ANTONIO DE ESCAÑO

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José Mor de Fuentes

AL EXCM0 SEÑOR DON ANTONIO DE ESCAÑO,

TENIENTE GENERAL DE LA ARMADA.

¡Con qué latidos de placer se exalta

Feliz gozoso mi entrañable afecto,

Al oír de tus ínclitas acciones

De boca en boca resonar los ecos!

Y ¡cómo el voto universal renueva

y remonta y sublima aquel concepto

que tu instructivo y amistoso mando

dexó grabado en mi sensible pecho!

Si el borrascoso mar surqué de tu lado,

si á tu lado en estático embeleso

holló mi planta la inmortal Toscana,

rico solar del galardón escelso

con que las cultas sobrehumanas Artes

al heroísmo dan vital fomento,

perdona á mi inflamada fantasía,

Perdona afable el arrojado empeño

de ofrecer en brillante y digno quadro

tanto grandioso y peregrino objeto,

y retratar al vivo en nobles rasgos

el más gallardo y memorable esfuerzo

que jamás el Océano asombrado

pudo mirar en su anchuroso imperio.

Mas ya me arrastra mi entusiasmo ardiente,

ya escucho el eco del combate fiero,

ya por el ayre á la radiante Gloria

dando coronas d mis héroes veo,

Ya , entre el ufano y general bullicio

Que aclama y corre, arrebatarme siento,

Y ya mi voz con impaciente impulso,

Por más que ofenda tu candor modesto,

va á celebrar en armonioso canto

tantos sublimes inmortales hechos.

(El combate naval del 21 de octubre, José Mor de Fuentes)


Martín Fernández de Navarrete

EL PERSONAJE

Su índole apacible y atenta sin artificio, aunque de mucha entereza, pero sin acrimonia, en actos del servicio; su pericia facultativa; beneficencia con familias menesterosas siempre que sus recursos y frugalidad le permitían remediarlas; su fineza en la amistad; su moral casi austera; su inmaculada honradez; todo hizo muy sensible el fatal corte de su existencia; todo merecía escribirse y publicarse en loor suyo y para ejemplo e imitación (Martín Fernández de Navarrete)


Antonio de Escaño y García de Cáceres

Antonio de Escaño y García de Cáceres nació en Cartagena el 5 de noviembre de 1752 en el seno de una familia de militares de Marina: su padre, Martín de Escaño Arizmendi, era capitán de Infantería del batallón de galeras de España y alcalde perpetuo y noble de Cartagena.

El quinceañero Escaño sentó plaza por el Cuartel de Guardias Marinas de Cádiz el 8 de julio de 1767, siendo Jorge Juan capitán de la única compañía que había entonces. Terminado el año de estudios, embarcó en el navío Terrible y cruzó al corso entre los cabos San Vicente y Santa María, ayudando a reparar un bauprés reventado por un violento golpe de mar.

Al pasar al jabeque Vigilante combatió al mando de Antonio Barceló contra dos escampavías argelinos que terminaron apresados en aguas de Barcelona en 1769 y posteriormente contra contra los jabeques argelinos Las, de veinticuatro cañones, y Sain, de treinta y seis piezas, más tarde agregados a la Armada con los nombres de San Narciso y Nuestra Señora del Pilar, hechos que le permitieron conseguir el cargo de oficial.


marqués de Casa Tilly

Al ascender a alférez de fragata en 1770, pasó a agregado a los batallones de Marina de Cartagena y luego a ayudante del Real Cuerpo de Artillería. Más tarde embarcó de forma fugaz en el Vencedor de la división del marqués de Casa Tilly, pasando al poco al Atrevido, con quien hizo una campaña en el que dio nuevo pruebas de su valor.

En 1773 se le destinó a la fragata Santa Clara y después al navío Astuto, a petición de su comandante Miguel Gastón. Ascendido a alférez de navío, se enroló en el Santo Domingo de Fermín Lastarría en dirección al Río de la Plata. Estando en Buenos Aires tuvo un lance de honor con un jinete y recibió un par de coces en el pecho, quedando tendido en el suelo ahogándose en su propio un vómito de sangre.

