Simón Bolivar, su realidad ( y II)

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En La Guaira, llena de prisioneros y pocas tropas, decide que el único camino es el fusilamiento, incluido el de los enfermos. El comandante Arismendi, aterrorizado por la magnitud de la masacre que se iba a perpetrar a instancias de Bolívar, amenaza con no cumplir la orden, pero el libertador insiste en que todos deben ser fusilados, sin perdón para nadie.

En este período la actividad militar del ejército patriota en el que, además de Boves, debemos reseñar la especial actuación de Francisco Morales y Francisco Rosete entre otros, acaba destruyendo la Segunda República separatista de Venezuela, cuyos generales, Santiago Mariño, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, y otros, con Simón Bolívar incluido, fueron sucumbiendo sin solución.

Ante esa situación, Antonio Nariño recibió autorización del Congreso Republicano para presentar la rendición, pero Bolívar se impuso ante el mismo congreso y, tras tomar Caracas, la sometió a saqueo, proliferando gran cantidad de asesinatos, lo que posteriormente daría pie a la réplica que después desarrollaría el también masón Pablo Morillo.

En 1813, La situación del momento la refleja el separatista Rafael Urdaneta, quién en un comunicado deja manifiesta la españolidad de los pueblos, y su oposición activa.

Muestra de esa actitud pueblo fue dada por el Cabildo de Pasto el 4 de abril del año 1814 cuando, en respuesta a una misiva del General Antonio Nariño conminando a los pastusos a deponer las armas y a sumarse a la revuelta, amenazando de lo contrario con una incursión militar, estos responden con su declaración de españolidad.

Pasto sería vencida y sometida a todo tipo de vejámenes: fusilamientos, asesinatos, expropiaciones y destierros.

Yo deseo continuar sirviendo a mi patria, para el bien general de la humanidad y el aumento del comercio británico… Estoy convencido de que únicamente Inglaterra es capaz de proteger los preciados derechos del mundo, ya que es grande, gloriosa y sabia.

Bolívar salió huyendo el 9 de junio de 1815 hacia Jamaica embarcado en un buque inglés. Allí redactaría su famosa carta y de allí volvería a la lucha bajo bandera británica. Esta huida lo enfrentaría con Santiago Mariño y Manuel Piar, quienes amenazaron con fusilarlo. Finalmente sería él quien fusilase a Piar, en 1817, decretando, además, pena de muerte para quién pidiese benevolencia.

Hasta marzo de 1816 había estado entre Jamaica y Haití, de donde partiría primero para isla Margarita, desembarcando en Ocumare el 16 de julio de 1816, cuando emitió un comunicado revocando su decreto de Guerra a Muerte.

En Junio de 1816 escribía cartas al almirante inglés de Barbados y al gobernador de Trinidad informándoles de su arribo a Costa Firme. En febrero de 1817 iniciaba San Martín la campaña de Chile, tras la cual organizaba una armada al mando de Lord Cochrane, con la que atacaría Perú. Y los nombres como Mac Gregor, Soublette, Ardí, Dubouille, Rook, Foley, Mackintosh, Wilson, comienzan a repetirse en el curso de la guerra.

 En septiembre de 1818 llegaba a Venezuela una nueva legión de mercenarios británicos, tras lo cual, el 15 de febrero de 1819 siguiente, Simón Bolívar pronunció su célebre discurso en la instalación del Congreso de Angostura.

El 20 de noviembre de 1819, Simón Bolívar declaró la independencia de Venezuela; y el 17 de diciembre del mismo año se erigió la República de Bolivia.

El 24 de junio de 1821, Bolívar, Santiago Mariño y Páez derrotan a De la Torre en Carabobo. Esta victoria abría a Bolívar la entrada a Caracas, pero no a la Caracas que conocía, sino a una ciudad semi desierta.

En lo tocante al escabroso tema de la esclavitud que, a pesar de todo, existía en los territorios hispánicos y es digno de ser atendido en un trabajo aparte, los próceres llevaron una actuación ambigua. Y es que la realidad se impone a la ficción liberal.

Uno de los argumentos usados por Bolívar para pedir ayuda a su Inglaterra protectora era justamente contra la liberación de esclavos llevada a cabo por la administración española. Así, reclamaba ayuda al gobernador de Barbados aduciendo que 

el odio del hombre de color contra el blanco, promovido y fomentado por nuestros enemigos, van a contagiar a todas las provincias inglesas.

