LA ZARZUELA

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Murcia, Teatro Romea.

Anuncian por megafonía que faltan cinco minutos para el comienzo de la actuación y el niño da un respingo en el asiento. Es la primera vez que va al teatro y lo mira todo con la expectación propia de su edad mientras, sentado a su lado, su abuelo lo mira con cariño. Gran aficionado a la zarzuela, el anciano lleva tiempo esperando a que su nieto tenga la edad suficiente para poder llevarlo a alguna obra y la casualidad ha querido que en las Fiestas de Primavera se represente La Parranda, del maestro Alonso, quien, casualidades de la vida, es a quien está dedicada la calle donde viven.

Al fin se alza el telón, la luz de los focos se van diluyendo en las butacas para centrarse en el escenario y se hace el silencio. Con el rostro en penumbra, el abuelo intuye una sonrisa de fascinación del niño al ver aparecer en la escena varias y a los huertanos, una sonrisa que, aventura el abuelo, garantiza un amor al teatro para toda la vida.

Y en ese momento comienza la magia.

En la huerta del Segura, /cuando ríe una huertana,

resplandece de hermosura,/toda la vega murciana.

Y en las ramas del naranjo,/brotan flores a su paso,

huertanica de mi amor /tú eres pura,

y eres casta como el azahar.

Y mirándose al pasar /en la acequia del jardín,

en el agua se reflejan,/como flores que salieron para verla sonreír,

Huerta,/risueña huerta,

que siempre frutos /y flores das.

Murcia /la que cubierta,

en todo tiempo/ de flor estás.

Murcia, /son tus mujeres,

gala de tu palmar.

Murcia, /qué hermosa eres,

tu huerta no tiene igual.

En la huerta he nacido, para amar y vivir.

En tu campo labrado, con noble trabajo,

me quiero morir.

ZARZUELA. EL ORIGEN

La zarzuela es un arte lírico y escénico surgido en España que se distingue principalmente por contener partes instrumentales, vocales  y partes habladas, aderezadas con escenas cómicas o de contenido amoroso que, generalmente, son interpretadas por un dúo. Abundaba el género costumbrista y regionalista y en los libretos se recogía toda clase de modismos, regionalismos y jerga popular.El origen de este género se remonta al siglo XVII, cuando el Palacio de la Zarzuela se convirtió en el lugar de encuentro de la corte con los artistas de la ciudad.

El término «zarzuela» tiene su origen en el Palacio de la Zarzuela, palacio real español situado en las proximidades de Madrid y en el que se hallaba el teatro que albergó las primeras representaciones del género, siendo una de las primeras una obra de Lope de Vega, quien escribió una obra llamada La selva sin amor, comedia con orquesta, “cosa nueva en España”, según sus propias palabras.

Los instrumentos ocupaban la primera parte del teatro, sin ser vistos, a cuya armonía cantaban las figuras los versos en aquella frondosa selva artificial, haciendo de la misma composición de la música las admiraciones, quejas, iras y demás afectos (Prólogo de la edición de 1629).

Por su parte, Pedro Calderón de la Barca como el primer autor de libretos de zarzuelas, con obras como La púrpura de la rosa o El laurel de Apolo. Según las investigaciones, Calderón fue el primer dramaturgo que empleó el término de zarzuela para referirse a su obra El golfo de las sirenas, estrenada en 1657 y que representaba la vida de un joven aventurero que emprendía un largo viaje lleno de misterios y peligros.

¡Viva Filipo, viva!

¡Viva el sucesor del imperio

que, puesto a sus plantas,

seguro afianza su eterno blasón! (La púrpura de la rosa)

Se conserva la música de la obra Los celos hacen estrellas, de Juan Hidalgo de Polanco y Juan Vélez de Guevara, de 1672, lo que permite tener una idea de cómo era este género en la época.

          Con la llegada al trono de la dinastía Borbón las zarzuelas se convirtieron en obras estilísticamente parecidas a las óperas italianas, como por ejemplo las obras de Antonio de Literes, pero con el reinado de Carlos III se produjeron varias revueltas contra los ministros italianos, como, por ejemplo, el motín de Esquilache, hecho que repercutió en todos los ámbitos, incluido el escénico. Así, en las representaciones teatrales regresó la tradición popular española a los escenarios, siendo uno de los mejores ejemplos Las segadoras de Vallecas (1768), de Ramón de la Cruz, con música de Rodríguez de Hita. Esta zarzuela supuso un cambio notable en la concepción del género, por la adecuación entre el sexo de los personajes y el de los actores que los interpretaban. En la época también destacaron Boccherini y Blas de la Serna.

ESPLENDOR DE LA ZARZUELA

El auge de la zarzuela llegó en el siglo XIX, a partir de 1839, con varios músicos entre los que destacaron Francisco Barbieri, Mariano Pina, Emilio Arrieta, Joaquín Gaztambide, Francisco Asenjo Federico Chueca, Fernández Caballero, Tomás Bretón o Ruperto Chapí.

Ved al pobre peregrino,

que viene de Palestina

con tres meses de camino,

y ved la huella divina

Pan y toros, zarzuela de Barbieri (1864).

En 1856 se inauguró el Teatro de la Zarzuela, en la calle Jovellanos, donde se representaron obras cuyos argumentos se centraban n en el rechazo popular hacia los ministros italianos de la época, como en El barberillo de Lavapiés.

Tras la Revolución de 1868, España el país entró en una profunda crisis económica que se reflejó también en el teatro, convirtiéndose en un lujo al alcance de pocos bolsillos. Fue entonces cuando el Teatro Variedades de Madrid comenzó a reducir la duración de la representación para abaratar el precio del espectáculo, pasando de las cuatro horas habituales a una hora, lo que se llamó teatro por horas. La innovación tuvo un gran éxito y los compositores de zarzuelas fueron acomodándose al nuevo formato, creando obras mucho más cortas cuyo verdadero triunfo llegó pasados diez años, en 1879.

A las zarzuelas de un solo acto se las clasificó como “género chico” y a las de dos o más actos, “género grande”. La zarzuela grande se mantuvo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, aunque con poco éxito y poco público, e idéntico resultado tuvo el nuevo teatro Apolo, lo que suponía de facto la victoria definitiva del género chico, con grandes autores como José López Silva, Tomás Luceño, Salvador Granés, Fernández Shaw, José Pérez Zúñiga, Vital Aza, Ricardo de la Vega o Carlos Arniches.

El estreno en 1886 de La Gran Vía y Cádiz, de Federico Chueca, dio paso a los mejores años del género y, desde entonces hasta 1900 los teatros s representaron multitud de zarzuelas con títulos tan reconocidos como La Revoltosa, de Ruperto Chapí, Agua, azucarillos y aguardiente, de Chueca, Gigantes y cabezudos, de Manuel Fernández Caballero o La verbena de la Paloma, de Tomás Bretón.

Julián. ¿Dónde vas con mantón de manila?¿Dónde vas con vestido chinés?

Susana. A lucirme y a ver la verbena, y a meterme en la cama después.

Julián. ¿Y por qué no has venido conmigo, cuando tanto te lo supliqué?

Susana. Porque voy a gastarme en botica lo que me has hecho tú padecer.

Julián. ¿Y quién es ese chico tan guapo, con quién luego la vas a correr?

Susana. Un sujeto que tiene vergüenza, pundonor… y lo que hay que tener.

Julián. ¿Y si a mí no me diera la gana de que fueras del brazo con él?

Susana. Pues me iría con él de verbena, y a los toros de Carabanchel.

En los primeros años del siglo XX se compusieron magníficas obras como El puñao de rosas, con música de Ruperto Chapí y libreto de Carlos Arniches, La alegría del batallón (música de José Serrano y texto de Carlos Arniches y Félix Quintana), El trust de los tenorios en el género chico y Doña Francisquita de Amadeo Vives, La calesera, Las Leandras La Dolorosa, de José Serrano, o Las Golondrinas, de José María Usandizaga.

En el primer tercio del siglo la zarzuela se fue ajustando a la estructura musical de una ópera italiana, gracias a autores de la talla de Francisco Alonso, José Padilla, Pablo Sorozábal (La del manojo de rosas), Tomas Barrera Saavedra, Rafael Calleja, Pablo Luna, José Serrano Simeón,  Jacinto Guerrero o Federico Moreno Torroba («Monte Carmelo», estrenada  en el Teatro Calderón en 1940, con libro de Romero y Fernández Shaw)

En los 50 aún se crean zarzuelas; «Los Gerifaltes » con letra de Lorenzo Guardiola y música del compositor nacido en Jumilla Julián Santos Carrión, estrenada en el Teatro Apolo de Valencia el 26 de Enero de 1951 o en 1956 Jaime Alfonso el Barbudo, también de Julián Santos Carrión, con libreto de Lorenzo Guardiola), pero lo que mayor impulso dio a la zarzuela fue la discografía, gracias en buena medida a Ataúlfo Argenta, Mary Carmen Alvira, Julián Parera, Indalecio Cisneros, García Asensio y a las mejores voces del momento que accedieron a grabar los discos: Teresa Berganza, Ana María Iriarte o Carlos Munguías, Monserrat Caballé, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Juan Pons…Todo ello con la inestimable colaboración del Orfeón Donostiarra y el Coro de Cantores de Madrid.