Una vez recuperado, marchó a Montevideo y, seguidamente, creyéndose inútil para el servicio, regresó a España en Nuestra Señora de la Misericordia. Nada más desembarcar en Cádiz, supo que había sido ascendido a teniente de fragata en 1776. Instalado en Cartagena, se dedicó al estudio de la Historia y de los códigos militares.


José de Mazarredo

          Ascendido a teniente de navío en 1778, ya más recuperada la salud, fue destinado a la escuadra de Luis de Córdova. Embarcó luego en los navíos Fénix, Santísima Trinidad y San Nicolás. En aquella época sirvió con José de Mazarredo, con quien escribiría gloriosas páginas de la Historia de España: así, en el combate de cabo Espartel contra la escuadra del almirante Howe (1782), fue vital la pronta formación de la línea de combate y la gestión de las maniobras tácticas organizadas por Escaño.

Los británicos admiraron, tras llegar a la una del mediodía el buque insignia Santísima Trinidad al centro de su línea y separadas aún dos millas las flotas contendientes el modo de maniobrar de los españoles, su pronta línea de combate, la veloz colocación del navío insignia en el centro de la fuerza y la oportunidad con que forzó la vela la retaguardia acortando las distancias.

Escaño ascendió capitán de fragata en 1782, dándosele el mando de una división compuesta por la fragata Colón, los bergantines Infante y Vivo y las balandras Tártaro, Primera Resolución y Segunda Resolución, destinada a cruzar el Mediterráneo.

Tras la infructuosa expedición de Argel en 1783 a mando del Infante, fue nombrado primer ayudante del subinspector del Arsenal de Cartagena antes de pasar a mandar la fragata Casilda, afecta a la división de jabeques del capitán de navío Joaquín de Zayas.

Volvería Escaño a unir su destino con Mazarredo en el San Ildefonso, encargándose del estudio comparativo entre los tipos de construcción inglesa y francesa. Durante las pruebas, a fin de comparar la ligereza de la capitana con la de la Casilda, se mandó largar toda la vela, pero al arreciar el viento el navío lo aguantó bien, no así la fragata, que se escoró. Todos instaron entonces a Escaño a que cortase la vela, pero éste, repuso:

Al general le toca mandarlo. Él lo ha dispuesto y nos mira.

Así, el cartagenero continuó hasta que se rindió el mastelero mayor, adrizándose inmediatamente el buque.

Ordenanzas Generales

Junto a Mazarredo se dedicó a la reforma de las Ordenanzas Generales de la Armada Naval, en concreto el Tratado 3.º, Título 1.º, Del cargo y obligaciones del comandante de un bajel.

(Estas ordenanzas) fueron y son reconocidas por propios y extraños como obra de elevado merito; en ellas están recogidos todos los principios básicos de la organización militar de la armada y su organización y su espíritu son aplicables al de una Marina de guerra moderna.

(https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/38cuaderno/cap05.pdf).

Estas ordenanzas estuvieron en vigor hasta el último cuarto del siglo XX y sirvieron de modelo a varias marinas.

Ya como capitán de navío, en 1789 tomó el mando del navío Conde de Regla a causa de la crisis hispanobritánica originada por el incidente de Nutka, pasando luego al San Hermenegildo, aunque tras el apaciguamiento regresó a Madrid.

          En junio de 1793 se le concedió el mando del San Fulgencio, un navío de sesenta y cuatro cañones para cuyo aprovisionamiento tuvo grandes dificultades. Una vez en la bahía de Rosas, el barco se integró en las fuerzas ligeras en apoyo al general Ricardos en su campaña del Rosellón, reforzando la dotación con veteranos de los jabeques.


Quadrado de-Roo, Elogio de Escaño).

Las acciones de los varones ilustres por su saber y sus virtudes, fácilmente se conservan presentes por los contemporáneos; mas se olvidan en las siguientes generaciones si no los recuerda la historia, maestra de la vida, que perpetúa la memoria de los que fueron útiles a la patria (Quadrado de-Roo, Elogio de Escaño).

Estando Tolón en poder de la escuadra angloespañola, se ordenó al San Fulgencio transportar a los regimientos Mallorca e Hibernia. Luego pasó a Génova para hacerse cargo de un convoy de veintidós velas, con el que se remedió mucho la situación de la plaza ya sitiada. Al llegar a Tolón, Escaño recibió orden de aproximar el navío cerca del arsenal para contribuir a la defensa, pero al cabo hubo de salir en comisión urgente para Cerdeña en busca de trigo, a pesar del fuerte temporal que se avecinaba.

El temporal sorprendió al San Fulgencio en el banco de las Casas, y dio balances tan grandes que en uno de ellos pereció el capellán del navío golpeado en las amuradas. Escaño también cayó en el alcázar, siendo arrastrado por un chillerón de municiones. La situación era tan penosa que arribaron en San Eustaquio, pero viendo Escaño que no era de confianza el fondeadero, mandó dar la vela y con gran presencia de ánimo hizo que el barco pasase rascando la restinga de Oristán, a la que lo aconchaba el viento.

A pesar de las dificultades, Escaño consiguió en Caller (Cerdeña) las veinte mil fanegas de trigo requeridas. Ya en Tolón, y aún no repuesto de sus lesiones, se le encargó que recorriese las líneas de defensa y diese un informe detallado de la situación para, a continuación, llevar a moler a Mahón el trigo.

En 1794 ascendió a brigadier, tomando el control del San Ildefonso. , donde agrandaría su fama:


navío San Ildefonso

El comandante del navío San Ildefonso es una cabeza privilegiada; marino que nada tiene que envidiar al más engreído britano (Nicolás de Azara, embajador de España en Roma,).

Regresó enfermo a Cartagena con la escuadra del general Juan de Lángara, que trajo a España al príncipe heredero de Parma, después rey de Etruria, que había de casar con la infanta María Luisa de Borbón. Ya repuesto, pasó a la Mayoría General de la escuadra del Océano y luego a la escuadra del Mediterráneo.


Príncipe de Asturias

          A principios de 1797 se le concedió el mando del Príncipe de Asturias, con el que participaría en el combate en el cabo San Vicente, arbolando la insignia del general Juan Joaquín Moreno en la escuadra de José de Córdoba, que navegaba con baja visibilidad y en desorden.

El Príncipe de Asturias se portó eficazmente en el combate: retrasó la progresión de los británicos, salvó a los navíos Santísima Trinidad y Soberano de ser apresados e impidió igualmente que el Concepción y Mejicano fuesen batidos. En el Consejo de Guerra en que se juzgó la acción, sólo se habló de Escaño para alabar su conducta y el buen comportamiento de su barco, recibiendo por ello la Encomienda de Carrizosa de la Orden de Santiago (1799). También recibió de Napoleón, en nombre de la República, un brillante sable y un par de magníficas pistolas de la fábrica de Versalles.

          El nuevo destino de Escaño fue embarcarse de nuevo con Mazarredo al mando del navío Concepción al tiempo que reorganizaba la fuerza con que Mazarredo defendió Cádiz en 1799, la cual que sirvió para neutralizar a los navíos ingleses de Nelson que bloqueaban el puerto.

12 de mayo de 1799. Cuando la escuadra francesa del almirante Bruix embocó el estrecho de Gibraltar, los navíos españoles partieron de Cádiz en su seguimiento, determinada a emprender en solitario la expedición de Mahón, aunque un fuerte temporal a la altura del golfo de Vera obligó a buscar refugio en Cartagena para reparar los desperfectos. Con la llegada de los franceses a esta ciudad un mes más tarde, se formó una escuadra combinada que salió con dirección a Cádiz, y de allí dio la vela para Brest, donde fondeó el 9 de agosto, quedando bloqueada por los realistas vendeanos por tierra  mientras los ingleses lo hacían por mar.

Paz de Amiens de 1802

Con la Paz de Amiens de 1802, la escuadra regresó a Cádiz. Mazarredo sería depuesto del mando por discrepancias con el primer cónsul de Carlos IV, siendo relegado Escaño al Departamento de Cádiz.

Cesó en el Mediterráneo el ministro Caballero , siendo su relevo el general Grandallana, a quien Gravina llevó en presencia del Rey para decir al Monarca:

Señor, me creo obligado a hacer presente a un rey justo la injusticia que se ha cometido con el primer oficial de la Marina española, postergándolo en una promoción que acaba de publicarse; y, sin nombrarlo, V. M. y su ministro conocerán hablo del brigadier Escaño, tan digno de ceñir la faja, por lo que postrado a los reales pies no pido gracia sino justicia.

