ÁLVARO DE SANDE, HÉROE DE LOS TERCIOS

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Estaban de crüeza fiera armadas

las tres inicuas hadas cruda guerra

haciendo allí a la tierra con quitalle

éste, qu’en alcanzalle fue dichosa.

¡Oh patria lagrimosa, y cómo vuelves

los ojos a los Gelves, sospirando!

Él está ejercitando el duro oficio,

y con tal arteficio la pintura

mostraba su figura que dijeras,

si pintado lo vieras, que hablaba.

El arena quemaba, el sol ardía,

la gente se caía medio muerta;

él solo con despierta vigilancia

dañaba la tardanza floja, inerte,

y alababa la muerte glorïosa.

(Garcilaso de la Vega, Égloga II)

EL PERSONAJE

Hijo segundón de Juan de Sande, segundo señor de Valhondo, Álvaro de Sande nació en Cáceres a comienzos del siglo XVI. En un principio encomendó su vida a la carrera eclesiástica tras estudiar Derecho en Salamanca, pero gracias a una dispensa papal terminó en el oficio militar, poniéndose a las órdenes de Ferrante de Gonzaga, virrey de Sicilia.

            Su bautismo de fuego se produjo en la Jornada de Túnez, en junio de 1535, donde destacó en los combates en La Goleta y que acabó con la recuperación de la plaza , arrebatándosela a Barbarroja y a los otomanos. Álvaro de Sande combatió en el ala derecha de la formación y, una vez rendido ese frente, se trasladó al flanco contrario, donde salvó la vida de un compañero que estaba rodeado por varios hombres de Barbarroja, siendo herido en una mano

El fargento mayor avisó á los Capitanes que eftuvieffen apercebidos diziendoles el orden que eftava dado, que era que falieffen por tercios llevando Santiago la vanguardia, San Jorge batalla, San Martin retaguardia, y dos mil Tudefcos por batalla; tenían la mifma orden los Italianos, y para focorro tres mil Efpañoles, de los vifoños.

En 1537 se designó a Sande capitán de 600 soldados, combatiendo de nuevo en Túnez, donde capturó una bandera turca. Su actuación le valió el mando del Tercio de Diego de Castilla, compuesto por nueve compañías de soldados veteranos, que más tarde se conocería como el Tercio de Saboya.

En 1538 Álvaro y su Tercio embarcó en la flota de Andrea Doria, como parte de las fuerzas de la Liga Santa, para terminar con el dominio de los turcos en el Mediterráneo. La flota se dirigió hasta Castelnuovo  y atacó el castillo, conquistándolo. Tras esta acción, la flota regresó a Sicilia, dejando una guarnición al mando de Francisco de Sarmiento.

Los aliados, vista la insistencia de Andrea Doria por aprovechar la fuerza reunida convinieron atentar a Castell Nuovo , fortaleza de importancia en el golfo de Cattaro (https://armada.defensa.gob.es/html/doc/personajes/tomo1/tomo_01_17.pdf)

1540. Los fueron enviados a África para preparar la ofensiva contra Argel. Debido al fallecimiento del maestre de campo del Tercio de Juan de Vargas,  Sande asumió el mando de los dos tercios, capturando Monastir, Esaque, Susa, Xamilo y Xamel.

Siempre será mejor la vecindad del rey de Túnez que será vasallo de su Mad necesariamente (Andrea Doria a Francisco de los Cobos)

            Finalizando el verano de 1541, Sande recibió órdenes de tomar una playa en Argel para una nueva campaña que se inició en octubre, a pesar de la mala previsión ante la llegada del otoño. Así, 300 naves se acercaron a las costas de Argel, siendo Álvaro de Sande el encargado de asegurar la zona de desembarco. Finalmente se desató un temporal y no pudieron desembarcarse los materiales de asedio, caballos y víveres, por lo que, cuando comenzó el asedio sobre la plaza, la empresa se antojaba casi imposible, más aún cuando el temporal recrudeció, por lo que no hubo más remedio que levantar el sitio y regresar a los buques. La campaña acabó en un desastre mayúsculo y Sande embarcaría con sus hombres rumbo a Cerdeña.

