Madrid, 1634

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez observa el lienzo en blanco con su cuaderno de apuntes en la mano. La historia del sitio de Breda le ha sido contada por los mismos soldados que estuvieron allí, pero él desea pintar un cuadro más allá de las gestas. Busca un instante, un momento suspendido en el tiempo.
Sobre la mesa de trabajo se acumulan bocetos y estudios de rostros. Incluso ha observado a Ambrosio Spínola en persona: su porte, su mirada, su gesto contenido. Quizá, piensa por un momento, sea precisamente eso, el gesto, lo que merezca ser recordado.

En función de esa premisa el cuadro emerge en su mente con claridad: don Ambrosio y Justino de Nassau en el centro y detrás las lanzas. Altas, rectas, como columnas que sostienen el cielo. No será armas al uso, sino símbolos de orden, de disciplina. Y entre ellas, los rostros de los soldados: algunos orgullosos, otros pensativos. Todos testigos de un momento que trasciende la guerra.
Llevado por la inspiración, Velázquez toma el pincel, decidido. Ya lo tiene claro: no va a pintar solamente lo que ocurrió en Breda en 1625, sino lo que se sintió. Porque el arte no es únicamente imagen: es memoria, es emoción y verdad.
EL PERSONAJE

Justino de Nassau
Ambrosio Spínola nació el 21 de diciembre de 1569 en Génova, en el seno de una poderosa familia aristocrática, la Casa de Spínola. Su padre, Filippo Spínola, era marqués de Sesto y Venafro, y su madre, Policena Cossino, pertenecía a los Grimaldi. Desde joven mostró inclinación por las ciencias exactas y la historia, aunque su destino lo llevaría al campo militar.

Felipe III
Impulsado por los diversos enfrentamientos políticos en Génova y la rivalidad con la familia Doria, Spínola decidió abandonar su ciudad natal y ponerse al servicio de la Monarquía Hispánica. En 1601, fue nombrado maestre de campo por Felipe III y financió de su propio bolsillo un ejército para combatir en Flandes. Esta acción marcó el inicio de su carrera militar al servicio de España.
FLANDES
<<Ambrosio Spínola llegó a Flandes en 1602 con los hombres que había reclutado de su propio bolsillo. Durante los primeros meses de su estancia en Flandes, el gobierno español barajó la posibilidad de emplearlo en una invasión de Inglaterra, proyecto que no llegó a concretarse por la apurada situación en que se hallaban las provincias flamencas.>> (Wikipedia).

Abandonado el proyecto de invasión de Inglaterra, Spínola pasó con sus tropas a Brabante, donde reforzó las que mandaba el almirante de Aragón contra las incursiones de Mauricio de Nassau. En 1603 volvió a Flandes, al frente de nuevas tropas pagadas por él mismo.
<<El 25 de mayo de 1603 había fallecido su hermano en un combate entre ocho de sus galeras y cinco buques holandeses; la noticia, que dolió intensamente a Spínola y estuvo a punto de llevarle a abandonar su carrera militar, le llegó mientras todavía se encontraba en Pavía reclutando soldados.>> (Benavides, José Ignacio. Spínola: Capitán general de los Tercios: de Ostende a Casal).
- Sitio de Ostende (1604)
Ostende era una ciudad clave para los protestantes, desde donde partían naves que atacaban territorios católicos y bloqueaban el comercio.

Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto
Los nuevos soberanos de los Países Bajos Españoles, Isabel Clara Eugenia y el archiduque Alberto, decidieron tomar la ciudad para asegurar su dominio. El asedio comenzó en 1601, liderado inicialmente por Juan de Rivas. Tras su muerte en 1603, Ambrosio de Spínola asumió el mando.
Spínola, sin experiencia militar previa, demostró gran capacidad estratégica y lideró un ejército multinacional de más de 100.000 hombres.
Durante el asedio, en el que los Tercios cercaron la ciudad belga durante tres años, Diego Mejía logró algo tan reseñable como robar dos enseñas al enemigo. «Allí sirvió con la puntualidad que en las demás ocasiones y en combate ganó dos banderas. Se las dio a sus soldados para que las guardasen y él siguió peleando.» Manuel P. Villatoro y Carolina Mínguez (ABC).
Ostende capituló el 20 de septiembre de 1604. Spínola permitió a los defensores retirarse con honores, reconociendo su valentía.
En 1605, fue nombrado maestre de campo. <<Los planes de Spínola comportaban un cambio radical de la estrategia bélica hispana: abandonar la defensa y emprender el ataque, llevar la guerra al territorio enemigo, hacer que el ejército se abasteciese en este y recaudar impuestos en él, para hacer que los costes de la contienda recayesen en los holandeses.>> (José Ignacio Benavides)
El desgaste del conflicto llevó a ambos bandos a buscar la paz, lo que desembocó en la Tregua de los Doce Años (1609).

