LA «Ñ», NUESTRA LETRA

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Nota de prensa, 20 de octubre de 2016.

Hoy se han abierto las puertas Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, sede del XIX Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Este Instituto es un centro cuya misión es potenciar el conocimiento de Hispanoamérica desde una posición multidisciplinar, constituyéndose como lugar de encuentro de investigadores que trabajan sobre Iberoamérica con el objetivo de generar sinergia, favorecer la formación de equipos de investigación sobre problemáticas iberoamericanas y generar una comunidad académica, plural y crítica, interesada en producir conocimiento y buscar respuestas.

En esta ocasión la conferencia estará a cargo del poeta chileno Theodoro Elssaca y será presentado por Carmen Ruiz Barrionuevo, catedrática de Literatura Hispanoamericana. Otro de los intervinientes será el poeta peruano salmantino Alfredo Pérez Alencart, a quien la literatura le debe el soneto “Con Eñe (Contribución a la ‘guerra por la eñe’)»,

Si no he de escribir sueño ni cariño

ni mañana, ni antaño, ni retoño

si no puedo nombrar a todo niño

ni restañar las tardes del otoño;

si ni siquiera he de añadir a España donde el mapa de Europa se despeña

en colombino mar, ninguna hazaña podré contar con la debida seña.

Si algún tacaño oidor, de puro ñoño

ha querido ensañarse con la eñe, ceñuda y señorial,

de cinta y moño,

le diré que es al ñudo

que se empeñe pues nadie que escriba en español, ¡coño!

puede abjurar de la pequeña eñe.

LA Ñ, SU ORIGEN

Las primeras referencias a la ñ la encontramos ya en la Edad Media. Ni la letra ni el sonido eñe existían en latín, pero a medida que este evolucionó y empezaron a surgir las lenguas románicas como el castellano, el francés o el italiano, apareció este sonido nasal palatal (el aire sale por nariz al pronunciarla y el dorso de la lengua se apoya contra el paladar).

Se tiene constancia de que una de las primeras veces que se empleó esta letra la encontramos en un texto fechado en 1176. La teoría más aceptada sitúa su origen en la necesidad: el elevado precio de los pergaminos y el ahorro de tiempo. Al parecer los monjes se vieron obligados a abreviar algunas letras duplicadas para encajar el mayor número de palabras en cada línea; así, la ñ es en realidad el resultado de la abreviatura de dos enes consecutivas, como por ejemplo donna, dando lugar a doña.

El sonido de la nueva letra también tiene su propia teoría. Se estima que la eñe surgió para dar voz a algunos fonemas heredados del latín que aparecieron en el siglo IX como formas distintas de transcribir el sonido. Entre estas combinaciones se encontraban la doble n en palabras como annus (año), mn en palabras como damnu (daño), gn en palabras como pugnus (puño) o ng en palabras como ringere (reñir).

En un mismo texto podíamos encontrar las tres variaciones fonéticas de la eñe, según la procedencia del copista. No había una norma generalizada (José J. Gómez Asencio, catedrático de la lengua española en la Universidad de Salamanca).

El castellano y el gallego optaron por esta fórmula de la ñ escrita y pronunciada, mientras que el portugués creó la combinación nh (Espanha), a la vez que el francés y el italiano optaron por la combinación gn (Espagna).

La combinación de los fonemas anteriores se continuó utilizando de manera indistinta hasta el siglo XIII, cuando el rey Alfonso X El Sabio realizó una reforma ortográfica, fijando las primeras normas del castellano, las cuales serían desarrolladas posteriormente por Antonio de Nebrija en 1492, cuando incluyó la ñ en su Gramática.

No sería hasta 1803 cuando se produjo el primer reconocimiento oficial por parte de la Real Academia Española.

A finales de siglo XX se planteó por parte de la Comunidad Económica Europea la eliminación de la ñ para favorecer la uniformidad de los teclados en los aparatos electrónicos.

Es escandaloso que la Comunidad Europea se haya atrevido a proponer a España la eliminación de la ñ solo por razones de comodidad comercial. Los autores de semejante abuso y de tamaña arrogancia deberían saber que la ñ no es una antigualla arqueológica, sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejo atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otras lenguas sigue expresándose con dos (Gabriel García Márquez)

La polémica terminó cuando el Gobierno español aprobó un Real Decreto el 23 de abril de 1993 que mantenía la obligación de la ñ en los teclados acogiéndose al Tratado de Maastricht, que admitía excepciones de carácter cultural que ya existieran antes de la creación de la UE, aunque no sería hasta el 2 de octubre de 2007 cuando por fin se pudo emplear esta letra en las direcciones de correo electrónico y de dominios web en España.

En el siglo XXI la ñ se ha convertido en un símbolo muy utilizado para representar la identidad del castellano. Por ejemplo, en el Diccionario oficial de Spanglish denominó la cultura hispana y su influencia en Estados Unidos como la generación Ñ e incluso ha ido normalizándose su uso en la lengua inglesa (jalapeño, piña colada, El Niño…)

CURIOSIDADES

La culpa es de los gnomos, que nunca quisieron ser ñomos…

Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el

unicornio… Todos evasores de la eñe…

Señoras, señores, compañeros, ¡amados niños!… ¡No nos dejemos arrebatar la eñe!…

Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración… Ya nos redujeron hasta el apócope… Ya nos han traducido el pochoclo (pop corn)…

Y como éramos pocos, la abuelita informática, ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe, con su gracioso peluquín.

Quieren decirme, ¿qué haremos con nuestros sueños?…

Entre la fauna en peligro de extinción, ¿figuran los ñandúes y los ñacurutuces?…

En los pagos de Añatuya, ¿como cantarán Añoranzas?… ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo?… ¿Qué será del Año Nuevo… El tiempo de ñaupa… Aquel tapado de armiño, y La ñata contra el vidrio?…

*La ñ es la decimoquinta letra del alfabeto español y la duodécima consonante. Va coronada por una raya o línea corta y delgada llamada virguilla.

*Existen 13.589 palabras que empiezan o contienen la letra ñ y más de 350 comienzan por esa consonante con sonido nasal palatal

* Ni la letra ni el fonema son exclusivos del castellano. En la Península Ibérica, tanto el gallego como el asturiano y el euskera la utilizan. En Hispanoamérica hay muchas lenguas indígenas como el mixteco, el zapoteco, el otomí, el quechua, el aymara, el mapuche y el guaraní que también cuentan con la ñ en sus alfabetos. Otras culturas que también cuentan con la ñ, como el papamiento de Curazao, el tagalo y el chabacano de Filipinas, el bubi de Guinea Ecuatorial, el chamorro de Guam, el tártaro de Crimea, el malayo, el tetun de Timor Oriental, el nauruano y en idiomas de Senegal.

Ricardo Aller

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5 thoughts on “LA «Ñ», NUESTRA LETRA”

  1. No sabía que el gobierno de España se opuso a la eliminación de la ñ. Es un soporte aquí, en Guatemala. Muchas gracias por el dato

  2. Algo sé de Paleografía, soy Doctor en Geografía e Historia, y algunos, por no decir muchos, documentos de los siglos de la Baja Edad Media y de la Moderna he transcrito, y cuando se escribía una palabra con doble n, se abreviaba la segunda poniendo una vírgula sobre la primera, De esta forma nació nuestra ñ, para la cual de adoptó la pronunciación «eñe».

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