RUTA POR LOS CASTILLOS DE ESPAÑA: ANDALUCÍA

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(Juan Antonio Hurtado Díaz, quien con música de Alonso Pavón compuso la sevillana titulada ‘El amor de mis amores’)

ALMODÓVAR DEL RÍO (CÓRDOBA)

Almodóvar del Río está situado en una colina de unos 250 metros junto al Guadalquivir. Durante el siglo X estuvo totalmente vinculado al Califato de Córdoba, pasando a pertenecer en los siglos XI y XII a la Taifa de Carmona, posteriormente a la Taifa de Sevilla, y por último al imperio Almohade.

Abed Mohammed de Baeza murió a las puertas del castillo en 1226, año en el que la fortaleza cayó en manos de Fernando III El Santo.

El castillo de Almodóvar ha sido testigo de muchos acontecimientos a lo largo de su historia: prisión de Juana de Lara o el I duque de Benavente, esposa del infante Tello, hermanastro de Pedro I), custodia de los tesoros de Castilla…

CASTILLO DE LA IRUELA (JAÉN)

Los primeros cimientos son de época tardoantigua o inicios de la andalusí. Durante el periodo islámico, La Iruela pasó a ser una alquería, y en el último tercio del siglo XII surgió una aldea islámica al sur del castillo.

Fue conquistado en 1231 por Fernando III, quien entregó las tierras a Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, denominadas desde entonces como Adelantamiento de Cazorla.

Durante la Primera guerra civil castellana (1351-1369), Cazorla tomó partido por Pedro I, mientras que La Iruela mostró su apoyo por el arzobispo Gómez Manrique y Enrique de Trastámara.

En 1378, La Iruela obtuvo su independencia gracias al arzobispo Pedro Tenorio y se comenzaron a construir la torre del homenaje y la torre-puerta del castillo.

Dentro del recinto del castillo se encuentra la Iglesia de Santo Domingo, construida por orden de Francisco de los Cobos, secretario personal de Carlos V y adelantado de Cazorla, en honor al patrón de La Iruela. Este edificio sería asaltado e incendiado durante la guerra de la Independencia el 4 de junio de 1810. Posteriormente, la iglesia pasó a ser cementerio municipal hasta 1953.

BURGALIMAR (JAÉN)

El castillo de Baños de Encina se levanta sobre una pequeña colina rocosa que le permite dominar la zona, donde se pueden encontrar otros importantes emplazamientos históricos de la Edad de Bronce o las ruinas romanas de Cástulo.

Se atribuye al califa Alhakén II (hijo de Abderramán III) su construcción, atendiendo a la transcripción de una lápida fundacional depositada en el Museo Arqueológico Nacional.

Los trabajos de construcción de la fortaleza se iniciaron en el 968, como lo demuestra una inscripción grabada en la puerta. Según las crónicas de la época, el califa ordenó levantar varios recintos fortificados a lo largo de todo el camino que conducía de Sierra Morena hacia Córdoba, con el fin de alojar a las tropas que se dirigían hacia el Castillo de Gormaz para llevar a cabo razias contra los reinos cristianos.

En el siglo XI, tras el hundimiento y disgregación del Califato de Córdoba en reinos de taifas, Alfonso VII de León se lo arrebató a los musulmanes en 1147, aunque tras su muerte en 1157, la fortaleza regresó a manos islámicas.

Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León recuperaron el castillo en 1189. El 19 de julio de 1212, tres días después de la batalla de Las Navas de Tolosa, la fortaleza volvió a pasar a ser dominio musulmán.

Fue Fernando III de Castilla el que tomaría definitivamente la fortaleza en 1225. El rey lo cedió al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, y su defensa y guardia fue confiada a la Orden de Santiago.

