María Coronel y Arana, nació en Agreda, Soria, el 2 de abril de 1603. Fue hija de Francisco Coronel y de Catalina de Arana y hermana de once hijos de los cuales solamente cuatro llegaron a edad adulta. Su madre, oriunda de Vizcaya, junto con su padre eran hidalgos, conservándose el documento de 1540 que así lo certifica. Siendo extremadamente religiosos no resulta extraña su relación con los franciscanos de un convento que se hallaba en las afueras de la villa. Eran cotidianas las visitas, bien al convento por parte de la madre bien de los franciscanos a la vivienda familiar.
En ese ambiente sumamente cristiano, la madre, Catalina, tuvo una revelación, la cual fue confirmada por su confesor, el P. de Torrecilla. En ella se le solicitaba que convirtiese la casa familiar en un convento, en el cual ingresasen religiosas la madre y sus dos hijas, Maria y Jerónima, mientras que el esposo y los dos hijos varones hiciesen lo propio como religiosos de la Orden de san Francisco, aunque, según parece, los dos hermanos ya lo eran. Si bien todo ello semejaba providencial, no le merecia la misma opinión ni al marido, ni al vecindario, en general. El hermano de Francisco Coronel, Medel, consideraba, con el pueblo, que todo ello era una «afrenta del santo matrimonio».
Tuvieron que trascurrir tres años para que, superadas las dificultades, llegase en 1618 el cambio de parecer de Francisco Coronel, para que diese su consentimiento a fin de que la casa se convirtiese en convento de monjas y entrar él con Medel como hermanos legos en el convento franciscano de Nalda en La Rioja.
Dejando de lado disquisiciones respecto a la regla conventual, que si concepcionistas descalzas o calzadas, lo cierto es que dieciséis años tenía María cuando ingresó en religión, con su madre y su hermana Jerónima. Unas monjas calzadas tuvieron que desplazarse de Burgos como fundadoras del convento perteneciente a la Orden de la Inmaculada Concepción bajo la regla de las Descalzas. Sor Maria, desde su toma de hábito en 1620 se entrega por completo a la vida espiritual, que viene acompañada de enfermedades, tentaciones y trabajos extraordinarios, con fenómenos espirituales que llevaron al pueblo a considerarla santa, llegando incluso a intervenir la Inquisición, sin alcance alguno en el proceso. En 1627, con solamente 25 años, fue nombrada abadesa del convento.
Y llegamos al punto llamativo que provoca la efeméride que recogemos. El 2 de diciembre del 2008 se firmó en el Capitolio de Santa Fe, en Nuevo México, el histórico acuerdo de hermanamiento entre la villa soriana de Ágreda y el Estado de Nuevo México (EE.UU). Fue la primera vez que un Estado norteamericano se vinculaba formalmente a una población española, de no más de 3.000 vecinos, y también la primera ocasión que aconteció semejante hermanamiento inspirado en un hecho sobrenatural. En tal evento tuvo presencia especial nuestra religiosa María Coronel y Arana, más conocida como sor María de Jesús de Ágreda.
Fueron los franciscanos y los propios indígenas contemporáneos quienes expresaron la presencia de Sor Maria en aquellas tierras, cuando nunca abandonó el convento de su clausura. Eran unas apariciones en Nuevo México y Texas, en cuyas tierras la religiosa concepcionista predicaba el evangelio y solicitaba de los indígenas que acudiesen a los conventos franciscanos para pedir y recibir el sacramento del bautismo. Indígenas que le dieron nombre a la monja evangelizadora; La Dama Azul de los llanos. Por descontado que la Inquisición en 1635 acordó instar un proceso formal que perduró hasta 1650, con resultado favorable para la religiosa.
Si bien los datos son algo confusos y de difícil entendimiento, en un documento de 1630, editado por la Real Imprenta de Felipe IV, conocido como «El Memorial de Benavides», se relata que una monja de clausura de Ágreda fue quién logró la conversión de miles de nativos americanos que ocupaban las orillas de rio Grande, o sea, a 10.000 kms. de distancia de Soria, merced a gozar del don de la bilocación. Es decir, que el hecho extraordinario en el cual se basó el hermanamiento de un pueblo con el Estado de Nuevo México surgió de la labor evangelizadora de son Maria de Jesús, capaz de estar en dos lugares a la vez.
La abadesa del convento de las Madres Concepcionistas de Ágreda, la Madre Ágreda, falleció en dicho pueblo soriano el 24 de mayo de 1665. Escritora concepcionista, es considerada como una gran mística de la historia de la iglesia católica española. Desde 1643 hasta la muerte de ambos en 1665, sor María de Jesús y Felipe IV intercambiaron una larga correspondencia ―se conservan más de 300 cartas de cada uno ― . El rey, hombre sin voluntad, recurrió a la monja buscando un apoyo sobrenatural para tratar de resolver problemas humanamente mal llevado, habiéndose cruzado múltiples epístolas con Felipe IV, con quien mantuvo un contacto epistolar durante esos veinte años, dándole consejos de gobierno. La figura de Sor María de Jesús de Ágreda ocupa un primer puesto entre las grandes contemplativas de la Iglesia. Su profundo conocimiento de la vida interior, espiritual, de la Virgen, como la primera cristiana, su particularísima y prolongada experiencia de la presencia de María en el decurso de su vida, la hace testigo privilegiado de la verdadera devoción mariana en la Santa Iglesia.
En 1665 se inició su proceso de beatificación, declarándola Venerable el Papa Clemente X. El 21 de noviembre de 1671 el mismo Clemente X aprobaba los procesos de Tarazona. Al año siguiente daba su consentimiento para el inicio de estos en Roma. Bajo Inocencio XI corrieron con rapidez los trámites. El 16 de enero de 1677 se ordenó en Roma el examen de los escritos. El 2 de febrero el mismo Papa dispuso la apertura de los procesos apostólicos in specie. Mas, delatada la obra sobre la Virgen María, Mística Ciudad de Dios, a la Inquisición Romana, el 26 de junio de 1681 el Santo Oficio aprobaba una censura contraria al libro de la Madre Ágreda y el 4 de agosto del mismo año se incluía en el Índice de libros prohibidos la obra censurada por el Santo Oficio. Por mandato del Papa Inocencio XI el decreto de condenación era sobreseído el 9 de noviembre del mismo año. Mas el incidente tuvo una influencia tan negativa sobre la Causa, que desde entonces se ha visto constantemente entorpecida hasta su definitivo cierre con el decreto de silencio de Clemente XIV.
Al ser de su propiedad el convento del cual fue abadesa, lo cedió a la Orden concepcionista, donde se conserva su sepulcro y su cuerpo incorrupto.
Francisco Gilet
SOR MARÍA DE JESÚS DE ÁGREDA (1602-1665) por Celestino Solaguren, ofm
Vida de la Venerable, escrita por Samaniego