En 1542 fue llamado nuevamente por Carlos para ponerse a las órdenes del Gran Duque de Alba, por lo que embarcó en las flotas de Bernardino de Mendoza y Andrea Doria para dirigirse a la defensa de Perpiñán,

En 1542, Álvaro de Sande y su tercio acudieron a la defensa de Perpiñán, asediada por el ejército del rey de Francia Francisco I. Embarcado en las flotas de Bernardino de Mendoza y Andrea Doria, Sande y el resto de españoles resistieron hasta la llegada del ejército de don Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, y el infante Felipe,​ provocando la retirada del ejército francés. El asedio fue una de las derrotas más costosas del primo de Carlos V.

No te puedes imaginar lo que me revienta que (Carlos V) me llame Paquito (Arturo Pérez-Reverte, Jodía Pavía).

FLANDES

Fue en 1543 cuando Álvaro de Sande partió a Flandes a la conquista de Duren, la plaza de murallas inexpugnables del duque de Cleves-Julich, el mayor aliado de Francisco I entre los nobles de Flandes.

El 22 de agosto de 1543, el ejército imperial, formado por 20.000 soldados alemanes, 4.000 españoles y otros 4.000 italianos, se plantó en la plaza. Carlos V ordenó a españoles e italianos la misión de batir y asaltar las murallas. Tras un primer intento, el segundo asalto fue definitivo: los españoles escalaron la muralla, desafiando el fuego enemigo y sufriendo graves bajas.

De 14 soldados, pronto murieron 9 y los otros 5 consiguieron parapetarse con piedras y los cuerpos de sus compañeros, haciendo grave daño con sus arcabuces al enemigo, aunque al final también murieron (Rafael María Molina Sánchez).

Viendo la crítica situación, el emperador Carlos ordenó a los alemanes de su campo que se lanzaran también al asalto, mientras los españoles redoblaban su ataque, logrando finalmente escalar y entrar en masa, siendo el primero que entró el capitán Monsalve. De los españoles se dijo “eran como diablos, unos hombres pequeños y negros que se pegaban a las paredes como murciélagos y era imposible arrancarlos”.

En un momento entraron 1.000 españoles al grito de “Dentro, dentro”. Los defensores perdieron la moral y los españoles se desquitaron de sus pérdidas matando a 1500 alemanes. Murieron 500 españoles y 300 italianos.. Se distinguieron el conde de Feria, que mandaba a los Tercios y el capitán Don Álvaro de Sande, quien al comienzo de la contienda  arengó a sus tropas al grito deHoy me veréis en Düren, vivo o muerto”. (Rafael María Molina Sánchez).

            En 1544, Sande formó del sitio y conquista de Landresi en 1544. Don Álvaro resultó herido al dirigir personalmente a sus soldados en el asalto de las murallas, pero a solicitud del emperador, pese a su heridas, continuó dirigiendo el ataque desde su lecho.

Ya con fama de soldado victorioso, a Sande se le ordenó la toma de Luxemburgo. Este Estado de Lucemburg se junta con Brabancia por parte de Setentrión, y confina con Lorena por Mediodía, y responde a la parte de Francia, que llaman la Campania, o Campaña en su lengua, por el Occidente. Al Oriente tiene Alemaña. Hay hasta París diez leguas, o cerca.

Teniendo intento el Emperador de entrar este año por esta parte, como lo hizo, proveyó, con muy acertado consejo, que don Alvaro de Sande, maestre de campo, con hasta dos mil y quinientos soldados que en su tercio tenía españoles, invernasen en torno de Lucemburg, a fin que de allí gastasen y molestasen la tierra de los enemigos, y también impidiesen que no entrasen bastimentos en aquella plaza.

     Y don Alvaro, como famoso soldado, se dio tal maña, que cada día corría la tierra de Francia y traía las presas y prisioneros, y hizo cosas notables (https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-vida-y-hechos-del-emperador-carlos-v–2/html/feecfcca-82b1-11df-acc7-002185ce6064_53.htm).

Una vez tomada Luxemburgo, Carlos V se fijó en Francia. Inglaterra, aliada española, atacaría desde el norte mientras que las tropas imperiales, reunidas en Metz, lo harían desde el este. Los españoles, con el tercio de Sande a la cabeza, pusieron sitio a Saint-Dizier y, tras tomarla, se dirigieron contra Chateau-Tierry, a tan solo dos días de París. Pero los ejércitos estaban agotados y ambos reyes accedieron a firmar la Paz de Crépy el 18 de septiembre de 1544.

