Juan Fernández, Piloto Mayor del Mar del sur

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Juan Fernandez,

Por la banda del este, a mano diestra

Por una brújula marcada y derrotero

La tierra al mismo tiempo se nos muestra

Que della nos da cuenta un marinero

Diciendo: La señal es esta nuestra

por donde Juan Fernández el primero

llegó, por caso digno de renombre,

a dar a aquestas ínsulas su nombre.

(Juan de Mendoza y Monteagudo)

Mar del Sur, 22 de noviembre de 1574.

Juan Fernández ama el Mar del Sur. Inabarcable, a veces inhóspito, a veces conciliador, tan lleno de secretos y tierras aún por descubrir, aunque hoy ya son unas pocas menos las que el océano se empeña en mantener ocultas: esta mañana Nuestra Señora de los Remedios, barco que él capitanea, ha avistado un archipiélago desconocido al que ha llamado de Santa Cecilia, por ser hoy su  fiesta. Aunque apenas se han detenido, algo en su interior le hace sentir como si ya fueran suyas, en una especie de unión indeleble entre aquellas porciones de tierra y su persona.

Atardece en esa parte del mundo, bajo un sol fatigado que se dedica a tapizar de color violáceo la espuma de las olas que al chocar contra el casco del barco componen una sinfonía orquestada por las gaviotas con sus graznidos revoloteando en un cielo melancólico. Y disfrutando de la melodía del océano, él, Juan Fernández Sotomayor, el capitán de su propia existencia.

Arrebatado por tanta belleza, el marino da unos pasos por la cubierta y se asoma a la borda mientras le sobreviene un pensamiento: así es como quiere morir, encima de un barco, viendo el sol perderse en la cuna del horizonte, consciente de que un barco es un viaje de ida, y que ese viaje no tiene regreso.

EL PERSONAJE

Los españoles americanos han tenido el hábito, por largo tiempo, de hacer regalos a individuos meritorios. El piloto Juan Fernández obtuvo una escritura de la isla con su mismo nombre, y por unos años residió allí antes de que llegase Selkirk. Se supone, sin embargo, que finalmente se deprimió en su propiedad principesca, pues tras un tiempo retornó al continente y, según se cuenta, llegó a ser un barbero muy charlatán en la ciudad de Lima (Nota a pie de página del capítulo Descripción séptima: La isla de Charles y el Rey Perro, en Las Encantadas (1854), de Herman Melville).

Juan Fernández nació en Cartagena …O no. La vida de este explorador se encuentra repleta de incertidumbres, desde la fecha de su nacimiento,  que se sitúa entre 1528 y 1530, hasta su tierra de origen, sobre la que se manejan diversas teoría (Cartagena, Ferrara, El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera…). Tantas son las incógnitas que solamente se puede suponer su segundo apellido: Sotomayor.

No se sabe de dónde es natural (Garcilaso de la Vega el Inca, “Comentarios reales”).

Dentro de este mar de incógnitas, lo que sí parece seguro es que Fernández se hizo marino siendo un adolescente, que en 1550 arribó a la costa de Chile y que los siguientes años se los pasaría recorriendo el Pacífico Sur: en 1562 acompañó a Francisco Villagrá en la expedición a la isla de Chiloé.  En 1567  se incorporó en El Callao (Perú)  a la expedición de Álvaro de Mendaña,  como piloto en Nuestra Señora de la Guarda. También se da por cierto que en 1570 era maestre y piloto en el navío San Juan Vizcaíno y que en febrero de 1574 formó parte de la tripulación del navío Nuestra Señora de los Remedios para emprender el viaje a Valparaíso, donde escribiría una de las páginas más memorables de la  navegación española.

En aquella época los españoles tenían serios problemas en comunicar Perú con Chile por vía terrestre, consecuencia de la complicada orografía del terreno, pero también marítima, debido a las corrientes y vientos contrarios que eternizaban la travesía marítima al tener que navegar contra corriente. El viaje por mar desde Valparaíso a El Callao era relativamente breve (en torno al mes y medio), gracias a los vientos del sur y a la llamada corriente de Humboldt, pero el regreso era mucho más largo por tener que navegar contra corriente y hacer frente  a los vientos, lo que alargaba la travesía, por lo general, hasta los tres meses, aunque se tiene constancia de viajes que llegaron a tardar incluso medio año.

