HUNDIMIENTO DEL CRUCERO BALEARES

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En 1938, las tropas nacionales dominaban el curso de la guerra. Los sublevados habían conquistado desde el principio del conflicto Andalucía Occidental, Extremadura, Asturias, Cantabria y Vascongadas. Los principales frentes de batalla eran Madrid y el río Ebro. En el mar, los alzados controlaban el Cantábrico y los dos bandos se disputaban el dominio en el Mediterráneo.

El jefe del Estado Mayor de la Flota republicana, Luis González de Ubieta, ordenó el 5 de marzo de 1938 la salida de los buques de guerra del puerto de Cartagena, con el fin de atacar a la Armada nacional del Mediterráneo en su base de Palma de Mallorca, lugar en el que, según diferentes informes, se encontraba buena parte de la flota franquista. El objetivo era la consecución de la hegemonía naval en el Levante. El plan militar de Ubieta consistía en atacar a los cruceros nacionales con las patrulleras torpederas de origen soviético en la bahía de Palma. Las patrulleras recibirían el apoyo de la primera y la segunda flotilla de destructores durante su ofensiva contra el puerto balear.

El mismo día (5 de marzo), el almirante en jefe de la Flota nacional, Francisco Moreno Fernández, encomendó al contralmirante Manuel de Vierna la misión de escolta de un convoy con material bélico. El convoy estaba formado por los buques mercantes Umbe Mendi y Aizkori Mendi y estaba protegido por los cruceros Baleares, Canarias y Almirante Cervera. La Flota republicana partió del puerto de Cartagena a las 15:40 horas con dos cruceros, cinco destructores y las patrulleras torpederas. Sus buques pusieron rumbo 65 grados con destino a Palma de Mallorca. La Flota nacional salía a la mar desde Palma de Mallorca, con destino a Cádiz a las 15 horas con tres cruceros y rumbo 220 grados hacia el Sur. El encuentro de los convoyes era cuestión de horas.

La noche del 5 al 6 de marzo de 1938 el Baleares junto a su gemelo el Canarias y el crucero Almirante Cervera participaron en la protección de un convoy procedente de Italia. La flota franquista se encontró inesperadamente con la Armada republicana a la altura de Cabo de Palos y con las primeras luces del día, el buque-insignia de la flota nacionalista era atacado por una flotilla de destructores republicanos –“Lepanto”, “Sánchez Barcaiztegui” y “Almirante Antequera”– que había salido de Cartagena. El Baleares presentó batalla ante 2 cruceros y 5 destructores republicanos, entablándose un combate entre ambas flotas que pasaría a ser conocido como la batalla del cabo de Palos. Las aguas del Mediterráneo se tiñeron de rojo a la altura del Cabo de Palos, frente a las costas de Cartagena.

Hacia las 02:20 del 6 marzo, varios torpedos, posiblemente procedentes del destructor Lepanto, alcanzaron la zona central y el depósito de municiones del Baleares, causando importantes daños. Los daños fueron tan graves que provocaron el hundimiento del barco, que se empezó a hundir por la proa.

“Casi simultáneamente se produjo una grande y sorda explosión. Es muy difícil, casi imposible, explicar con exactitud lo sucedido. Yo salté por el aire entre una nube de fuego y chispas, como si estuviera dentro de un castillo de fuegos artificiales, rodando después por cubierta como por una pendiente, hasta que tropecé con un candelero al cual me agarré…» El marinero voluntario Antonino Cordero, jefe de pieza del cañón 3 de 120 mmm del Crucero Baleares narraba así el momento exacto en el que navío recibía uno de los torpedos republicanos que lo mandaría a pique.

Los destructores británicos «Kempenfelt» y «Boreas», que realizaban las rutas comerciales del Mediterráneo, encontraron a las 4,30 horas de la mañana al crucero «Baleares» que estaba ardiendo y Kempenfelt acudieron a ayudar al salvamento de los náufragos.​ Rescataron a 435 hombres; otros 786 murieron o desaparecieron, entre ellos el contralmirante Manuel Vierna Belando y el comandante del navío, Isidro Fontenla Maristany. Durante la operación de salvamento, creyendo erróneamente que se trataba del Baleares, aviones republicanos bombardearon los destructores británicos, causando un muerto y cuatro heridos en el Boreas.