En 1458 Enrique IV cedió la fortaleza a su condestable, Miguel Lucas de Iranzo, una decisión que provocó el rechazo y malestar de la población al negarse a cambiar de jurisdicción. En 1466, el regidor de Baeza tomó el castillo y lo devolvió a los partidarios del rey. Es en aquella época, con la construcción de la Torre del Homenaje, cuando se modificó la fisonomía de la fortaleza.

Durante la invasión napoleónica, las tropas francesas se hicieron con el castillo, sufriendo las consecuencias de su ocupación. Desde entonces hasta 1828, el patio del castillo serviría de cementerio parroquial.

CASTILLO DE ALCAUDETE (JAÉN)

La fortificación fue erigida por los árabes sobre restos de construcciones romanas, y pasó a manos de los cristianos el año 1085, durante el reinado de Alfonso VI. El monarca lo cedió a la Orden de Calatrava, que reunía un ejército de monjes-soldados.

El Castillo de Alcaudete formó parte del cinturón de defensa que el rey Fernando III el Santo encomendó para la protección de la frontera occidental del Reino de Jaén frente al reino nazarí de Granada.

VÉLEZ BLANCO (ALMERÍA)

Mandado construir por el Adelantado de Murcia, Pedro Fajardo y Chacón, tras su nombramiento como marqués de los Vélez concedido por los Reyes Católicos. Allí fijó la sede de su nuevo señorío y emprendió la construcción de su castillo-palacio sobre los restos de una antigua e importante alcazaba islámica que se levantaba en el cerro que domina la villa.

En 1506 se comenzaron las obras del nuevo castillo, finalizando en 1515. Se teoriza como autor al arquitecto italiano Francisco Florentino, con la colaboración de Martín Milanés y la supervisión de Francisco Salazar, alcaide del castillo entre 1503 y 1511. En la construcción participaron maestros canteros y carpinteros vascos.

En este castillo residieron los Fajardo durante el siglo XVI hasta finales del siglo siguiente, cuando acabó su línea de sucesión directa.

ALCAZABA DE ALMERÍA

En el año 955 el primer califa de Al-Ándalus, Abd al-Rahman III, mandó construir la Alcazaba sobre los restos de una fortaleza anterior.

El capitán general Andrés de Guardiola atacó, venció y apresó al capitán moro Malique Alabez hacia 1487, alcaide nazarí de la Alcazaba de Almería, llevándolo hasta el castillo de Jumilla, produciéndose dos años más tarde, el 26 de diciembre de 1489,la capitulación de Almería, pasando a la soberanía castellana.

El último proyecto de fortificación de la Alcazaba de Almería data de 1836, en el contexto de la Primera Guerra Carlista, por miedo a que se extendiera el conflicto a esta zona. Una vez acabado el conflicto, el edificio caería en el desuso y abandono.

Fue en 1855 cuando se publicó un Real Decreto con fecha de 26 de mayo, a instancias de la Desamortización de Madoz, permitiendo la demolición tanto de la Muralla como de la Alcazaba, ya que la ciudad de Almería había dejado de ser plaza fuerte, por lo que el conjunto defensivo había dejado de tener una importancia estratégica. La mayor parte de la Muralla fue destruida, pero no la Alcazaba, al no aparecer ningún interesado en invertir.

          Hacia 1890, el conjunto de la Alcazaba se encontraba en estado de ruina parcial. Cuatro años más tarde comenzó a surgir el interés por la conservación e investigación del emplazamiento y en 1908 se instaló una antena emisora de radio fabricado por Telefunken, que perduraría hasta 1939.

ALCAZABA DE MÁLAGA

Algunos historiadores musulmanes afirman que fue el rey de taifas bereber, Badis ben Habús, quien ordenó construir la Alcazaba usando para su embellecimiento mármoles, columnas y estatuas del teatro romano adyacente, aunque otros estudios consideran que en lugar de una labor de construcción se trató de una restauración de un antiguo recinto amurallado de origen fenicio y que antes de Ben Habús, la dinastía Hammudí, últimos califas de Córdoba y reyes de la Taifa de Málaga, utilizaron el recinto de la Alcazaba y sus estancias como residencia palaciega.