Consciente del problema, el 26 de octubre de 1574 Juan Fernández, excelente marino y gran estudioso de los vientos, partió de El Callao rumbo a Valparaíso. En aquella ocasión optó por alejarse de la costa en dirección oeste y adentrarse en el océano con un navío de Juan Pérez de la Cierva para no tener la corriente de Humboldt de frente.

La iniciativa fue un éxito. Fernández logró reducir el tiempo de navegación en la derrota norte-sur entre El Callao (Perú) y Concepción (Chile) de tres meses a treinta días, algo tan inimaginable que la gente portuaria comenzó a llamarlo “el brujo”. De hecho, se llegó a decir que el español fue acusado por el Tribunal del Santo Oficio, establecido en Lima, por practicar la brujería; una afirmación que se desecha en la actualidad, ya que ninguno de los Juan Fernández juzgados por aquel tribunal se puede identificar con él.

Atento a los servicios que a S.M. ha hecho en este Reyno el dicho Juan Fernández…por tierra y por mar, y en particular el descubrimiento que hizo de la nueva navegación  de el Perú a este dicho Reyno, engolfados, navegando a treinta días lo que más de un año hacía (…)Gobernador Martín García Oñez de Loyola, 19 de septiembre de 1592.

Así fue cómo Juan Fernández consiguió un hito histórico en la navegación española,  pero 1574 habría de darle todavía muchas alegrías….

LAS ISLAS JUAN FERNÁNDEZ. En noviembre del año 1574 el marino encontró a la altura de la costa chilena unas islas a las que originariamente puso el nombre del santo del día: San Félix y de San Ambor (posteriormente San Ambrosio).

Pasamos por el oeste, 18 leguas de las islas Desventuradas, que están en 25 y un tercio, las cuales, año 1574, Juan Fernández, piloto, yendo a Chile, acaso las descubrió por segunda vez, que desde Magallanes las descubrió, año de 1520, no se habían visto más (Pedro Sarmiento de Gamboa).

Unos días más tarde, el 22, descubrió a unas 400 millas de la costa de Valparaíso unas islas a las que llamó, de acuerdo con el santoral cristiano, de Santa Cecilia, en las que apenas se detuvo y que más tarde fueron rebautizadas como Más a Tierra, Santa Clara y, por último, la isla de Más Afuera. Se cree que Fernández intentó fundar una colonia en la isla de Más a Tierra, pero no tuvo éxito y retornó al continente.

Aquel archipiélago recibe actualmente el nombre de Juan Fernández:  es un conjunto de islas ubicado en el Pacífico Sur, a más de 670 km al oeste de las costas de América del Sur, compuestos por las islas Robinson Crusoe (la antigua Más a Tierra), Alejandro Selkirk (Más Afuera), el islote Santa Clara y otros islotes menores. Forma parte del territorio de Chile y administrativamente pertenece a la provincia y Región de Valparaíso.

De este archipiélago destacamos tres curiosidades:

**La isla Robinson Crusoe es el primer parque nacional de Chile y desde 1977 es también Reserva de la biósfera. En ese parque existe una gran cantidad de especies endémicas, como el picaflor rojo de Juan Fernández, el lobo marino de Juan Fernández, algunas especies de col y de helechos.

**Durante los siglos XVII y XVIII estas islas fueron usadas como guarida de piratas y corsarios. En 1749, en la isla Más a Tierra, los españoles construyeron el Fuerte Santa Bárbara, el cual fue reconstruido en 1974 y declarado Monumento Histórico en 1979.

**En estas islas vivió durante cuatro años el marinero Alexander Selkirk, quien pudo haber servido de inspiración para la novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.

