BATALLA DEL HUERTO DE LAS BOMBAS, 1706

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Portal del Huerto de las bombas.

Murcia, 4 de septiembre de 1706

Que en el día de hoy, al amanecer, hizo movimiento el enemigo con más de 6000 hombres, la mayor parte ingleses, marchando para esta ciudad con algunas piezas de artillería y puentes de madera para su pasaje por las cortaduras y acequias de la huerta.

Prevenidos para impedirles el paso, habiendo avistado la casa que llaman de las Bombas, distante de esta población medio cuarto de legua, y avanzando a ella haciendo fuego y echando granadas con el ánimo de apoderarse de ella, como con efecto lo hubiese logrado a no haberle rechazado con gran valor la infantería que estaba de guarnición en la dicha casa y socorro de los naturales que ocurrió para este lance, obligándoles a hacer fuga que ejecutó con pérdida de 400 hombres heridos y muertos y entre ellos algunos oficiales y dos coroneles. Cuyo feliz suceso se ha celebrado (Acta Capitular).

FECHAS CLAVE EN LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA


Cardenal Portocarrero

1 de noviembre de 1700. La muerte sin herederos de Carlos II, último rey de la Casa de los Austrias, generó un importante conflicto sucesorio. Un mes antes de su fallecimiento, el difunto monarca había testado a favor de Felipe de Anjou, miembro de la Casa de Borbón y nieto de Luis XIV de Francia y, en tanto que se producía su subida al trono, ocupaba la regencia el cardenal Portocarrero.

18 de febrero de 1701, Felipe llegó a Madrid, dónde fue nombrado rey de España. Días más tarde, Luis XIV anunciaba que su nieto mantenía los derechos sucesorios a la corona de Francia.


Carlos de Austria

Septiembre de 1701. La posibilidad de una unión entre Francia y España, junto con el establecimiento de tropas francesas en las plazas fuertes de los Países Bajos que ocupaban los españoles, fue considerado como una provocación por Austria, Inglaterra y Holanda, lo que dio lugar a una coalición para defender la candidatura del archiduque Carlos de Austria al trono español. A esta coalición, se sumaron Dinamarca y Saboya y posteriormente, Portugal y varios estados alemanes.

Junio de 1702. La Gran Alianza declaró la guerra a Francia y España.

La guerra se extendería durante más de una década.

MURCIA Y FELIPE

Cardenal Belluga

Desde el primer momento, Murcia se mantuvo leal a Felipe de Anjou. Esta posición se reforzó el 8 de mayo de 1705 con la llegada a la ciudad de Luis Belluga, un convencido partidario del candidato francés, que meses antes había sido designado obispo de Cartagena. El prelado se convirtió en el líder indiscutible de la causa borbónica en Murcia, tanto por la ausencia de una autoridad política a su nivel, como por sus incuestionables dotes de gobierno (Juan Antonio Garre Clemente).

La sublevación carlista de Cartagena marcó el inicio efectivo del conflicto en el reino de Murcia. La rebelión del conde de Santa Cruz de los Manueles, cuatralbo de las galeras reales que tenían en el puerto su base naval, facilitó a los líderes austracistas la ocupación del poder local, y la llegada pocos días después de la escuadra del almirante John Leake precipitó los acontecimientos militares.


Diego Rejón de Silva

          El 24 de junio de 1706 se proclamaba en Cartagena al archiduque Carlos como nuevo rey y al cabo de un mes se repetía la escena en Orihuela. Desde entonces se hicieron frecuentes los enfrentamientos entre los dos bandos en el entorno de la ciudad de Murcia, donde buena parte de sus dirigentes optaban por alinearse con el levantamiento, siendo el elemento más destacado Diego Rejón de Silva, marqués de Alcantarilla.

El mismo día en que Carlos III era proclamado Rey de España en Madrid, la ciudad de Murcia se preparaba para una posible invasión. Aquel 26 de junio se constituyó una junta para la defensa de la ciudad de la que formaban parte el Corregidor y Justicia Mayor, Don Manuel Luna y Peralta y los regidores y los representantes del Cabildo eclesiástico bajo la presidencia del Prelado. Se formaron dos cuerpos de ejército de 1.000 hombres cada uno compuestos por voluntarios de Murcia y de sus pedanías que rápidamente se pusieron a reparar las maltrechas defensas de la ciudad.

          La adhesión de la nobleza murciana a la causa imperial arrastró a buena parte de los hortelanos de la Vega Baja del Segura, debido a los lazos de vasallaje, lo que unido a la falta de un sistema de defensa adecuado y a la debilidad del ejército felipista hacía presagiar que Murcia sería la siguiente ciudad en dar obediencia a Carlos III.


