PEDRO JARA CARRILLO, un ilustre murciano

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Diario El liberal, 6 de diciembre de 1913.

Hace tiempo que pensábamos tratar del establecimiento, en Murcia, de una Universidad. Las razones que para ello tenemos no estaban fundadas en falsas bases de un murcianismo a la ligera; es el interés regional el que la reclama, es la equidad, la justicia y la necesidad.

Son muchísimos los jóvenes que, con capacidad y aptitudes para el estudio, han de renunciar a seguir una carrera superior por falta de recursos económicos, malogrando así muchísimas vocaciones.

Murcia se encuentra situada entre importantes provincias cuyos hijos necesitan emprender largos viajes para hacer estudios de Facultad. Valencia, Madrid, Granada son los puntos más cercanos en que hay Universidad. En media España solo hay dos Universidades, que son las situadas en Andalucía; la de Granada y Sevilla. En cambio en la parte norte se halla la mayor parte de ellas.

Murcia, pues, se encuentra en admirables condiciones para tener un centro universitario. De modo que, en esta empresa que vamos a iniciar no nos guía un interés local, con ser mucho y tener derecho a pensar en él.

Es un interés regional, porque el beneficio que se produzca será para toda la región. La ciudad de Murcia por su numeroso vecindario, por su aislamiento y lejanía de todo ambiente Universitario, por los medios de vida con que cuenta, por su clima benigno y su característica hospitalidad, es acreedora al beneficio a que se aspira. Son, pues, poderosas, las razones que tiene Murcia para aspirar a ser capital universitaria. Nosotros estamos dispuestos, fundados en estas razones, a llevar adelante este deseo, esta noble aspiración de la sexta capital de España. Para ello necesitamos, solicitamos el apoyo de los murcianos y esperamos que no nos ha de faltar.

Esperanzados en ello, llevaremos nuestros deseos, los deseos de Murcia, a donde sea preciso y demandaremos el apoyo directo de todas las personalidades en la confianza absoluta de que han de prestarlo con entusiasmo. Por ahora contamos con la valiosa ayuda de la autoridad popular del nuevo Alcalde, señor Albaladejo, que apenas le indicó nuestro compañero, Sr. Pinazo, el pensamiento de “El Liberal, lo acogió con gran cariño y entusiasmo, e hizo observaciones atinadísimas, ofreciendo hablar con el señor Baquero, autoridad indiscutible en la materia y murciano de corazón. Este primer apoyo nos anima para emprender esta campaña por la cultura y el bien de Murcia y toda esta región.

(Murcia necesita una Universidad, por Pedro Jara Carrillo)

EL PERSONAJE

Cuando la huerta sonríe como una moza guapa, llena de flores y de perfume (La huerta en flor).

Pedro Jara Carrillo nació en Alcantarilla (Murcia) el 11 de noviembre de 1876, en una calle que actualmente recibe su nombre. Hijo de Francisco Jara y Teresa Carrillo, pasó su infancia allí, hasta que a los quince años se trasladó a Murcia para comenzar sus estudios de Magisterio en la Escuela Normal.

Será en Murcia donde descubriría su pasión por la literatura y por la misma ciudad, pasando mucho tiempo en las calles Trapería y el Arenal, donde se encontraban los mejores cafés, algunos de ellos convertidos desde los años sesenta en centro de tertulias políticas y literarias, como las de Pedro Pagan y Ayuso o la del periodista Martínez Tornel, mientras en La Puerta del Sol, el Oriental y La Dalia Azul, los organillos hacían sonar su música, poniendo una nota de chispeante alegría que se contagiaba en el ánimo del joven, quien ya comenzaba a escribir poesía.

¿Qué le sucede al mundo

en este día

que todo manifiesta

santa alegría?

Todo parece

encantos celestiales

vertiendo alegre.

(Alegrías)

Sería en esta época cuando inició sus primeros trabajos para distintos periódicos de la zona, como El Diario de Murcia o El Correo de Levante, en 1899. Sería en este periódico fue donde comenzó con la sección que lo popularizaría: «Instantáneas», escritas bajo el seudónimo de «Plácido Roer de Larra», una sección en verso donde comentaba con un toque de humor sucesos cotidianos.

Es imposible, no puedo,

me quedo sin escribir

como esto llegue a seguir:

¡ya lo creo que me quedo!

Porque ya esta redacción

es una jaula de locos

y somos a escribir pocos,

muchos de conversación.

Lo menos cuarenta veces

me han hecho ya equivocarme.

¿Queréis callar y dejarme

de discutir pequeñeces?

