Revueltas campesinas en Hispania en el siglo V: los bagaudas

Si te gusta, compártelo:

En un análisis genérico, y un tanto simplista, podríamos decir que los bagaudas fueron los integrantes de unas revueltas campesinas que se dieron durante el decadente bajo imperio romano y que sucedieron principalmente en la Galia y en Hispania. Si esto es cierto, ¿por qué se produjeron estos levantamientos?

Debemos conocer los antecedentes al suceso para poder hacer un análisis coherente. A comienzos del siglo III el Imperio Romano experimentó una época de cambios complicados, políticos, sociales y económicos. En lo relativo a Hispania la productividad se limitó al mundo rural y por lo tanto el poder de las urbes decayó, poder que resultaba esencial para la organización política de los territorios que quedaban alejados de la metrópoli. Las ciudades hispanas presentaban un aspecto muy poco saludable lo que no atraía el acercamiento de nuevos vecinos. Aun así, en los núcleos urbanos que permanecieron con vigor tales como Tarragona o Gerona, los asentamientos agrarios permanecieron unidos a la ciudad.

El deterioro de las urbes se vio provocado por la voracidad fiscal del Estado, impulsadas por gobiernos en desintegración. Los aristócratas y terratenientes estaban extenuados por los ingentes desembolsos que se les pedían destinados, en gran medida, a la construcción de obras públicas defensivas. Las exportaciones de Hispania quedaron muy mermadas, así se manifiesta en el Edicto de Pretiis (301) en el que se aprecia que solo pequeñas cantidades de aceite de oliva y salazones, algo de minerales y trigo, textiles y ganado caballar componían las remesas peninsulares. Si a esto sumamos la casi inexistente demanda interna, ni siquiera el consumo del ejército era significativo ya que había sido alejado a la frontera, la crisis se manifestó de forma abrupta. La economía real se centró en el campo como única solución para evitar el intervencionismo estatal.

De esta manera se potenciaron los latifundios, lo potentados ejercieron una presión sobre los pequeños labradores, los cuales necesitaban seguridad y protección. Éstos vendieron sus tierras a los grandes tenedores y de esta manera se aseguraban una renta y protección. Al labrador se le adjudica el trabajo de la parcela transferida, e incluso de otras. De este modo se arraiga la encomendación.

Pero este sistema genera un problema con el que no se contaba, la crisis provoca una falta de mano de obra, los propietarios ven desatendidos sus latifundios y comienzan a adscribir a la tierra de forma forzosa y hereditaria a los campesinos. Este sistema de colonos comienza a dar buenos rendimientos a los que se suma la extensión del sentimiento cristiano, pero la sociedad queda dividida en potentiores  ― que componen la oligarquía ― y los humiliores grupo formado por antiguos esclavos, libertos, siervos y colonos encomendados. Los grupos marginados aumentan en número y aumenta el bandolerismo. Con esta situación comienza la bagauda, que nos viene de la Galia y que se erige como una respuesta social de los grupos marginados. Esta revuelta campesina va en aumento con la encomendación y centra sus ataques a los ricos terratenientes.

El estudio del levantamiento bagauda no está claramente definido en la actualidad, habiendo claras divergencias entre los estudiosos acerca de sus orígenes y los verdaderos motivos del levantamiento. No obstante, en la vorágine del ambiente en el que se produjeron, y en Hispania en particular, hay historiadores que defienden el priscilianismo como parte del descontento social de la época, con la intención de involucrar al alto clero en el clima de crispación y de revuelta armada generado por los bagaudas. Incluso, y durante el siglo XX por parte de los círculos nacionalistas, se han querido tomar las revueltas como inicio del germen diferenciador y original de los “vascones”, ya que algunos estudios sitúan como núcleos iniciadores de las revueltas las actuales poblaciones navarras de Corella y Huarte-Arakil.

La principal información que tenemos sobre los bagaudas proviene del obispo Hidacio, nacido en Ginzo de Limia (Orense) que fue un reconocido historiador hispano del siglo V, de Silvano de Marsella y de Isidoro de Sevilla. Hidacio en su Continuatio Chronicorum Hieronyminianorum señala los actos de saqueo y crueldad realizados contra las ciudades, la aristocracia hispanorromana y la jerarquía eclesiástica.

Un hecho que se tomó como determinante con la intención de respaldar moralmente a la rebelión bagauda, fue el acontecido a finales del siglo III por san Mauricio y la Legión Tebana. La Legión Tebana fue creada por el emperador Diocleciano dentro de su feroz campaña de aniquilación contra los cristianos. Esa Legión estaba compuesta por cristianos coptos de Egipto, al menos en parte, y entre ellos se encontraba Mauricio. En esos años se estaba produciendo una rebelión bagauda muy importante en la Galia, de tal forma que el emperador mandó a su César Maximiano a aplacarla, y éste solicitó el servicio de la Legión Tebana. Entre los soldados se corrió la voz de que la misión que se los encomendaba era aplacar una revuelta de campesinos cristianos y de ahí que cuatro de sus oficiales Mauricio, Inocencio, Exuperio y Cándido se negasen a acatar la orden.

Ante la gravedad de los hechos Maximiano decidió aplicar la decimatio, un castigo extraordinario que consistía en matar a uno de cada diez soldados por parte de sus propios compañeros. Los legionarios se negaron a aplicar el castigo y Maximiano ordenó aniquilar la legión entera. En este momento es cuando se produjo el martirio de Mauricio por ser uno de los comandantes de la legión.

Siendo la historia parte de una herencia culta transmitida de forma oral, y aun teniendo tintes legendarios, marcó de forma determinante las acciones y la moral de los campesinos cristianos del Bajo Imperio. En Hispania los primeros movimientos bagaúdicos aparecen en la primera mitad del siglo V en la Tarraconense, como Hispania se encontraba desprovista de tropas el Imperio tuvo que enviarlas para dar respuesta e impedir la propagación de las revueltas. Tras la intervención de los contingentes militares enviados por el Imperio, el campo de operaciones bagauda, se restringió al valle del Ebro.

En el año 449 sucede un episodio protagonizado por Basilio y León, obispo de Turiaso (ciudad celtibérica ubicada en Tarazona). Se produce una concentración de bagaudas comandados por Basilio en Turiaso, los cuales dan muerte a un grupo de personas incluido el obispo de la ciudad. Destaca el hecho de que la matanza se realiza en la iglesia, y por lo tanto queda de manifiesto el carácter antieclesiástico del hecho, lo cual contrasta precisamente por la recién creada leyenda de la Legión Tebana. Basilio junto con el rey de los suevos Requiario devastó Caesaraugusta y saqueó Ilerda, su figura genera discrepancias entre los historiadores por su comportamiento y el papel que pudo desempeñar con los bagaudas y los godos.

En el año 454 se produce el último enfrentamiento entre bagaudas y las tropas romanas, fuerzas visigodas bajo el mando del rey Teodorico, que estaban federadas con el ejército romano, y aplacan la rebelión. Suponemos que la represión tuvo que ser lo suficientemente efectiva al no aparecer más fuentes sobre los bagaudas.

En la actualidad, el movimiento bagauda sigue siendo un gran desconocido y merece una investigación profunda y contrastada que aporte documentos relevantes. El trabajo es arduo pero, a mi juicio, tiene la importancia de intentar comprender el carácter social que supuso el movimiento en las relaciones de los visigodos, con los representantes del Bajo Imperio en Hispania.

José Carlos Sacristán

Si te gusta, compártelo:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *