
Sepan quantos esta carta vieren e oyeren cuemo nos, don Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallizia, de Seuilla, de Cordoua, de Murçia, de Jahen, del Algarbe. Por sabor que avemos de fazer bien e merced al concejo de Murcia, porque sean mas ricos e mas abondados, damosles e otorgamosles pora siempre, que fagan mercado en su villa cada semana en dia de jueues. E mandamos que todos quantos a este mercado vinieren que vayan e vengan saluos e seguros con todas sus mercaderias e con todas sus cosas, e dando sus derechos o los ouieren dar. Deffendemos que ninguno no sea ossado de los prendar ni de los embargar en niguna manera a ellos ni a sus cosas, sy no por debda propia o por fiadura que ellos mismos ouiesen fecha, ca qualquier que fiziese contra lo que en esta carta mandamos, avrie nuestra ira e pecharnos y e en coto mill morauedis e a los quel tuerto recibiesen todo el danno doblado. E porque esto sea firme e estable mandamos sellar esta carta con nuestro sello de plomo. Fecha la carta en Seuilla por nuestro mandado, martes, diez y ocho dias andados del mes de mayo, en Era de mill y trezientos y quatro annos. Yo, Millan Perez de Aellon, la fiz escreuir en el anno catorzeno quel rey don Alfonso regno.
(Privilegio de Alfonso X el Sabio concediendo al concejo de Murcia la merced de celebrar un mercado semanal los jueves, 18 de mayo de 1266).
SIGLO XIII: DE SANTOS Y RECONQUISTAS
(Murcia) está situada en una planicie del río Segura, el que fluye tranquilo como nuestro Nilo. Las crecidas periódicas fertilizaron esta tierra e hicieron de Murcia una muy bella ciudad a la imagen de Córdoba, Sevilla y Zaragoza. Poesía, palacios y jardines, baños públicos, escuelas, bibliotecas que frecuentaban sus sabios, lexicólogos, pensadores, escritores y poetas (La Murcia musulmana en tiempos de Aboul Abbas).
El esplendor del reino de Murcia se expandió al mundo de la cultura con figuras de relieve internacional, como Ibn Arabi, Ibn Sabin y Al-Ricotí.

Abenarabi
Abū ʿAbd Allāh Muḥammad ibn ʿAlī ibn Muḥammad ibnʿArabī al-Ḥātimī aṭ-Ṭāʾī , más conocido como Ibn Arabi, Abenarabi o Ben Arabi, nacido en la segunda mitad del siglo anterior, era un filósofo, poeta y místico sufí cuyo pensamiento se basaba en la unicidad de Dios, la revelación divina y el rechazo a la analogía entre Dios y lo creado. Sus obras más destacadas son Las iluminaciones de La Meca y Los engarces de la sabiduría. Éstas constituyen una síntesis de su pensamiento metafísico. El mundo islámico considera al sabio murciano el ‘Doctor Máximo’ y el ‘Vivificador de la Religión’. Su cuerpo reposa en una madrasa de Damasco, donde falleció en 1240.
Dios duerme en la roca, sueña en la planta, se agita en el animal y despierta en el hombre.

Mohamed ibn Ahmed Abubequer, también conocido como Al-Ricotí, un hombre dedicado al estudio de la geometría, la lógica, la aritmética, el derecho, la teología, la retórica, la lógica, la dialéctica, la música y la medicina, ciencias que enseñaba en la lengua propia de cada discípulo, pues dominaba el árabe, hebreo, latín y el romance.
En Mohamed ibn Ahmed Abubequer Al-Ricotí halló el rey de Castilla la persona capacitada para centrar la fusión cultural que anhelaba. Don Alfonso le conservó en sus derechos y condición social, creando para él una madriza o estudio, al que muy pronto acudieron gran número de cristianos, musulmanes y judíos, atraídos por la posibilidad de ampliar y perfeccionar los conocimientos (Torres Fontes).
Abu Al-Abbas Ahmad Ben Umar Al-Ansari, luego llamado Al-Mursi, nació en el año 1219 en Murcia. Su influencia en el sufismo fue muy relevante a pesar de no dejar textos escritos. La mezquita más importante de Alejandría, construida en 1775, lleva su nombre.
Según el mismo Al Mursi contaba, siendo niño acudió a un espectáculo de sombras chinescas en una plaza de Murcia. Al día siguiente se lo comentó a su maestro y éste le contestó: “¡Ay de aquel que admirado contempla las imágenes de las sombras, cuando él mismo es una sombra!” Aquella frase le impresionó tanto que le obligó a meditar sobre lo que perciben los sentidos y las ideas reales que subyacen (Ricardo Aller, Al-Mursi, el santo murciano).
IBN HUD
Tras la gran victoria cristiana en Las Navas de Tolosa en el año 1212, Castilla comenzó su expansión hacia el sur, favoreciendo así la inestabilidad en el imperio almohade en los años siguientes. En 1224, el gobernador de Murcia, Abu Muhámmad al-Ádil, se sublevó contra su tío, el califa almohade Abu Muhámmad Abd ul-Wáhid al-Majlú, consiguiendo ser reconocido califa por casi todo al-Ándalus, salvo por la zona valenciana.