- Tregua de los Doce Años (1609).
<<Desde el revés de la batalla de Nieuwpoort en 1600, la corte española buscaba un jefe militar que sustituyese al archiduque Alberto en el mando del Ejército de Flandes.>> (José Ignacio Benavides)
Entre 1605 y 1607, lideró exitosas campañas militares en el Bajo Rin y Westfalia, recuperando varias plazas clave.
<<Las guerras de los Países Bajos consistían principalmente en asedios, y Spínola se hizo famoso por el número de plazas que tomó, a pesar de los esfuerzos de Mauricio de Nassau de socorrerlas. El primer combate de la campaña de 1605 fue el desbaratamiento del ataque del de Nasáu a Amberes.>>

Oldenzaal, Lingen, Deventer, Wachtendonk…, las plazas caían bajo el liderazgo de Spínola, así como el castillo de Krakau, aunque también hubo fracasos, como Bergen o Zoom.
Tras la campaña de 1605, Spínola retornó a la corte vallisoletana para planear la del año siguiente. En esa época se le confió una misión secreta consistente en asegurar la gobernación de Flandes en caso de muerte del archiduque o su mujer. Además, a causa del retraso de la flota americana, Spínola hubo de avalar con su fortuna los empréstitos necesarios para sufragar la ofensiva de 1606; en agradecimiento, se lo nombró consejo de Estado y Guerra. Tras recobrarse de una grave enfermedad regresó a Flandes, donde se encontró con que el dinero ya se había gastado; para emprender las operaciones militares, hubo de avalar otro oneroso préstamo de dos millones y cuarto de escudos.
1606 fue un año complicado: sitios, batallas, falta de recursos, amotinamientos…
<<Los amotinados marcharon hacia Breda, dejando desguarnicidas Lochem, que el de Nassau recuperó fácilmente, y Grol. Una vez más Spínola hubo de servir de avalista para obtener un nuevo préstamo para pagar los atrasos a los amotinados, a los que de inmediato expulsó del ejército y de Flandes.>>

Johan van Oldenbarnevelt
Al terminar el año comenzaron las negociaciones entre holandeses y españoles, alumbrándose 1607 con la declaración en España de la bancarrota. Spínola, consciente del desgaste y del riesgo de perder prestigio y dinero, apoyó la idea de una tregua y así, ese mismo año se iniciaron conversaciones preliminares con los holandeses, lideradas por Johan van Oldenbarnevelt, con Spínola como delegado español.
Las negociaciones oficiales comenzaron en La Haya en febrero de 1608, con Spínola representando a España y Mauricio de Nassau a las Provincias Unidas. El tratado se firmó el 9 de abril de 1609 en Amberes.
La tregua fue respetada durante doce años, y aunque no resolvió el conflicto, permitió una etapa de relativa paz conocida como la Pax Hispánica.
Spínola demostró ser no solo un gran estratega militar, sino también un hábil negociador y figura clave en la diplomacia de su tiempo.

Charlotte Marguerite de Montmorency
Después de la firma de la misma continuó en su destino, y se le encargó, entre otras tareas, conducir las negociaciones con Francia cuando el príncipe de Condé huyó a Flandes con su mujer, Charlotte Marguerite de Montmorency, para ponerla fuera del alcance de Enrique IV de Francia.
Durante la tregua marchó a Génova, estuvo en la corte, donde trató también la propuesta secreta holandesa de someterse al protectorado de la Corona a cambio de la firma de la paz perpetua, fue recibido por el rey Luis XIII y su madre, la reina regente María de Médici, con los que se había acordado una doble boda real, en Praga intervino en las aspiraciones de los príncipes de Brandeburgo y Neoburgo al ducado de Cléveris y de vuelta en Bruselas el rey le encargó que tratase de asegurarse que las provincias flamencas le juraban fidelidad antes del fallecimiento del archiduque.
En 1614 puso sitio a la ciudad de Aquisgrán, que ocupó tras dos días de asedio, conquistó Wessel y en enero de 1615 recibió la noticia de la muerte de su esposa, que le sumió temporalmente en una gran tristeza que lo llevó a retirarse a una abadía.
- Guerra de los Treinta Años (1618).
<<Cuando se acercó el momento de prorrogar la tregua con las Provincias Unidas o de retomar las armas, Spínola se pronunció en favor de la paz, al igual que el archiduque Alberto. Felipe III de España decidió volver a la guerra, opinión que compartió su hijo y heredero Felipe IV, pese a la falta de fondos para retomar las operaciones militares.>> (Benavides).

