los expedicionarios y con muchos malheridos, algunos decidieron descansar en el poblado de Cuarecuá, antes dominado por el cacique Torecha muerto en los enfrentamientos. Sin embargo, Balboa decidió proseguir el camino con 67 españoles y varios indígenas. Entre tal expedición se hallaba Francisco Pizarro y el enojado Ponquiaco que había incitado a Balboa a iniciar la búsqueda de ese mar desconocido.

Se adentraron en lo que ahora se llaman montañas Urrucallala, entre los ríos Sabanas y Cucunati, adelantándose en ese trecho Balboa ante el anuncio que desde la cima de tal cordillera se podía contemplar el mar. En la cima de alguna de esas montañas fue cuando, a lo lejos, Balboa pudo contemplar en el horizonte ese mar. Los restantes, con el capellán Andrés de Vera, llegados junto a Balboa demostraron su alegría por el descubrimiento, entonando un Te Deum Laudamus, mientras algunos de ellos levantaban pirámides de piedras o grababan cruces en los árboles con sus dagas y espadas para dejar constancia del descubrimiento. Todo eso ocurrió el 25 de septiembre de 1513.

A continuación, se intentaron en las tierras del cacique Chiapes. Vencido en breve combate, fue invitado a colaborar con la expedición. Desde ese punto salieron tres grupos a la búsqueda de caminos para llegar al mar avistado. Fue el comandado por Alonso Martín de San Benito el que llegó a la orilla para embarcarse en una canoa y dar fe de que había navegado por primera vez por dicho mar. Avisado Balboa, se encontraron con él y sus 26 hombres cerca de lo hoy conocido como Punta Buena Vista. Fue allí en donde Núñez de Balboa se adentró en el mar, con una espada en una mano y un estandarte con una imagen de la Virgen en la otra y, en el instante de llegarle el agua a las rodillas, tomó posesión de aquel mar en nombre de los reyes de Castilla, Juana y Fernando. Balboa bautizó al golfo donde estaban como San Miguel, porque fue descubierto el día de San Miguel Arcángel, 29 de septiembre y al nuevo mar como Mar del Sur, por el recorrido que tomó la exploración al llegar a dicho mar. Este hecho fue un hito importante en la larga búsqueda llevada a cabo por los españoles de una ruta marítima a Asia por occidente. Un mes después, el 29 de octubre del dicho 1513, hacía la segunda toma de posesión ya fuera del Golfo de San Miguel y en la costa de mar abierto, en algún lugar de la actual playa de Gonzalo Vázquez.

Luego, en 1520, Fernando de Magallanes rebautizaría aquel mar del Sur como océano Pacífico, por sus aparentemente calmadas aguas. Nada más lejos de la realidad.

La vida y aventuras del intrépido jerezano Vasco Núñez de Balboa prosiguió en su afán de conquista y botines, hasta llegar al patíbulo por allá enero de 1519. Pero eso ya será objeto de otro relato.

Francisco Gilet.

Bibliografia

Asenjo García, Frutos. Vasco Núñez de Balboa: El descubrimiento del Mar del Sur.

Garrison, Omar V. Balboa el conquistador: La odisea de Vasco Núñez, descubridor del Pacífico

             

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