NUEVA ZELANDA

En 1568 el cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa formó parte de la primera expedición de Álvaro de Mendaña y Neira a las islas Salomón. En ese viaje, seguramente gracias a las noticias que le dieron las razas polinesias, aquel concibió la idea de que al sur del Pacífico existía una multitud de islas ricas en gente y riquezas e incluso un gran continente. Tan convencido estaba Sarmiento de Gamboa, que el 4 de marzo de 1572 escribió a Felipe II comunicándole sus teorías; y más tarde se entrevistó con el célebre Juan Jufré de Loaiza Montesa para darle cuenta del viaje de Mendaña y otros, como el de Calero en el galeón Panamá, quien se había internado cuarenta mil leguas sin ver la tierra, o el del capitán Rivadeneira, que dijo haber avistado una isla tan grande que nunca acabó de costearla.

En cuanto Jufré tuvo conocimiento de la posible existencia de aquellas nuevas tierras llegó a Chile en 1574 con la idea de emprender la empresa: tenía dinero, astilleros y buena gente de mar, pero le faltaba un navegante, ya que Sarmiento se hallaba retenido en Lima por problemas con la Inquisición por una acusación de nigromancia. El problema le duró poco, pues la providencia quiso que al llegar a Valparaíso conociera el descubrimiento realizado por Juan Fernández, con quien al parecer ya le unía cierta amistad.

La creencia de que Fernández  iba en la expedición de Juan Jufré que descubrió Nueva Zelanda para España se basa en unas memorias redactadas en Valladolid en 1609 por el licenciado Juan Luis de Arias para Felipe III, en las que se recomendaba al rey la conversión de los naturales de las islas nuevamente descubiertas, antes de los herejes ingleses y holandeses, a quienes el demonio instiga, se hicieran con esas tierras; para lo que proponía;

conquistar las tierras que había descubierto el piloto Juan Fernández hacia 1576, luego de haber navegado durante un mes desde las costas de Chile hacia el oeste, habiendo sido el mismo que antes había reducido a sólo treinta días el viaje de navegación entre Lima y la costa central de Chile.

Según Arias, el maestre de campo Pedro Cortés, hombre que gozaba de crédito, aseguraba haber oído de labios del propio Fernández que

las tierras descubiertas eran de suelo montañoso, fértil y poblado por gente blanca, de ríos correntosos y que contaba con todos los frutos necesarios para subsistir.

Arias narra el descubrimiento de tierras australes de esta manera:

Un piloto llamado Juan Fernández (el que había descubierto el viaje de Lima a la costa de Chile, haciéndose la costa en la que casi siempre perseveran vientos sures), salió de la costa de Chile, , de poco más de 40 grados, en una nave pequeña, con ciertos compañeros suyos, y navegando por algunas derrotas entre el oeste y el sudeste , aportó en tiempo de un mes a una costa, a lo que pudieron juzgar, de tierra firme, muy fértil y agradable, poblada de gente blanca muy bien aficionada, de nuestra estatura, vestida de muy buenas telas y tan apacible y acariciadora, que por las vías que pudieron significarlo les ofrecieron muy buen acogida, y de los frutos y las riquezas de su tierra, que parecía ser de todo muy rica y abundante. Pero por ir tan a la ligera se tornaron a Chile, con intento de volver a lo mismo con suficiente aparato y por tenerlo secreto hasta que ellos con sus amigos pudieran volver a descubrirlo se dilató un día y otro, hasta que murió el Juan Fernández y quedándose con su muerte cosa tan importante.

A tenor de toda esta información, historiadores como Alexander Dalrymple, y Jeremy Burney (History of the voyages and discoveries in the South Sea) entre otros, creen que Juan Fernández tomó tierra en las costas de Oceanía en 1576, si bien existen dudas de si fue en Australia o, más probablemente, las islas de Nueva Zelanda.

El continente austral fue primeramente avistado por un piloto llamado Juan Fernández, quien mantuvo su descubrimiento en secreto. (Jeremy Burney).