          Los almorávides irrumpieron en ella en 1092 y los almohades en 1146. Posteriormente, en 1279, fue rendida a Muhammad II Ben al-Ahmar, formando parte del Reino nazarí de Granada.

          En la toma de Málaga por Fernando el Católico, quien tras vencer y conquistar a El Zagal en Vélez, sitió la ciudadela que estaba en manos del Hamet el Zegrí. El asedio comenzó el 5 de mayo de 1487 y el 18 de agosto Alí Dordux rindió la Alcazaba, pero bajo el mando de El Zegrí y Alí Derbal, el Alcázar de Gibralfaro resistió dos días más hasta sucumbir por el hambre y la sed.

El 19 de agosto entraron en la ciudad los Reyes Católicos, izando la cruz y el Pendón de Castilla en la Torre del Homenaje de la Alcazaba. El rey Fernando entregó a Málaga la imagen de la Virgen de la Victoria, talla de origen alemán regalada por el emperador Maximiliano I del Sacro Imperio Romano Germánico.

El terremoto de 1680 y el bombardeo de nueve buques franceses desde la Bahía de Málaga en 1693 durante la Guerra de los Nueve Años provocó graves daños a la fortaleza y que no fueron reparados hasta que entre 1733 y 1735 el alcaide de la Alcazaba, Francisco Antonio de Unzaga Amézaga y Aperribay, dio licencia para que se pudiese oír misa en el oratorio de la capilla-mezquita de San Gabriel de la Alcazaba, lo que incentivó la restauración.

Durante la Guerra del Rosellón en 1794 fue presidio para 479 franceses y se erigió en el recinto el Hospital Real de San Luis. Más tarde, los muros exteriores y parte del recinto interior fueron usados para caserío.

Sus arcos andalusíes se conservaron hasta el bombardeo de 1937, en el transcurso de la guerra civil española.

ALCAZABA DE ANTEQUERA (MÁLAGA)

De posible origen romano, el castillo se menciona por primera vez en los escritos del siglo XI de Semuel ibn Nagrella, poeta judío de Badis, tercer rey de la taifa de Granada.

Estas murallas evitaron la conquista por parte del monarca de la corona castellana, Pedro I en 1361, siendo denominada como «ciudad fuerte». Tras este hecho, se reforzaron las defensas y se construyó una barbacana, se reedificaron puertas y se construyó una coracha. (Rutas con historia.es).

          La ciudad y su alcazaba fueron tomadas por los cristianos durante la Toma de Antequera(1410)

El mayor triunfo del cristiano entre la batalla del Salado y la conquista de Granada. (www.diversionconlatribu.com)

El regente Fernando de Trastámara, quien gobernaba Castilla en ese momento, pronunció la célebre frase.

Salga el Sol por Antequera y sea lo que Dios quiera.

          En 1429 se celebraron  Cortes de Aragón en la fortaleza con Alfonso V como monarca.

ALCAZABA DE GRANADA

La Alcazaba granadina es una fortaleza puramente militar que se halla en el extremo de la Alhambra, sobre una colina que avanza sobre la vega del río Darro.

Dale limosna, mujer

que no hay en la vida nada tan triste

/como la pena de ser ciego en Granada.

(Francisco de Icaza)

A los pies de la Alcazaba se abre el Jardín de los Adarves, creado en el siglo XVII, que conduce al Palacio de Carlos V y a la plaza de los Aljibes, por la que se accede a los Palacios Nazaríes y al resto de la Alhambra.

LA CALAHORRA (GRANADA)

El castillo de La Calahorra se ubica en la parte más elevada de un cerro.

Antes de la existencia de la fortaleza renacentista existía otra de época andalusí. La actual se erige a principios del siglo XVI por el hijo ilegítimo del cardenal Mendoza, que fundó en esta comarca un mayorazgo a favor de su heredero, don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, primer marqués del Cenete y conde del Cid.