Representación de Ibn Hud en las Cantigas de Santa María
En 1228, Abu Abdalah Muhámmad ibn Yúsuf ibn Hud al-Yudhami, más conocido como Ibn Hud, protagonizó una sublevación contra los almohades en el castillo de los Peñascales, en el valle de Ricote, entrando en la ciudad de Murcia el 4 de agosto, donde expulsó a su gobernador, proclamándose emir. Tras esa victoria, inició una campaña militar para la reunificación de Al-Ándalus, conquistando las ciudades de Almería, Granada, Jaén y Málaga, quedando únicamente Valencia y algunos puntos del Estrecho fuera de su control. El Califato abbasí de Bagdad premió las hazañas de Ibn Hud con el nombramiento de gobernante de Al-Ándalus.
Durante estos años de esplendor se edificó en Mursiya el Alcázar Menor en el arrabal de la Arrixaca, sobre los restos del palacio de Dar As-Sugra. Sin embargo, la estabilidad duró poco ante las sublevaciones de asentamientos musulmanes, el avance de la conquista cristiana (batalla de Jerez en 1231 y la caída de Córdoba en 1236) y la propia muerte de Ibn Hud en 1238.
EL PROTECTORADO CASTELLANO (1243-1264)

Fernando III,
La cada vez más evidente debilidad de la taifa llevó a Ibn Hud al-Dawla, tío de Ibn Hud, a solicitar un pacto con Castilla en 1243. Consecuentemente el infante Alfonso de Castilla, futuro Alfonso X el Sabio, en nombre de su padre Fernando III, sometió a Murcia a vasallaje a través del Tratado de Alcaraz, incorporando la ciudad y a su reino a la Corona de Castilla en forma de protectorado.
Pacto de vasallaje mediante capitulación de la ciudad de Murcia y todo los castillos que son desde Alicante hasta Lorca y hasta Chinchilla.
Solamente se resistieron las ciudades de Lorca, Cartagena y Murla, las cuales fueron sometidas por la fuerza.
El tratado de Almizra, firmado en 1244 entre los reyes castellano y aragonés, ratificaría la soberanía castellana sobre Murcia. El infante don Alfonso de Castilla y el rey Jaime I de Aragón fijaron la frontera común levantina en la línea comprendida por Biar, Sax, Villena y Villajoyosa.
EL INFANTE ALFONSO

El infante Don Alfonso entró en la ciudad de Murcia con su ejército el día primero de mayo de 1243, siéndole entregado el Alcázar Mayor. Sin embargo, los musulmanes murcianos mantuvieron un amplio margen de autonomía, conservando propiedades y religión. De hecho, Ibn Hud al-Dawla continuaría figurando como «rey de Murcia», residiendo en el Alcázar Menor, y la medina y el arrabal de la Arrixaca continuaron en manos musulmanas.
En función de este acuerdo, la presencia castellana se limitaba al contingente militar que se instaló en el Alcázar Mayor, y a los pobladores cristianos que se asentaron en la Axerca, terrenos adyacentes extramuros a dicho alcázar, dando lugar a un nuevo arrabal llamado Murcia la nueva (actual barrio de San Juan).

Fue a partir de 1257 cuando el ya rey Alfonso X comenzó a trasgredir los acuerdos de Alcaraz, realizando el primer repartimiento de Murcia. Ante esta situación, los mudéjares se sublevaron contra Castilla en 1264, liderados por el miembro de la familia real hudí Al-Watiq, con el apoyo de Granada. El rey Alfonso, ocupado como estaba en sofocar la revuelta en zona andaluza, pidió ayuda urgente a su suegro, Jaime I de Aragón. De forma inmediata, las tropas aragonesas comandadas por el infante Pedro, futuro Pedro III el Grande, y el propio monarca pusieron sitio a la ciudad en nombre del rey de Castilla en enero de 1266.
MURCIA CASTELLANA

2 de febrero de 1266. Jaime I entró en Murcia por la actual Plaza de Santa Eulalia, pasando por las calles San Antonio, Isidoro de la Cierva y Plaza de los Apóstoles, lugar donde decidió erigir una catedral en el mismo lugar donde se encontraba la mezquita mayor. Con su entrada, se ponía fin al régimen de protectorado.
El monarca ordenó dividir la medina y el arrabal de la Arrixaca entre musulmanes al oeste y cristianos al este mediante un muro que fue el origen de la céntrica calle Trapería, aunque posteriormente, Alfonso X modificó esta disposición llevando a los musulmanes al arrabal de la Arrixaca.
Sería el rey Alfonso X el Sabio, quien visitaba con frecuencia la ciudad, el que estableció las bases sociopolíticas del nuevo municipio cristiano, concediéndole el Fuero de Sevilla en 1266 y realizando nuevos repartimientos, a los que acudieron población proveniente mayoritariamente de Aragón, pero también de Castilla, Navarra, Francia, Italia y Portugal. Otorgó además una serie de privilegios que permitieron impulsar el comercio y la convivencia de las diferentes culturas y religiones que habitaban en Murcia.

Alfonso X concede diversas mercedes a los pobladores cristianos de Murcia: concede el fuero de Sevilla; regula la venta de sal; exime de portazgo a los vecinos; impone censo de un maravedí de oro a todas la tiendas de la ciudad; dona la mezquitas; autoriza a elegir cada año 2 jueces, 1 justicia y 1 almotacén; concede el uso de pendón y sello al concejo; otorga a los caballeros de Murcia las mismas franquezas que tienen los de Sevilla; ordena que los vecinos de Murcia sean vasallos del rey o del infante heredero; ordena que los caballeros, ballesteros y peones tengan las armas adecuadas; ordena que las calles tengan 20 palmos de anchura.
El rey convirtió la ciudad en capital del nuevo Reino de Murcia castellano, haciéndola sede del Adelantado Mayor del Reino de Murcia y ciudad con voto en las Cortes de Castilla y una de las tres , junto a Toledo y Sevilla, capitales de su corte itinerante.
En 1269, Alfonso fundó la Escuela de Murcia, un studium arabicum et hebraicum dirigido por Al-Ricotí. Otra institución relevante era el studium solemne de los dominicos, una escuela conventual que se aplicó al estudio de las lenguas orientales, las escrituras y la teología, predecesora de la Universidad de Murcia.

Beatriz de Castilla
En 1271, en el lugar elegido para construir la Iglesia Mayor de Santa María, futura catedral, se celebró la boda real entre la infanta Beatriz de Castilla y Guillermo VII de Monferrato.
En 1278, durante el episcopado de Diego Martínez Magaz, se decidió el traslado de la sede obispal de Cartagena a Murcia.
La especial relación con Murcia llevó a Alfonso X a disponer en su testamento la intención de ser enterrado en la iglesia del antiguo Alcázar Mayor, sede en aquel momento de un monasterio cisterciense fundado por el monarca y llamado de Santa María la Real.
E pues Dios quiere que nuestras debdas sean cunplidas, e pagadas e cunplidas las mandas, que el nuestro cuerpo sea enterrado en nuestro monesterio de Sancta María la Real de Murcia, que es cabeza de este reyno; el primero lugar que Dios quiso que ganasemos a servicio dél, e a honra del rey Don Fernando, e de nos, et de nuestra tierra
Finalmente, ahí fueron sepultados su corazón y sus entrañas tras su fallecimiento en 1284. Actualmente depositados en el altar mayor de la catedral murciana.