Estas teorías serían reforzadas por los estudios del historiador chileno José Toribio Medina, quien daría más luz a aquella épica expedición al mencionar la existencia de una carta dirigida al rey por Rodrigo de Quiroga, gobernador de Chile entre los años 1573 y 1580, en la cual le refiere el viaje de Juan Fernández a Nueva Zelanda y Australia.

(…) haciéndose al oeste desde Lima para descubrir el viaje a Chile, buscando tiempos para ello y alejándose del paraje cerca de la costa…y haciéndose al sur con poca declinación hacia las cuartas colaterales, descubrió la sobredicha costa de la Tierra Firme Austral.

Todas estas evidencias nos dan pie a pensar que el español Juan Fernández, natural de Cartagena (o no), habría sido el primer europeo en pisar aquel continente, mucho antes que el holandés Abel Tasman (1642) o James Cook (1769).

Pero ¿por qué no se organizó una segunda expedición a tierras australes? Muchas son las teorías: la muerte de Jufré en 1578, la llegada de Francis Drake al Pacífico, la plena dedicación de Sarmiento de Gamboa al Estrecho de Magallanes… Lo que sí sabemos es que en ¿1574? ¿Jufré? Mendaña formaría un contingente para descubrir y poblar tierra austral.

PILOTO MAYOR DEL MAR DEL SUR

La historia marina de Juan Fernández es extensa y prolija: hay autores, como Toribio Medina, seguramente el mayor estudioso de Fernández, que aseguran que el marino también descubrió la isla de Tahití hacia 1576-1577, aunque hay también otros que niegan este descubrimiento.

Cuando se encontraba en Valparaíso, siendo Fernández maestre y piloto de la nave Nuestra Señora de la Guarda (5 de diciembre de 1578), presenció el ataque a esta ciudad del corsario inglés Francis Drake, quien había pasado en abril el estrecho de Magallanes, así como el incendio de la nave de su amigo, el también piloto Hernando Lamero. Se cree que en esta nave fueron Fernández y Lamero juntos al Perú a dar aviso de la presencia de este pirata en los mares del Sur.

Juan Fernández prestó otros servicios siendo ya un veterano piloto. Durante el mandato de Martín Ruiz de Gamboa, quien gobernó Chile entre 1577 y 1583, luchó en “la pacificación y allanamiento de los indios Osorno y Villarina, quienes, rebelados contra el Real Servicio, habían dado muerte al capitán Gaspar de Miera”. Y durante el de Alonso de Sotomayor (1583), siguió haciendo travesías entre Perú y Chile. Y en enero de 1586, embarcado en el navío Santa Clara, hizo viaje con Luis de Sotomayor de Perú a Chile, con socorros de ropa, armas y municiones.

Por estos motivos y por el descubrimiento de su famosa derrota, se concedieron a Juan Fernández unas tierras en el distrito de La Ligua, en la actual provincia chilena de Aconcagua (confirmada por auto del gobernador Martín García Oñez de Loyola, de 19 de diciembre de 1592) y se le otorgó el título de piloto mayor del Mar del Sur.

En cuanto a su vida personal, se sabe que se casó a los 55 años en Santiago de Chile con Francisca de Soria, con la que tuvo un solo hijo, Pedro. Murió a principios de 1599, frisando los setenta años, y en su testamento legó los derechos sobre sus islas a la Compañía de Jesús, con la que estuvo vinculado algún tiempo. Los jesuitas, parece ser, terminaron vendiéndolas o arrendándolas.

Ricardo Aller Hernández

Bibliografia

*Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Juan Fernández. En Biografías y Vidas. Barcelona (España).  En //www.biografiasyvidas.com/biografia/f/fernandez_juan.htm el 6 de septiembre de 2021.

*dbe.rah.es/biografias/65725/juan-fernandez

*historianaval.cl/publico/publicacion_archivo/publicaciones/14_3.pdf

*Delgado Bañón, Luis M. (2003). «Juan Fernández, el brujo, y sus islas: un descubridor cartagenero». Cartagena Histórica (Editorial Áglaya)

*Arturo Pérez-reverte. La carta esférica. Alfaguara ,2000.

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