El proyecto de La Calahorra debió gestarse durante el viaje que don Rodrigo realiza a Italia entre 1506 y 1508.

El castillo adquirió protagonismo durante la Rebelión de las Alpujarras o Guerra de los Moriscos (1568-1571), sirviendo de refugio de los cristianos viejos y acuartelamiento del marqués de Mondéjar. Posteriormente, fue abandonado durante siglos, hasta que a principios del siglo XX estuvo a punto de ser vendido y trasladado a Estados Unidos antes de pasar a su actual propietario.

CASTILLO DE NIEBLA (HUELVA)

También conocido como castillo de los Guzmanes, está situado sobre una colina a orillas del río Tinto, se erigió sobre ruinas romanas, visigodas y andalusíes.

El castillo actual es posterior a la Reconquista por parte del II duque de Medina Sidonia.

El terremoto de 1755 provocó graves desperfectos, y durante la guerra de la Independencia, los franceses destruyeron parte de las murallas y el castillo.

Su adarve (camino situado en lo alto de una muralla, detrás de las almenas) es el más completo que se conserva en Andalucía en estilo almorávide.

La fortaleza fue ampliada y remodelada a inicios del siglo XV por Enrique Guzmán, el IV conde Niebla, siendo, curiosamente, una construcción posterior a la Reconquista.

ALCÁZAR DE LA PUERTA DE SEVILLA, CARMONA (SEVILLA)

El Alcázar bajo, conocido como la Puerta de Sevilla, da entrada a las callejas de la ciudad antigua.

Se conocen datos de fortificaciones en esta zona desde el siglo XII a. C.: los cartagineses comenzaron a edificar el edificio actual entre el 237 y el 206 a. C. y cuando los romanos conquistaron la zona, reformaron esta fortaleza.

Entre los siglos XI y XII los almohades construyeron arcos de herradura en las partes interior y exterior de la puerta principal, así como aljibes, muros y barbacanas.

Cuando los Reyes Católicos reconquistaron Málaga, el alcaide musulmán Amet-el Zegrí fue llevado preso al Alcázar de Abajo.

CASTELLAR DE LA FRONTERA (CÁDIZ)

Edificado en el siglo XIII, adquirió una gran importancia en la Reconquista con el fin de apoderarse del control del Estrecho.

En 1434, Juan de Saavedra conquistó la fortaleza para la corona de Castilla, siendo de su propiedad hasta que a mediados del siglo XVIII la casa Saavedra se unió a la de Medinaceli.

CASTILLO DE ESPEJO (Córdoba)

Se remonta su origen a la época medieval, aunque anteriormente se encontraba en la zona el oppidum íbero de Ucubi, que tuvo importancia en la Segunda guerra civil de la República romana entre Julio César y Pompeyo (batalla de Soricaria).

 Tras el incendio de Ucubi, la ciudad fue reconstruida y renombrada como Attubi, construyéndose entonces una primera fortaleza. Siglos más tarde, en época islámica, se denominó Alcalat, «la fortaleza», por el castillo que coronaría la ciudad.

Tras la conquista cristiana, Pay Arias de Castro, alcaide de los Reales Alcázares de Córdoba y portero mayor de Andalucía, construyó una fortaleza sobre la anterior romana por su proximidad a la frontera con el Reino nazarí de Granada.

En 1303 Fernando IV de Castilla lo reconoció como señorío y le procuró el nuevo nombre a la población, Espejo, que es una mala traducción del latín specula, que significa fortaleza o castillo.

 En 1366 adquirió la fortaleza Pedro Muñiz de Godoy, maestre de la Orden de Calatrava. Al fallecer, la fortaleza pasó a su hija, quien contrajo matrimonio con Martín Fernández de Córdoba, II duque de Chillón y III alcaide de los Donceles, entroncando de esta manera con la poderosa Casa de Córdoba.

Ricardo Aller Hernández

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