Sancho IV el Bravo,
Con el beneplácito de Sancho IV el Bravo, en 1291 se produjo el traslado de la sede episcopal de Cartagena a Murcia por tres razones: la inseguridad que presentaban las costas de la ciudad portuaria, que Murcia era la capital del reino y porque era allí donde la Iglesia tenía la mayor parte de sus propiedades. Ante tales circunstancias, el rey ordenó que la Iglesia Mayor fuera convertida en Catedral, aunque manteniendo el título de carthaginensis como nombre de la diócesis.
LA CIUDAD DE MURCIA
Una de las artería principales de la ciudad es la calle Trapería, sita hoy en pleno centro histórico que enlaza la Catedral y la plaza de Santo Domingo. Esta calle surgió en la segunda mitad del siglo XIII tras la orden de Alfonso X de demoler el muro que mandó levantar Jaime I el Conquistador para separar a musulmanes y cristianos.
Al sabio se le debe buena parte de la configuración urbana de Murcia: fijó que las fachadas de las viviendas debían retranquearse un metro, a fin de ensanchar las calles, aunque bajo la condición de que se demoliera una casa o cuando se realizaran reformas mayores, prolongando esta transformación durante siglos.

Pedro Jiménez Castillo
A partir del Pacto de Alcaraz el entramado urbano fue cambiando, con el fin de adaptarlo a los gustos y necesidades de los cristianos (Pedro Jiménez Castillo).
El modelo residencial musulmán consiste en una casa de patio central y cerrada al exterior, con el fin de proteger de las miradas extrañas a las mujeres, que en esta cultura son las depositarias del honor de la familia. Sin embargo, los cristianos tienen otras prioridades. Para ellos, la fachada de la residencia es un elemento primordial ya que tiene la misión de representar a la familia que allí vive, por ejemplo, colocando su escudo de armas.
Con la conquista de Murcia, la ciudad fue perdiendo su trazado de calles estrechas y viviendas ocultas a la vista: primero desaparecieron las viviendas y más tarde, las puertas de la ciudad. Aproximadamente hasta el siglo XVI se mantuvieron en uso los baños públicos de la actual calle Madre de Dios, porque al principio los cristianos también disfrutaban de ellos, aunque finalmente se inutilizaron.

EL MERCADO DE LOS JUEVES
El origen del mercado que cada semana se celebra en la ciudad Murcia se remonta a la época de Alfonso X El Sabio, quien dispuso que los vecinos tuvieran el privilegio de celebrar un mercado todos los jueves fue otorgada mediante privilegio del 18 de mayo de 1266.
Aquel primer «Mercado de los jueves», como se le conoce popularmente hoy día, tuvo como primer asentamiento las inmediaciones de la calle Santa Teresa con San Nicolás y la antigua Calle de la Acequia, en las inmediaciones de San Miguel. Por aquellas estrechas calles se agolpaban los puestos de los mercaderes venidos de extramuros para intercambiar sus mercancías, en los alrededores de lo que fue una de las puertas de Murcia, la del Azoque, o Puerta del Mercado.
Con el paso de los años el Mercado fue extendiéndose hacia las inmediaciones del barrio de San Pedro.

Ricardo Aller Hernández
FUENTES
*https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Murcia
*https://www.laverdad.es/murcia/ciudad-murcia/201605/21/cuando-calle-traperia-muro-20160521005725-v.html
*https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/6534/1/N%201%20El%20reino%20musulman%20de%20Murcia%20en%20el%20siglo%20XIII.pdf
*https://www.lovingmurcia.com/murcia/rincones-de-murcia/2-el-mercado-de-los-jueves
*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,3029
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*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,139&r=ReP-11932-DETALLE_REPORTAJES
*file:///C:/Users/Propietario/Desktop/Dialnet-VayanEVenganSalvosESegurosConTodasSusMercaderiasEC-8223802.pdf
*https://espanaenlahistoria.org/personajes/al-ricoti-y-el-saber/
*https://espanaenlahistoria.org/personajes/ibn-arabi-el-mistico/
*https://espanaenlahistoria.org/personajes/al-mursi-el-santo-sufi-murciano/
*https://espanaenlahistoria.org/episodios/catedral-de-murcia-cuando-la-belleza-nos-sobrepasa/
*https://espanaenlahistoria.org/personajes/alfonso-x-mas-que-un-rey/
*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?METHOD=DETALLE&sit=c,373,m,139,serv,Carmesi&id=660
*https://www.lovingmurcia.com/murcia/rincones-de-murcia/2-el-mercado-de-los-jueves