Dos días después de aquel encuentro, Antonio de Escaño, rayando en los cincuenta años de edad, fue promovido a jefe de escuadra en 1802. Se le destinó a Ferrol como comandante de los Tercios Navales del Norte para liquidar las cuentas atrasadas. Allí estuvo hasta febrero de 1805, cuando, declarada la guerra entre España e Inglaterra, Gravina pidió le incorporación de Escaño a la escuadra, primero al navío Trinidad y luego al Argonauta.

PACTOS DE FAMILIA

Estamos firmemente convencidos de que nada nos quedó por hacer; y que, en consecuencia, se salvó el honor (Gaceta de Madrid, 12 de septiembre de 1805).


vicealmirante Villeneuve

9 de abril de 1805. Aparece en Cádiz el vicealmirante Villeneuve con la escuadra francesa procedente de Tolón, levantando el bloqueo a Cádiz, y se incorpora a ella la división de Gravina con los seis mejores navíos españoles y una fragata, ambas escuadras transportando tropas de desembarco.

La escuadra combinada parte el día 10 y se dirige a la Martinica, fondeando en Fort-Royal el 14 de mayo, lo que atrae a las fuerzas inglesas de Nelson. El objetivo es regresar a Ferrol y a Brest con objeto de hacer posible el proyectado desembarco en Inglaterra.

Una vez conquistado el peñón del Diamante, en poder de los ingleses, apresan un convoy de dieciséis velas cerca de la isla Barbada. Al conocer que la escuadra de Nelson los sigue, Villeneuve, de acuerdo con Gravina, ordena regresar a Europa.

El 9 de junio y el 22 de julio, con niebla muy espesa, se entablan sendos combates, en el que se pierden el Firme y el San Rafael. En Inglaterra se publicó como una victoria, pero el almirante Calder fue separado del mando y juzgado en Consejo de Guerra.

El buen orden y disciplina fue debido en gran parte al mayor general Escaño (Federico Gravina).

Federico Gravina)

Villeneuve, fondeado en la ría de Ares, en El Ferrol, recibe orden de dirigirse a Brest, pero el 13 de agosto opta por llevar los barcos a Cádiz, donde entra el 20. Gravina, una vez conocido el parecer de Escaño sobre si atacar a los ingleses que bloquean el puerto o esperar su ataque en el fondeadero, encarga a su mayor el armamento de una fuerza similar a la ya empleada con eficacia en 1797, pero Napoleón lo desbarata todo al encargar a Villeneuve la salida urgente para Tolón.

8 de octubre de 1805. Se produce un Consejo de Guerra a bordo del Bucentaure, ocasionando que el día salgan los buques españoles a reñir  contra un enemigo muy superior. Gravina arbolaba su insignia en el Príncipe de Asturias y una consigna: pelear hasta morir.

A Escaño le correspondió ofender al enemigo por toda la banda. Gravina resulta herido y le ordena continuar sin descanso la pelea. En la refriega Escaño recibe el impacto de un astillazo en una pierna. Cuando le advierten que la sangre rebosa por la caña de la bota se limita a decir no es nada.

Escaño lucha hasta caer desmayado. Es bajado a la cámara sin sentido y, una vez hechas las primeras curas y reanimado, solicita volver a subir a cubierta, donde una vez más pierde el conocimiento. Exhausto, llama a consejo a los comandantes de los navíos próximos para acordar las medidas necesarias y tratar de socorrer a los navíos naufragados.

El Príncipe de Asturias está acribillado a balazos, particularmente en los palos mayor y mesana, y sin jarcias. No cesa el fuego, pero no se arría la insignia.

22 de octubre. Se logra organizar la retirada de buques y la suya propia, siendo tomado a remolque por la fragata Thémis, que lo entra en Cádiz. Una vez fondeados en Rota, Escaño manda hacer una salida, pero se frustra a causa del mal tiempo.


Santa Ana

23 de octubre. En la salida regresan con el Santa Ana y el Neptuno español.