(Que no puede ser…)

Su vida iría ligada siempre a la prensa: en 1904 se hizo cargo de la dirección de El Correo de Levante, haciendo lo propio en 1911 con El Liberal, diario del que estuvo al frente hasta su muerte, aunque nunca sin abandonar su pasión por la literatura, publicando continuamente en gran número de publicaciones: Álbum de Belleza, Quevedo, La Revista, El Bazar Murciano, Miscelánea, Murcia Sardinera, El Jilguero, Gente conocida, Murcia (Revista de ciencias, Artes-Letras e Instrucción Pública), Oróspeda, Politechnicum, Murcia Gráfica, Renovación, El Cronista, Región Gráfica, El Almanaque

INQUIETUD SOCIAL

Una de las mayores inquietudes del poeta murciano era revitalizar la vida social y cultural de la Provincia de Murcia, un empeño que le llevó a conseguir la creación de un Conservatorio Superior de Música, juntamente con Mariano Benlliure, Tomás Bret´on, Isidoro de la Cierva, Azorín y Díaz de Revenga; una guarnición en la ciudad del Regimiento de Artillería, la construcción del Pantano de la Fuensanta, las obras de abastecimiento de agua para Murcia y Cartagena, canalizaciones de aguas del Taibilla, la instauración de las Escuelas Graduadas y la más importante de todas: la creación de la Universidad en Murcia gracias a su artículo periodístico Murcia necesita una Universidad publicado en 1913, labor que fue apoyada decisivamente por Juan de la Cierva, cuya intervención permitió que en 1915 se obtuviera el permiso pertinente.

INQUIETUD POLÍTICA

En su afán por defender los intereses de su pueblo, Jara Carrillo fue elegido en 1920 concejal del Ayuntamiento de Murcia, hasta 1923. La presencia de Jara Carrillo en política destacó por el espíritu joven e inquieto que poseía.

Para nada necesitamos alardear de amor a Murcia y de celo por la defensa de cuanto a Murcia interese: en esta hermosa ciudad vimos la luz primera, a ella consagramos siempre todos los afectos de nuestro corazón y todas las energías de nuestra alma; y es el amor a la madre sentimiento tan natural, que se le empequeñece cuando de amarla y de adorarla se alardea.

SU OBRA

Aparte de su faceta periodística y de cultivar la poesía, Jara Carrillo escribió narración y seis breves piezas de teatro, la mayoría basadas en la expresión del costumbrismo murciano empleando un estilo con tintes modernistas que lo hicieron adelantarse a su tiempo.

La novela más conocida de Jara Carrillo es Las Caracolas. Fue publicada en 1919 y retrata de modo ciertamente melodramático los amores de dos personajes cuyas vidas se asientan en el entorno de la huerta murciana los días de la trágica Riada de Santa Teresa de 1879.

Las caracolas de inquietantes gemidos quedarán en las viviendas colgadas en los suaves terciopelos, como objetos decorativos de las familias huertanas; y los trabajadores de la tierra enterrarán en los predios sus ahorros, en la seguridad de que de allí saldrá el sostenimiento de su vida, sin riesgo alguno que arteramente se lo arrebate en una noche traidora. (El lobo del Segura. Otra dentellada a la huerta, 1916).

Los principales temas en su obra son el amor, la muerte, el desengaño, la melancolía o el patriotismo. También toca aspectos sociales, religiosos y costumbristas (trabajo en la huerta, usos y tradiciones, festejos, bailes, cantos populares…).

MUERTE

No os esforcéis; esto se acaba (últimas palabras de Jara Carrillo)

No había cumplido los 51 años cuando Jara Carrillo falleció en Murcia el 4 de octubre de 1927 en su casa del Paseo del Malecón, por culpa de un cáncer de pulmón, siendo trasladado al cementerio de Nuestro Padre Jesús de Espinardo, sin que le diera tiempo a escuchar la primera interpretación del Himno a la Virgen de la Fuensanta, de cuya letra es autor.

Virgen de la Vega

Reina del grandioso milagro de flores

que llena los templos de incienso oloroso

y enciende en las almas sus bellos amores.

Yo no sé qué tiene tu cara morena,

que lloran los ojos a su claridad.

¡Divina magnolia, fragante azucena

que llena de aromas toda la Ciudad!

Flor de nuestra Vega

De efluvios serranos que son bendiciones.

Rosa cuyo cáliz forman los murcianos

con los tiernos pétalos de sus corazones.

Beso de los labios que sienten anhelos

de misericordia, conjuro del mal.

Estrella que un día cayó de los cielos

para que en la Vega florezca el rosal.

La Torre, como un vigía,

con sus ojos de hito en hito,

mirando está noche y día

tu Santuario bendito.

Eres, Fuensanta, el consuelo

de este murciano jardín:

oración que sube al cielo

pasa por tu camarín.

(Letra de Jara Carrillo y música de Jerónimo Oliver Albiol)

Ricardo Aller Hernández

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