Con el estallido de la Guerra de los Treinta Años, Spínola fue enviado a liderar las tropas españolas en Alemania. Su primera gran acción fue la invasión del Palatinado. Por esta acción sería recompensado con el grado de capitán general.
Spínola aplicó tácticas de maniobra y asedio que ya había perfeccionado en Flandes. Su avance por el Rin y su capacidad para tomar ciudades clave consolidaron el dominio católico en la región. Estas operaciones fueron fundamentales para apoyar al emperador Fernando II y frenar el avance protestante en el Sacro Imperio Romano Germánico.
En abril de 1621, firmó una tregua con los protestantes de la Unión Evangélica y volvió a los Países Bajos, en previsión de la reanudación de la guerra con los holandeses cuando caducase la tregua de 1609.

En 1622, envió tropas al ducado de Cléveris y ocupó el vecino de Juliers. La rendición de esta ciudad fue inmortalizada por el pintor Jusepe Leonardo en un lienzo donde Spínola aparece recibiendo las llaves de la ciudad del gobernador holandés, que se arrodilla ante él.
<< Los intentos de poner fin a los combates mediante negociación en Bruselas fracasaron por la renuencia de Federico V del Palatinado a pactar con sus enemigos. Los tratos con Jacobo de Inglaterra y el emperador tampoco condujeron a la paz. En junio Spínola corrió las tierras del príncipe de Darmstadt.[67] A continuación, trató en vano de apoderarse de la ciudad holandesa de Bergen op Zoom gracias a un traidor que debía abrirles las puertas.>> (Benavides)
BREDA
<<Breda está más descuidada, pongamos sitio a Breda.>> (Calderón de la Barca, El sitio de Breda).
Spínola lideró el asedio con una estrategia meticulosa y paciente al optar por rodear la ciudad, cortando suministros y comunicaciones.

El asedio duró once meses, desde agosto de 1624 hasta abril de 1625. Spínola demostró gran capacidad logística y táctica, manteniendo la moral de sus tropas y evitando enfrentamientos innecesarios.
<<Nuestros remiendos y nuestra armas gastadas, nuestras pústulas, nuestras enfermedades y nuestra miseria, no éramos sino la carne de cañón, el eterno decorado sobre el que la otra España, la oficial de los encajes y las reverencias, tomaba posesión de las llaves de Breda…>> (Arturo Pérez-Reverte, El Sol de Breda).
Justino de Nassau, tras meses de resistencia y escasez, se rindió el 2 de abril de 1625. Spínola recibió las llaves de la ciudad con respeto y permitió a los defensores retirarse con honor.
<<Honrar al vencido es una acción que dignamente el que es noble vencedor al que es vencido le debe. >> (Calderón de la Barca).
Aquel gesto fue inmortalizado por Diego Velázquez en el cuadro La rendición de Breda, donde se muestra a Spínola inclinándose ligeramente ante el vencido. Velázquez lo pintó en 1634-1635, como parte de una serie de obras para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. La toma de Breda fue una de las últimas grandes victorias españolas en Flandes. La victoria consolidó la reputación de Spínola como uno de los mejores generales de su tiempo, pero poco después fue marginado políticamente por el conde-duque de Olivares.
ÚLTIMOS AÑOS

Felipe IV
Las intrigas cortesanas durante la época del conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV acabaron con Spínola en Italia, donde participó en la Guerra de Sucesión de Mantua.
<<En febrero de 1628 regresó a España pasando por Francia y visitando de camino a Luis XIII y Richelieu en el cerco de La Rochela,[70] resuelto a no reasumir el mando en Flandes a no ser que se le asegurasen fondos para mantener su ejército. En Madrid tuvo que sufrir las insolencias de Olivares, que se esforzaba al máximo en hacerle responsable de la pérdida de Groll. Spínola decidió no regresar a Flandes. Por entonces Spínola era partidario de firmar la paz en Flandes y de no intervenir en la sucesión del ducado de Mantua, cuyo señor había fallecido a finales de diciembre del año anterior.>> (Wikipedia)

Cuando estalló la guerra de Sucesión de Mantua, Spínola fue nombrado gobernador del Milanesado (1629). En Italia sufrió los efectos de la enemistad de Olivares, quedando privado de sus poderes como plenipotenciario. La salud de Spinola se derrumbó, y habiendo sido objeto de expropiación de su dinero, viendo escatimada la compensación que había reclamado para sus hijos y caído en desgracia, Ambrosio de Spínola, marqués de los Balbases (1621), duque de Sesto (1612), caballero de la Orden de Santiago y del Toisón de Oro, murió el 25 de septiembre de 1630 en Castelnuovo Scrivia, a causa de las heridas sufridas durante el asedio de Casale.
Sus últimas palabras murmuraron “honor” y “reputación”.>> (David Hannay).
Está enterrado en el Palacio Spínola de Casalnoceto, en la campiña entre Génova y Milán.[72]

Ricardo Aller Hernández