Durante los años 60, Radio Televisión Española inició la producción de una serie de zarzuelas interpretadas por conocidos actores del momento, tales como Antonio Casal, Juan Luis Galiardo, María Cuadra y María José Alfonso, con la dirección musical de Federico Moreno Torroba, y utilizando voces o cubriendo sus deficiencias con el doblaje por artistas líricos de reconocido prestigio como Alfredo Kraus o Luis Sagi Vela para los números vocales, grabados con la técnica del playback. Muchas de ellas las dirigió Juan de Orduña y se emplearon, en lo posible, escenarios naturales para la grabación de las mismas, lográndose obras de notable calidad, especialmente en el apartado musical. Con este sistema se grabaron La revoltosa (1969), El huésped del sevillano (1970) o El caserío (1972), que interpretaran Armando Calvo y Paca Gabaldón.

Felipe. ¿Por qué de mis ojos los tuyos retiras?

Mari Pepa. ¿Por qué me desprecias? ¿Por qué no me miras?

(La Revoltosa)

Entre los 70 y los 80 se reavivó el interés por la zarzuela. El empresario José Tamayo puso en escena un espectáculo teatral de gran producción: Antología de la zarzuela, representando los fragmentos más populares del repertorio de zarzuela moderna con cantantes de primera línea.

LA PARRANDA

Diga usté, señor platero,

cuanta plata es menester

para engarzar un besito

de labios de una mujer.

(Romanza del platero, La Parranda)

La Parranda es una zarzuela en tres actos, con letra de Luis Fernández Ardavín (Madrid, 1892-1962). Poeta, periodista, dramaturgo y guionista cinematográfico, puso letra a la música de Francisco Alonso (Granada, 1887-Madrid, 1948) quien compuso para la ocasión una melodía directa, pegadiza, popular, con grandes ocasiones para el lucimiento de los cantantes.

Estrenada el 26 de abril de 1928 en el Teatro Calderón de Madrid, es una obra de trama sencilla y ambiente puramente regional, que canta la belleza de la vega murciana, de sus gentes y sus tradiciones.

Los intérpretes del estreno fueron Paquita Morante (Aurora), Marcos Redondo (Miguel), Joaquín Torró (Señor Manuel), Trini Avellí (Carmela), Antonio Palacios (Retrasao), Eduardo Marcén (don Cuco), Enriqueta Gil (Tía Sabelotodo) y Rafael María de Labra (padre Vicente).

En cuanto a la obra, Aurora es una chica que trabaja en la alfarería de  Manuel, un rico ya maduro que se siente atraído por ella, pero esta no le corresponde. Entre el personal están Carmela y Retrasao, una joven pareja de novios, que tienen gran afecto a la muchacha. Tampoco es indiferente Miguel, muchacho formal y trabajador, que en más de una ocasión ha dado a la joven muestra de interés en agradarla. El amor que se profesan Aurora y Miguel no tarda en llegar al conocimiento de Manuel y este se enfrenta a Miguel de forma violenta, terminando en una disputa entre los dos hombres  que la oportuna intervención de Carmela y Retrasao impide que llegue a mayores, aunque al final serán despedidos. Manuel no soporta la posibilidad de que Aurora se aleje de él y hace que aumente su interés por averiguar su pasado y buscar una forma de vengarse.

Aquí hace acto de presencia Cuco, un viejo usurero, que sabe que Aurora guarda un secreto: fue obligada a casarse en contra de su voluntad, algo que no ha sido capaz de confesárselo a Miguel, pero sí a don Vicente, el cura.

La vida mejora con el tiempo para la pareja: Miguel se encarga de la labranza de una huerta y deciden casarse. Todo es felicidad el día de la boda, pero en mitad de la ceremonia aparece Manuel acompañado por un juez y una pareja de guardias, que traen una orden para detener a Aurora. Miguel se opone, pero la mujer hace confesión pública del delito que motiva su detención.