Lo que desconocía Bolívar es que su patria británica se estaba planteando la supresión de la esclavitud al resultarle lesiva con los nuevos métodos de producción.

Tras la batalla de Carabobo, decretó Bolívar la libertad de los esclavos, siendo seis los únicos beneficiarios de la medida.

El 20 de agosto de 1821, el Congreso de Cúcuta sancionaba una constitución liberal. Bolívar era elegido presidente de la Gran Colombia, y Francisco de Paula Santander, su vicepresidente.

Pero Santander también quería ser cabeza de ratón, y esto no disgustaba a Inglaterra, que prefería manejar colonias manejables; así, en Colombia, los partidarios de Bolívar se vieron obligados a ceder, constituyéndose en 1832 como República de la Nueva Granada, con lo que quedaba disuelta la Gran Colombia.

En el entretanto, los patriotas seguían sin doblegarse al agente británico. Pasto se había convertido en un bastión que no cedía el empuje separatista… Y Pasto era lugar estratégico para el desarrollo de los intereses comerciales británicos. El 25 de Diciembre de 1822, Antonio Joé de Sucre tomó Pasto imprimiendo una dura represión. Hombres, mujeres y niños fueron exterminados, en medio de los más escalofriantes abusos. No respetaron ni a los ancianos de 80 años ni a los niños de pecho.

Las acciones duraron tres días que debieron parecer eternos a los pastusos, y de su acción, como también había sucedido en la Península, no se salvaron los archivos públicos y los libros parroquiales.

Bolívar, a lo que resulta de las opiniones vertidas sobre Pasto, habría deseado que nunca hubiese existido… o habría deseado exterminarlo como posteriormente sería exterminado el pueblo selkman en la Patagonia.

Y la acción y resistencia del pueblo pastuso seguirá siendo un  ejemplo para el pueblo hispánico. Solo un genocida sin alma, o sencillamente un demente, pudo ordenar semejante actuación contra un pueblo.

Su odio hacia los pastusos parece alcanzar un grado de enfermedad, a juzgar por lo descrito por Luis Perú de Lacroix, masón y edecán de Bolívar, que escribió en sus memorias algunas sentencias del libertador:

Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar.

Agualongo, quien creía haber encontrado el momento de la revancha, se lanzó sobre Quito con un ejército de unas ochocientos voluntarios. En el curso de esta campaña tomó Ibarra el 12 de Julio de 1823; pero el 17 tuvo un nuevo encuentro que resultó fatal. El ejército separatista, comandado por el agente británico Simón Bolívar, infligió una terrible derrota a los pastusos, de los que la práctica totalidad pagó con su vida la ilusión de la venganza.

Hecho prisionero Agualongo, fue ejecutado el trece de julio de 1824.

Ante el pelotón de fusilamiento exclamó que, si tuviese veinte vidas, estaba dispuesto a inmolarlas por su religión y por su Rey de España, suplicó que no le vendaran, porque quería morir cara al sol, mirando la muerte de frente, sin pestañear, siempre recio, como su suelo y su estirpe.

            Agualongo sí era indio… Y sólo la facción de Bolívar contó con entre 7000 y 8000 soldados británicos.

Pero no fue sólo Pasto. Con relación a Coro, que tantas muestras había dado de mantenerse fiel a la Patria, manifestaba el genocida en carta a Rafael Urdaneta el 24 de diciembre de 1826:

Yo creo que, si los españoles se acercan a estas costas, levantarán 4 ó 5.000 indios en esta sola provincia.

En el cénit de Junio de 1825, como dándose cuenta del tipo de apoyos que contaba,   reflexionaba desde el Cuzco:

Es muy raro lo que sucede en el Alto Perú: él quiere ser independiente y todo el mundo lo quiere dejar con la independencia.

            Ningún “libertador” ocultó su dependencia política y económica de Inglaterra; y, lógicamente, ésta se extendería como el aceite por toda la América. Todos los territorios “liberados” fueron firmando onerosos tratados de comercio que los encadenaban a Inglaterra.

            Hacia 1829, Colombia tenía una deuda acumulada de 6.688.949,20 libras esterlinas. Los tres estados en que se balcanizó se verían lastrados  por la que sería conocida como «Deuda Inglesa». Muestra de lo acaecido con todos los tratados de comercio que fueron firmados por todos los países “independientes”  (incluido el que continuó llamándose España), surgidos tras la diáspora.