Felipe V

El día 13, el conde de la Corzana y el marqués de las Minas escribieron al concejo murciano dando relación de los avances y triunfos del ejército de Carlos y de los reveses que estaban sufriendo las tropas de Felipe V. En vista de ello, requerían a Murcia para que aclamase por rey al austriaco. Esta intimidación fue recibida con una enérgica repulsa. La representación de la ciudad, de acuerdo con el ánimo popular, decidió defender la causa de Felipe de Anjou.

El 4 de agosto de 1706, un numeroso grupo de partidarios del Borbón entró en Madrid, mientras Murcia se veía amenazada después de que el 8 de agosto la flota anglo-holandesa se apoderara de Alicante.



Virgen de las Lágrimas

Un suceso acaecido en la aldea de Monteagudo vino en apoyo de la campaña anti austriaca desatada por el obispo. Cierta imagen de la Virgen de los Dolores, propiedad del labrador Francisco López, lloró y sudó durante 48 horas, exactamente en tanto en Alicante tenían lugar las profanaciones del 8 y 9 de agosto. Realizada la oportuna información sobre el prodigio en las que fueron recibidas las testificaciones de 24 personas, Belluga dio por bueno el milagro y dispuso el traslado de la imagen con la reliquia de los manteles por los que corrieron las lágrimas, para su entronización en la catedral de Murcia con todos los honores.

     El milagro de la Virgen de las Lágrimas fue difundido ampliamente en toda España, primero por el cardenal Luis Belluga por cuantos medios tuvo a su alcance, incluyendo Gazeta de Murcia, y poco después se apoderó de él toda la propaganda borbónica. Un suceso así serviría para levantar la moral de la tropa  (Región de Murcia digital).

Cardenal Belluga

   Una vez conquistado Alicante, los aliados avanzaron hasta Orihuela, que no ofreció resistencia El siguiente objetivo era Murcia, y con el fin de evitar la lucha, el 14 de agosto dos comisarios enemigos solicitaron una entrevista a Belluga para negociar la rendición de Murcia. El encuentro se produjo el día 18, y en el mismo, los visitantes obtuvieron una rotunda negativa del obispo.

DIARIO DE LA DEFENSA DE MURCIA

La contienda se produjo el 4 de septiembre de 1706 en unos terrenos cercanos a lo que hoy es la avenida Miguel de Cervantes. Aquel lugar estaba ocupado por un inmenso huerto en el que se encontraba la residencia del caballero santiaguista Baltasar Fontes y Melgarejo (Región de Murcia Digital).

Santuario de la Fuensanta.

     Agosto de 1706. Poco bagaje hay entre los defensores de la ciudad, más allá de las compañías del Tercio de Mahonis, todos irlandeses veteranos, que se han situado en Monteagudo por ser éste el sitio de mayor peligro. El obispo Belluga ha solicitado capellanes para acompañar a las tropas, pero sólo se atreven a acudir fray Diego de Cantillana y el padre Luis de Oviedo para enfrentarse contra un ejército que ha realizado varias incursiones por la Cordillera Sur, quemando barracas y despojando iglesias, lo que ha obligado a mujeres, niños y ancianos a refugiarse en el Santuario de la Fuensanta.

Alegoría de Felipe V

Firme defensor de la causa borbónica, el obispo Belluga llevaba años arengando a sus ovejas en contra del lobo austriaco, plasmando su doctrina en un pequeño panfleto titulado: “Defensa de los derechos del señor don Felipe V, de gloriosa memoria a la corona de España” (Ricardo Aller Hernández, Tambores de guerra).

24 de agosto. Ha caído Beniel.

27 de agosto. La Gran Alianza llega a Espinardo, haciéndose con el control de la Contraparada.

Un estruendoso ruido, similar a un trueno, resonó en todo el valle, extendiéndose por la ciudad. El nuevo día amaneció con el amenazante retumbar de los tambores provenientes de los alrededores de la acosada ciudad, un hervidero de rumores, noticias confusas y nervios. Según los últimos correos que iban y venían de las murallas, parecía que las tropas inglesas y holandesas, asentadas desde el día 27 de agosto en Espinardo, se disponían a marchar sobre Murcia (Ricardo Aller Hernández, Tambores de guerra).

En Murcia, las compañías de milicias se encuentran apostadas en la Lonja de la Plaza de Santa Catalina. Desde la orilla del río, por Santa Eulalia, se construyen trincheras, terraplenes y empalizadas para suplir las aberturas de la muralla.

En la huerta fueron abatidos muchos árboles con el fin de evitar que los invasores se ocultaran en la espesura. Los huertanos estaban decididos a defenderse bien armados y pertrechados (Región de Murcia Digital).

          Principios de septiembre. Luis Belluga parte en dirección a Lorca para recoger a los refuerzos procedentes de Andalucía, dejando el mando al brigadier Fernando de Arias y Ozores.

     La responsabilidad de los murcianos era muy grande: una derrota supondría la pérdida de la ciudad, lo que conllevaría que el archiduque se hiciera con el control de casi todo el este de España. Así pues, el ejército se preparaba para la defensa.