Por estos hechos y en premio por su brillante modo de proceder, Escaño fue promovido a teniente general de la Armada. Sería aquella su última campaña marítima.

Mi bastón de mando, aquel que nunca se ha separado de mi lado se entregue en cuanto fallezca, al dignísimo general Escaño, como prueba pública de haberlo empuñado bajo mi nombre. (Federico Gravina).

LA INDEPENDENCIA

Qué importa que hayamos construido excelentes navíos y fragatas, si en la parte principal y más importante de la ciencia naval militar hemos adelantado muy poco o, por mejor decir, nada con respecto a nuestros enemigos (Antonio de Escaño)


Manuel Godoy

En 1807, Escaño fue designado por Manuel Godoy ministro del Consejo Supremo del Almirantazgo y, al mes siguiente, se le nombró individuo honorario de la Real Academia de la Historia.

Cuando se produjo la invasión napoleónica, se negó a jurar al rey intruso y rechazó varios destinos, entre ellos el ofrecido por el general Murat de mandar una escuadra que iba a llevar tropas de Ferrol al Río de la Plata, amenazado por una expedición inglesa.

La Junta Central Suprema y Gubernativa se instaló en Aranjuez en octubre de 1808, siendo Escaño secretario de Estado y del Despacho de Guerra. Más tarde fue nombrado virrey y capitán general de las provincias de Buenos Aires (1809), aunque Escaño pidió que se le eximiese de aceptar el cargo por hallarse la nación en peligro.

Tras la batalla de Ocaña, se nombró en 1810 un Consejo de Regencia de España e Indias, siendo Escaño uno de los cinco Regentes. Tras diversas escisiones internas, a Escaño se le mandó al reino de Murcia, aunque la orden no se hizo efectiva y continuó en Cádiz.

Todo mi consuelo y esperanza son las Cortes, de quien he sufrido tanto desdén.

En su retiro, continuó sus estudios hasta que el 11 o 12 de julio de 1814 murió de un ataque de apoplejía cuando estaba sentado a la mesa presto para almorzar.

Fue enterrado el día 13 en el cementerio general de San José de Extramuros. En el nicho se colocó una lápida en la que se esculpieron sus armas y un epitafio de Vargas Ponce:

Aquí yace D. Antonio de Escaño teniente general de Marina. Fue Regente del Reino. Por su valor y afabilidad, ciencia y rectitud, y por su perfecta hombría de bien, grato a todos y dignísimo modelo. Murió de sesenta y tres años, el de 1814. R. I .P..

En dos ocasiones posteriores sería cambiado de lugar. En 1978 se dispuso el traslado de sus restos mortales al Panteón de Marinos Ilustres, en San Fernando (Cádiz).

          El 15 de julio de 1814, el director general de la Armada mandó informar a Escaño de su nombramiento como capitán general de Cartagena. En 1815 su albacea, el brigadier Ramón de Herrera, recibió un oficio pidiéndole la remisión del manuscrito original del Tratado de Táctica Naval de Escaño, así como toda su obra inédita para perpetuar la buena memoria del teniente general, orden que el albacea cumplimentó el día 27 entregando los trece manuscritos que recoge Quadrado De-Roo en su Elogio.

calle Medieras

          En la casa de la calle Medieras de Cartagena, donde nació, puede verse una lápida con la siguiente inscripción:

El 5 de noviembre de 1832 nació en esta casa el gran táctico D. Antonio de Escaño y García de Cáceres, héroe de Trafalgar, teniente general de la Armada, ministro de Marina, regente de España e Indias, escritor y hombre altamente benéfico. Falleció en Cádiz el 11  de julio de 1814.

Ricardo Aller

FUENTES:

*dbe.rah.es/biografias/6824/antonio-de-escano-y-garcia-de-caceres

*armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/88cuaderno/Cuaderno88Completo.pdf

*regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,522,m,168&r=CeAP-599-PORTADA_CENTRO_AMPLIADO

*todoababor.es/articulos/bio_esc.htm

*bibliotecalectura18.net/d/critica-poesia-el-combate-naval-del-21-de-octubre-por-jose-mor-de-fuentes

*https://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/53357/C-001-087%20%2825%29.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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