El Baleares, el mayor buque de guerra del ejército franquista, fue un crucero pesado de la Armada Española que intervino en favor del bando sublevado durante la guerra civil española. Era gemelo del Canarias, con el que conformaba la Clase Canarias. Durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera fue ordenada su construcción por la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), que era una empresa subsidiaria de matriz británica Vickers-Armstrong y debido a ello su diseño se basó en los cruceros de la Clase County de la Armada Real Británica. Se le colocó la quilla el 15 de agosto de 1928, al mismo tiempo que a su gemelo el “Canarias”, siendo botado el 20 de abril de 1932. Sin embargo, la proclamación de la Segunda República en 1931 y las posteriores revisiones del programa de construcción de Primo de Rivera provocaron un considerable retraso en la construcción del buque. En julio de 1936, el Baleares todavía se hallaba amarrado en el puerto e incompleto, sin tener instalada su cuarta torre de artillería y algunas ametralladoras antiaéreas. Entró en servicio poco después del inicio de la guerra civil española. La torreta fue finalmente instalada durante el verano de 1937.

En febrero de 1937, había participado junto con los cruceros Canarias y Almirante Cervera en la batalla de Málaga, bombardeando a quienes huían por la única salida del cerco de la ciudad en el episodio que se conoció como «La Desbandá». Durante toda su trayectoria operativa, realizó operaciones de escolta de otros buques (civiles, de mercancías, petroleros y militares), se dedicó a identificar e interceptar barcos de la flota republicana y otros barcos de otras nacionalidades en la zona jurisdiccional de las aguas españolas (3 millas).

Al amanecer del 25 de mayo de 1937, mientras escoltaba un petrolero entre la niebla, pasó entre los dos destructores republicanos de vanguardia y el grueso de la flota republicana, formada por dos cruceros y seis destructores, detectando solo a los primeros, a los que disparó sin consecuencias. El 12 de julio de 1937, frente a Valencia, se encontró con seis destructores republicanos que escoltaban a dos mercantes, entablándose un corto combate.

En la mañana del 7 de septiembre de 1937, detectó cuatro mercantes republicanos escoltados por los cruceros Libertad y Méndez Núñez y seis destructores, frente al cabo Cherchell, en Argelia. Se entabló un desigual combate y logró alcanzar al Libertad, pero a su vez fue tocado por los disparos de éste, lo que produjo un peligroso incendio en el pañol de munición de 120 mm; a pesar de lo cual, consiguió que el convoy no llegase a la España republicana.

La tragedia del hundimiento se convirtió en uno de los símbolos posteriores de los vencedores del bando franquista. Tanto que, en la posguerra, se vestía a los niños bien con el uniforme de marineritos del Crucero Baleares en homenaje a los caídos y hasta se rodó una película ‘Los héroes del Crucero Baleares’, dirigida por Enrique del Campo y guion de Antonio Guzmán Merino, de marcado carácter propagandista, que no se llegó a estrenar. La película no consiguió el visto bueno de la armada; a sus requerimientos, para 1948 todas las copias existentes habían sido destruidas. Sí lo hizo ‘Frente de Madrid‘ (1939) de Edgar Neville, que glosaba también la heroicidad de los nacionales en la guerra durante la Batalla de Madrid. Una calle de Madrid llevaba el nombre del Baleares hasta que fue cambiado en el 2017 por la alcaldesa, Manuela Carmena. En 2021 un tribunal dictaminó que el cambio fue impropio y la calle volvió a ostentar el nombre del crucero.

En Palma de Mallorca, de donde provenían nueve Flechas navales que murieron en el hundimiento del barco, se erigió un monumento en memoria de los fallecidos durante el hundimiento del buque gracias a la iniciativa activa del periódico local Última hora y abundantes donaciones de particulares y empresas que reunieron las 100.000 pesetas que costó el monumento 10​ diseñado por el arquitecto Francisco Roca Simó. El ayuntamiento de Palma inició los trámites del derribo,​ que quedaron paralizados en los tribunales debido a deficiencias durante la tramitación del monumento como Bien Catalogado en la que se desestimó dicha designación.​ En 2020 el tribunal sentenció que el Consejo Insular de Mallorca debía considerar el monumento como Bien Catalogado, y por tanto impedir su derribo. A pesar de la Ley de Memoria Histórica, más bien de “desmemoria”, este acontecimiento sigue en la mente de muchos españoles.

En la localidad vasca de Ondárroa (Vizcaya), de donde procedían medio centenar de tripulantes, se levantaron dos monumentos en su honor, uno sobre el puerto, destruido en 2019, y otro en el cementerio. Además, en la localidad canaria de Corralejo, en la isla de Fuerteventura, hay una calle que posee su nombre. También se levantaron monumentos en Llerena (Badajoz), en el Museo Naval de Madrid, en San Sebastián (Guipúzcoa) y en Algeciras (Cádiz). Por otra parte, la actual Universidad Laboral de Culleredo, la primera dedicada a la enseñanza de oficios vinculados con el mar, se denominó durante muchos años IES Crucero Baleares y en la misma se conserva el mástil del navío.

Jaime Mascaró

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