Amanecer del 4 de septiembre de 1706. Un regimiento anglo-holandés, compuesto por más de 6.000 hombres de infantería, varias piezas de artillería y una sección de ingenieros con un puente portátil de madera para franquear las acequias, avanza desde Espinardo hacia Murcia.

Casa del Huerto de las Bombas.

     Los murcianos se asientan tras unos parapetos levantados en las afueras de la Puerta de Castilla, desplegándose por los terrenos que hoy ocupan los barrios de Santa María de Gracia y de San Basilio, por aquel entonces una alfombra verde de huertas regadas por acequias. Unos 400 soldados se han situado en la residencia de Baltasar de Fontes. A partir de ese mismo momento, esa casa será conocida como la casa del Huerto de las Bombas.

La residencia de don Baltasar Fontes y Melgarejo, situada en la parte alta del valle, un huerto de una extensión de ocho tahúllas, plagado de un sinfín de frondosos naranjos, acequias y melancólicos cipreses, permitiría afianzar posiciones y asegurar una buena defensa (Ricardo Aller Hernández, Tambores de guerra).

          Siguiendo las indicaciones de Belluga, se abren los tablachos de las acequias para inundar la huerta. En muy poco tiempo, toda la zona, salvo los lugares más elevados, quedando los invasores quedan atascados en el inmenso barrizal.

“Queridos hijos: El número de herejes que trata de someternos es superior en número, experiencia y armamento, pero no os preocupéis, que Dios está de nuestro lado. En su infinita misericordia, me ha dispuesto que mande abrir los tablachos de las dos acequias mayores que regulan el paso del agua por nuestra huerta a fin de inundar los caminos para impedir el paso del enemigo de nuestro bienaventurado Felipe. Las lágrimas de la Virgen de los Dolores atestiguan el sufrimiento que padecemos, hijos míos, pero la fuerza de la fe y la absolución que os doy os darán fuerzas ante la dura prueba que se os avecina. Que Dios os bendiga”. (Ricardo Aller Hernández, Tambores de guerra).

Neutralizada la caballería, las tropas del archiduque tratan de hostilizar con artillería a los soldados que se encuentran en la casa del Huerto de las Bombas, y éstos responden al ataque. Resguardados en la trinchera y en el terraplén que bordea el azarbe, se encuentran Fernando de Arias Ozores, su teniente Antonio Marzo y el sargento mayor de la brigada Juan Antonio de Contreras y Torres comandando los dos cuerpos de infantería de Granada, compuesto por unos 500 hombres, y unos 200 caballos del regimiento de Gabriel Mahón.

Durante dos horas el fuego es incesante y en su lucha contra el enemigo los huertanos, en grupos o aisladamente, disparan desde sus viviendas o desde las ramas de los árboles.

Iglesia de Espinardo

          Al ejército aliado no le queda más opción que la retirada. La contienda dejó más de 400 muertos, entre ellos varios coroneles y oficiales, algunos de los cuales son enterrados en la iglesia de Espinardo. Los heridos serán  trasladados a Orihuela en 36 carros.

     Que en el día de hoy, al amanecer, hizo movimiento el enemigo con más de 6000 hombres, la mayor parte ingleses, marchando para esta ciudad con algunas piezas de artillería y puentes de madera para su pasaje por las cortaduras y acequias de la huerta prevenidos para impedirles el paso y habiendo avistado la casa que llaman de las Bombas distante de esta población medio cuarto de legua y avanzando a ella haciendo fuego y echando granadas con el ánimo de apoderarse de ella, como con efecto lo hubiese logrado a no haberle rechazado con gran valor la infantería que estaba de guarnición en la dicha casa y socorro de los naturales que ocurrió para este lance, obligándoles a hacer fuga que ejecutó con pérdida de 400 hombres heridos y muertos y entre ellos algunos oficiales y dos coroneles. Cuyo feliz suceso se ha celebrado (Acta Capitular, 4 de septiembre de 1706).

EL DÍA DESPUÉS

En cabildo del 6 de septiembre, la ciudad acordó que se celebrara misa de gracias y procesión en términos que revelan la piadosa confianza de los murcianos en la mediación de la Virgen María.

La victoria cambió el desarrollo de la guerra en el sureste peninsular. Los partidarios de Felipe V se recobraron, recuperaron Cartagena y Orihuela antes de afrontar la decisiva batalla que tendría lugar siete meses más tarde en Almansa.

Ricardo Aller Hernández

FUENTES:

*http://prm.pruebas.f-integra.org/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,1915&r=ReP-14958-DETALLE_REPORTAJESPADRE

*http://prm.pruebas.f-integra.org/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,1915&r=ReP-14958-DETALLE_REPORTAJESPADRE

* https://es.wikipedia.org/wiki/Combate_del_Albuj%C3%B3n

*https://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,371,m,3470&r=ReP-13541-DETALLE_REPORTAJESABUELO

* https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_del_Huerto_de_las_Bombas

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