1545. Como fruto del acuerdo entre Fernando I de Habsburgo y Carlos V, Sande  fue despachado a Hungría en cargo de maestre de campo de un tercio de dos mil soldados hispanos con el objetivo de fortalecer la capacidad defensiva del rey de Hungría y de Bohemia contra el avance otomano.

Durante su permanencia en Hungría, el tercio de Sande se incorporó al ejército de Fernando, luchando contra los oligarcas János Podmaniczky y Miklós Kosztka en el condado de Trencín, en Hungría Superior. Después de la exitosa misión, el tercio pasó el invierno en Nagyszombat con la misión de luchar durante la siguiente primavera contra el bajá otomano de Buda.

En 1546 se produjo la guerra de Esmalcalda, producida por la sublevación de los príncipes protestantes alemanes que habían formado la llamada Liga de Esmalcalda, Carlos V mandó llamar a Álvaro de Sande y sus tropas, los cuales recorrieron 450 kilómetros para llegar a Ratisbona, venciendo en Ulm y Nördlingen. También se produjeron combates en Neuburg, Landshut, Ulm, Ingolstadt y Rottenburg. Durantes estos combates, Álvaro de Sande, vestido de soldado alemán, se infiltró junto a dos de sus hombres para reconocer las defensas del enemigo, llevando la información al ejército del duque de Alba.

MÜHLBERG

Amanecer de 24 de abril de 1547. Carlos V ordenó moverse a la vanguardia del ejército imperial comenzó a moverse, buscando una manera de que todas las tropas pudieran cruzar el río. Aprovechando la oscuridad de la noche y la densa niebla que poblaba la zona, pequeños grupos de veteranos españoles e italianos cruzaron a nado y eliminaron a los pocos centinelas sajones que vigilaban la otra orilla, mientras los destacamentos de los tercios de Lombardía y Nápoles, siguiendo el plan trazado por el duque de Alba, y con ayuda de un pastor local, descubrieron un vado por el cual podrían cruzar el Elba.

El enfrentamiento principal comenzó por la tarde, donde Álvaro de Sande y su tercio capturaron a Juan Federico I, Elector de Sajonia, jefe de los protestantes y de la Liga de Esmalcalda.

En Alemania, en todas aquellas guerras, hallándose en ellas el Emperador mi Señor, en cuya Real Presencia hizo cosas muy señaladas, así en la batalla en la que fue preso el Duque de Sajonia, de que el dicho marqués fue autor (Carta de concesión del marquesado de Valdefuentes por parte del rey Felipe IV a su nieto).

ITALIA

Concluidas las campañas en Alemania, don Álvaro pasó a Italia para ponerse nuevamente a las órdenes de Ferrante Gonzaga. En aquel momento, Gonzaga no disponía de recursos económicos, por lo que el maestre se reunió con el emperador, pidiéndole por sus hombres:

Este tercio de soldados viejos que ha servido al César en todas las guerras fiel y valientemente, debajo de mi mano.

La respuesta de Carlos V fue definitiva:

Si quisiera despedir a todos mis hombres solo a vos detuviera.

Álvaro de Sande regresó a Lombardía como gobernador de la plaza de Corio, situada al norte de Turín, y con la promesa de que se les pagaría a sus hombres.

El tercio de Sande participó en numerosas campañas: Parma, Lombardía, Asti o Ferrara contra el mariscal Brissac, logrando ser reconocido como Maestre de Campo General de todo el ejército imperial en Italia tras la muerte de Pirro Colonna en 1552. El extremeño tuvo que renunciar al mando de su tercio: solamente pudo quedarse con 300 soldados viejos y 100 jinetes.

En aquella época se produjo la defensa de Pontestura, en el Monferrato. El duque de Alba ordenó a Sande una empresa imposible: la plaza no contaba con defensas naturales y disponía de apenas 700 españoles y 800 infantes alemanes. El maestre le pidió al duque una orden por escrito, y una vez recibida sacó 150 hombres más de refuerzo ante un ejército francés que superaba con mucho los 20.000 hombres.

La situación era desesperada, así que Sande pidió voluntarios. En ese momento el prestigio del maestre era tal que se presentaron 5 banderas desde Alessandría, atraídas por la gloria de combatir bajo su mando.

Los españoles resistieron el asedio y provocaron la retirada del ejército francés del mariscal de Brissac. Esta impresionante victoria llevó al duque de Alba a premiar al de Cáceres a nombrarlo gobernador de Asti y del valle de Ferrara.