La solución llega en el último acto: el marido de Aurora ha sido encarcelado el mismo día de la boda por haber cometido un crimen. La noticia de que el marido ha muerto en prisión llega al mismo tiempo que la declaración del Papa de que ese matrimonio no es válido: Aurora puede casarse con Miguel sin impedimento alguno.

          Por lo que respecta a la  partitura,  La Parranda es una de las mejores del maestro Alonso. Incluye números que recogen el ambiente y la luz de la región murciana, como el «Coro de botijeros», la «Ronda de las solteras», así como el amor por la tradición en la «Salve de Auroros». Destacan también el «Dúo de Aurora y Miguel», el simpático encuentro entre Carmela, Retrasao y don Cuco, las pícaras «Coplas del quisiera», en las que Retrasao da consejos a la recién casada Aurora y la «Romanza del platero», bellísima romanza de barítono, aunque sin lugar a dudas la pieza más famosa es el «Canto a Murcia, una pieza musical intensa y brillante y está considerado como uno de los finales de acto más impresionantes de la historia de la zarzuela. Es una exaltación de la hermosura de Murcia, de su huerta y de sus mujeres.

MURCIA Y LAS ZARZUELAS

          La primera zarzuela con referencias a Murcia la encontramos en «Las labradoras de Murcia», estrenada en 1769 con libro de Ramón de la Cruz y música de Antonio Rodríguez de Hita. Más tarde vendría La Parranda, en 1928, siendo su canto a Murcia uno de los cantos regionales dedicados a ciudades o provincias más impresionantes de la historia de la zarzuela costumbrista.

Porque tienen las murcianas la miei de Dios en los labios, y en la punta de la lengua, azúcar, canela y clavo» (Pedro Díaz Cassou «Cancionero popular murciano»)

Otra zarzuela es «La Alegría de la Huerta» con música de Federico Chueca sobre libro de los autores Alfonso Paso y Enrique García Álvarez, estrenada en el Teatro Eslava de Madrid el día 20 de Enero de 1900. Entre los números se encuentra la jota murciana que canta a la «La Virgen de los Peligros”.

Entre los compositores destacaron Antonio Cerdán Rabadán, nacido en Murcia en 1906 y fallecido en 1992, a él le debemos obras como «María Jesús no olvida», donde se recogen costumbres murcianas, así como otras de distintos ambientes tales como La marquesita Fe y El secreto de Aurora. Por su parte, Pedro Muñoz Pedrera (Murcia, 1864-1925), fue pianista y compositor. Se dedicó bastante a la revista poniendo música a varias Murcia, Murcia mercantil, Malasangre o Bernal y compañía. También compuso zarzuelas como El predicador y Andando por Murcia, y Batalla de flores.

También creó para la escena lírica de ambiente murciano el compositor y pedagogo Julián Santos Carrión (Jumilla 1908–1983). Aparte de Los Gerifaltes y Jaime Alfonso el Barbudo compuso la música para La moza de la dehesilla«, de Rafael Soria, que es un homenaje a Jumilla. Otros autores de renombre fueron Emilio Ramírez Valiente (Murcia 1878 – Sevilla 1956). con sus zarzuelas La fuerza de la sangre y Fuensanta, con letra de José Martínez Tornel, José Sandoval Bernal, (Molina de Segura 1900 – 1967) y su Virgen del río.

Hay otros compositores murcianos de zarzuela que no dedicaron obras a Murcia, pero que tienen una obra estimable: José Agüera Ruiz (Murcia 1893/ 1960), Manuel Fernández Caballero (Murcia 1835- Madrid 1906), autor de La viejecita, Los sobrinos del Capitán Grant, Chateau Margaux , El dúo de la africana, Antonio López Almagro. (Murcia 1839-Madrid 1907), Manuel Manrique de Lara y Berry (Cartagena 1863-Alemania, 1929), Manuel Moreno Buendía(Murcia 1932), Mariano Soriano Fuertes y Piqueras (Murcia 1817-Madrid,1880) y sus «Jeroma la castañera«, «El ventorrillo de Alfarache» o» El tío Caniyitas«. Por otra parte, Benito Lauret Mediato(Cartagena 1931, Madrid, 2005) dirigió mucha zarzuela con grabaciones de estas. Como compositor escribió una Suite folclórica sobre temas murcianos.

Ricardo Aller

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