Si miran el mapa de Italia, justo en el tacón de la famosa bota en el extremo mas alejado de la península se encuentra una hermosa ciudad italiana conocida por ser un importante centro turístico para el mundo entero, famosa por su belleza y sus monumentos. En el siglo XV también era una hermosa ciudad deseada por todos, muy especialmente por el sultán Mehmed II El Conquistador, apodo de «conquistador» totalmente merecido ya que bajo su gobierno había sido continuo el crecimiento del Imperio Otomano y se acumulaban en su historial los nombres de numerosos territorios tanto europeos como asiáticos que iban cayendo como naipes de baraja bajo el empuje de sus tropas: Constantinopla, Serbia, Morea, Costa del Mar Negro, Valaquia, Bosnia, Karaman, Moldavia, Albania, Crimea,… asomándose a las puertas de Venecia y de la propia Roma.
¡El siguiente paso parecía lógico y claro!
Italia se encontraba a la vista en la otra orilla del Mar Adriático, todo parecía dispuesto para avanzar hacia su nuevo objetivo.
En 1480 finalmente decidió dar el salto para lo que puso al mando de la expedición al mejor de sus almirantes, Gedik Ahmed Pasha, al frente de mas de 18.000 soldados embarcados en 90 galeras con todos los imprescindibles barcos de transporte.
El objetivo estaba también seleccionado, sería la ciudad italiana de Otranto en el Reino de Nápoles.
La pequeña ciudad italiana se defendió valerosamente durante mas de dos semanas negándose a aceptar en repetidas ocasiones las ofertas de rendición enviadas desde la numerosa tropa otomana que la asediaban.
¡Pero el final era cierto!
Solicitaron tantas veces como fueron invitados a rendirse por los otomanos avisos a su rey Fernando de Nápoles reclamando ayuda, pero esa ayuda no llegó.
Al menos no llegó cuando era necesitada, llegó demasiado tarde cuando ya el asalto final había hecho caer a las últimas tropas y ciudadanos que valerosamente defendieron sus fuertes murallas.
El rey Fernando de Nápoles pidió ayuda a su primo el rey Fenando el Católido de la Corona de Aragón, pero todo resultó demasiado tarde.
¡La ciudad no sería recapturada por los cristianos hasta un año mas tarde!
La perdida de la estratégica ciudad gracias a la pronta reconquista cristiana no fue lo peor, el mayor daño se sufrió en el animo cristiano europeo que vio como imparable el avance otomano por toda Europa.
El impacto se multiplicó con la llegada de las trágicas noticias del sufrimiento padecido por su población.
«El arzobispo fue decapitado ante el altar, sus compañeros fueron cortados por la mitad y sus sacerdotes acompañantes fueron asesinados»
«Después de profanar la catedral, reunieron a las mujeres y los niños mayores para venderlos en la esclavitud albanesa. Hombres mayores de quince años, niños pequeños y bebés fueron asesinados.»
«Un total de 12.000 fueron asesinados y 5.000 esclavizados»
«El 14 de agosto de 1480 asesinaron a los 800 Mártires de Otranto que fueron conducidos a la actual Colina de los Mártires donde fueron decapitados ante su negativa a convertirse al Islam»
Los Mártires de Otranto finalmente fueron canonizados el 12 de mayo de 2013 por el Papa Francisco.
¡Probablemente donde mas impactó lo ocurrido en Otranto fue en la España de los Reyes Católicos!
Con las tierras ocupadas por el reino nazarí de Granada en el sur de España y viendo el empuje invencible del Imperio Otomano se veía como una certeza la ‘Reconquista de la Península Ibérica por el Islam’.
Este escenario en el Mar Mediterráneo hizo que, si en algún momento habían tenido algún tipo de duda, tanto Isabel como Fernando viesen como urgente finalizar la Reconquista Cristiana de los últimos territorios musulmanes de la Península.
Y tuvo un segundo efecto clave tanto para la historia del momento como de siglos sucesivos.
¡Resultaba igualmente urgente asegurar la estabilidad interna de los reinos!
La Reina Católica vio como única solución aceptar los consejos recibidos de establecer la Inquisición, como ya se había hecho en otros reinos europeos con anterioridad desde su creación en el siglo XII, con el fin de defender al reino de los enemigos internos aún existentes creando una estrategia que asegurara la unidad de la corona ante un clima bélico que afectaría a toda la nación.
Así el 26 de septiembre de 1480, Isabel y Fernando firmaron el decreto haciendo efectiva la Inquisición en la España cristiana.
Fuente:
WALSH, W.T., Isabel la Cruzada