Ya con Felipe II en el trono, se emprendió una campaña contra el Turco en el Mediterráneo en 1559. Un año después tendría lugar una batalla en los Gelves.

LOS GELVES

Frente a la amenaza del imperio otomano, Felipe II reclamó al papa Paulo IV y a sus aliados preparar una expedición combinada en 1560 contra Trípoli , ciudad arrebatada una década atrás por el corsario Dragut a la Orden de San Juan. La coalición estuvo formada por Génova, España, Florencia, los Estados Pontificios y los Caballeros Hospitalarios, reuniendo una fuerza de unas 50 galeras y unas 40 embarcaciones menores.

El primer problema surgió cuando los preparativos se alargaron en demasía.

Yo no he tardado de decirle al duque de Medinaceli muchas veces que en la brevedad del tiempo consistía el mayor bien de esta empresa y que la dilatación era la mayor dificultad… que no parece que ha habido parte de Italia de donde no se haya traído gente y otras provisiones (Sancho de Leyva).

Giovanni Andrea Doria,  asistido por su tío Andrea Doria, que murió a los 94 años poco después de los preparativos, se encargó de capitanear la flota reunida en Messina. Con una parada previa en Malta a causa del mal tiempo y donde perdieron a 2.000 hombres por enfermedad, la flota arribó en la costa de Trípoli a finales de febrero de 1560. Allí, la tibieza de Doria provocó el desastre.

El grueso de la flota tuvo que refugiarse en Los Gelves, donde desembarcaron sin oposición. Juan de la Cerda , duque de Medinaceli, ordenó que se levantara un fuerte en el norte de la isla, pero Piali Pacha no lo permitió: los turcos atacaron con fiereza y en cuestión de horas hundieron más de la mitad de la flota cristiana.

Tras tres meses de asedio, la guarnición de Los Gelves se rindió el 31 de julio de 1560 ante un ejército de casi 40.000 musulmanes. Durante la resistencia extrema vivida por 2.000 españoles, el maestre de campo Álvaro de Sande encabezó una última salida desesperada días antes de la rendición, pero cuando los turcos tomaron los pozos de agua ya solo quedaba la rendición. Los 1.000 supervivientes fueron aniquilados o, en el mejor de los casos, llevados cautivos a Estambul (entre ellos, a Berenguer de Requesens, Sancho de Leyva, Lope de Figueroa , Sancho Dávila , Rodrigo de Zapata y Álvaro de Sande) y los cadáveres de los muertos fueron empleados para levantar una pirámide de huesos y calaveras recubiertas con tierra de la playa.

He matáronme delante de los ojos al capitán Hierónimo de Sande, mi sobrino, otros amigos e muchas personas queridas (Álvaro de Sande).

La mayoría de los rehenes fueron rescatados en poco tiempo, salvo Álvaro de Sande, que fue liberado en 1565 por el sultán solo después de la mediación del rey Carlos IX de Francia y del pago de 60.000 escudos de oro.

Tras regresar a España don Álvaro fue enviado a las órdenes del virrey de Sicilia, García de Toledo, que estaba preparando un socorro a la isla de Malta para liberarla del asedio del Turco y su ejército de 40.000 soldados en su intento por tomar el último bastión cristiano del Mediterráneo . Enfrente, 500 caballeros, 1000 soldados entre españoles e italianos, 100 soldados de galeras y esclavos, algo más de tropa griega y siciliana, y unos pocos miles de pobladores locales.

Álvaro de Sande, a cargo del Tercio de Nápoles junto con Ascanio della Cornia, mandó la vanguardia de las fuerzas que cargó sobre los turcos que iban a tomar posesión de una colina, con una única compañía de arcabuceros. Los turcos, asombrados por el ímpetu del ataque, emprendieron la huida. El 12 de septiembre de 1565 desaparecía en el horizonte la última vela turca.

Con una trayectoria intachable, Sande fue nombrado coronel de infantería de Nápoles y tuvo bajo su mando a Miguel de Cervantes. También estuvo en el consejo de guerra que se creó para la batalla de Lepanto, planificando la estrategia a seguir. Más tarde, Felipe II le concedió el marquesado de la Piovera.

En 1571 ostentaba el cargo de gobernador de Milán, lugar donde murió dos años después, en 1573.

El 20 de agosto de 1616, Felipe III le concedería el título de marqués de Valdefuentes a su nieto, Álvaro de Sande, en reconocimiento a los méritos de su abuelo.

Ricardo Aller Hernández

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