Conseguidos ya todos los objetivos militares británicos, tocaba consolidar otros aspectos; así, en Panamá, al amparo de la crisis nacida como consecuencia del enfrentamiento entre Bolívar y Santander, en un acta del 16 de septiembre de 1826, los mercaderes istmeños plasmaron su proyecto: no importa cómo se resuelva el problema político en Colombia, siempre que ambas partes coincidan en convertir al Istmo en un país hanseático.

Era el signo del destino a que está sometido el mundo hispánico en el proyecto británico: la absoluta disolución, hasta las últimas consecuencias, y siempre que conlleve el sometimiento a los intereses ingleses.

Un nuevo estatuto colonial bajo la forma de protectorado en el que los ingleses son los guardianes, en principio, de la economía; y de ahí, a todos y cada uno de los ámbitos de la vida… hasta la imposición de su música, de su comida basura, de sus vicios, y últimamente de su idioma.

Debemos tener presente que la 1ª Junta de las Provincias Unidas (Luego Argentina) alargó sin fecha de finalización el convenio de libertad de comercio de Inglaterra, siendo que la balanza de pagos era contraria a las Provincias Unidas, … en un 90 por ciento. Por cada 10 unidades monetarias que exportaba, importaba cien de Inglaterra.

Todas esas situaciones son objetivos conseguidos por los libertadores, y muy en concreto por Simón Bolívar.

Como ejemplo del rosario de actos que podemos calificar de traición a la Patria, vamos a señalar tres hechos: Simón Bolívar propone, el 6 de Julio de 1829, situar a Colombia como protectorado de la Gran Bretaña; José María Urvina, presidente que fue de Ecuador entre 1852 y 1856, solicitó formalmente a los EE. UU. convertir Ecuador en un protectorado; Eloy Alfaro ofreció Galápagos a EE.UU. como base militar permanente, y de hecho fue utilizada como tal durante el curso de la II Guerra Mundial… Pero podemos seguir con las Islas Malvinas, con Puerto Rico, con Filipinas, con el no uso del submarino en la guerra contra Estados Unidos… en un rosario sin fin.

Pero desgranemos alguna cuenta más del rosario en estos primeros momentos de la separación. Olmedo Beluche nos señala que el año 1830:

Un grupo de notables panameños, agrupados en el Gran Círculo Istmeño  gestionan ante el cónsul británico la secesión de Panamá, colocándolo como un protectorado inglés.

Tal vez animados por esta invitación, en 1836, los británicos reclamaron el derecho de administrar el territorio de Belice, quedando como colonia subordinada a Jamaica con el nombre de Honduras Británica.

Era la respuesta lógica de quienes tantas invitaciones habían recibido para efectuar su labor depredadora, ya que la sumisión a Inglaterra fue reiteradamente solicitada por Bolívar.

A mediados de marzo de 1825, encontrándose en Lima, lo escribió al Vicepresidente Santander y se lo dijo también al Capitán de navío inglés Thomas Mailing.

No era un brote puntual de agradecimiento del siervo a su señor, pues este mismo extremo volvió a repetírselo a Santander en el Cuzco en julio de 1825. Y el embajador en Londres volvería a hacerlo en diciembre del mismo año…

Quedaba claro que las nuevas formas de colonización llevadas a cabo por Inglaterra no pasaban por la ocupación militar, pero Bolívar no acababa de entenderlo y continuó insistiendo en su petición. Así, volvió a exponerlo al Cónsul General en el Perú en 1826… y lo único que consiguió fue que la metrópoli estuviese presente en el Congreso anfictiónico de Panamá de 1826. Y nuevamente volvió a la carga en 1827.

Y en medio de esta merienda de británicos, Gregor MacGregor, el compañero de Miranda y luego general de Bolívar, bajo cuyo mandato se proclamó durante dos meses Brigadier general de las provincias unidas de Nueva Granada y Venezuela, y general en jefe de los ejércitos de las dos Floridas, fue nombrado diputado en el congreso constituyente de Cúcuta. En 1820 se autoproclamaba cacique del Principado de Poyais y Costa Mosquito Este aventurero moriría en Venezuela con el rango de general, y América entera se había convertido en mercadería en manos británicas.

            Inglaterra se apoderó de todos los recursos naturales a uno y otro lado del Atlántico…  Y todo a un moderado coste ajeno…. Medio millón de muertos que el agente Bolívar (al alimón con el coro de agentes enquistados en los órganos de poder de España) inmoló en honor de sus amos.

Y sí, Bolívar fue un buen vasallo de su señor: Inglaterra.

Cesáreo Jarabo

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